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Era el primer día en el que Midoriya realmente sentía que se estaba acostumbrando a mirar el entorno que lo rodeaba. Su mente había comenzado a aceptar las siluetas cúbicas del suelo, casas, árboles y demás seres vivos.

Pese a eso, por la mañana, sus pensamientos se trasladaron a otro asunto.

Había cometido un asesinato. Solo pudo encontrar consuelo al reflexionar que fue en defensa propia y se trataba de un monstruo sin raciocinio.

Tal vez lo de anoche fue un preludio de lo que estaba destinado a experimentar. Sabía que en un futuro, donde cumpliera su sueño de ser héroe, llegaría una ocasión en la cual un villano solo podría ser detenido al quitarle la vida. El ejemplo más claro era All for One.

Meditó todo esto apenas se despertó. Aunque el sentimiento todavía lo atormentaba, no valía la pena lamentarse tanto por sus acciones en busca de su supervivencia. No podía cambiar lo que hizo.

Por eso, quería distraerse con cosas simples.

Hacía una hora que había salido de la casa en busca de una fuente de agua. Pospuso esto varias veces al estar ocupado con otros asuntos, pero ya era hora de averiguar si podía tomar agua a pesar de que nunca sintió sed ni otro síntoma de deshidratación.

Al encontrar el río que vio cuando vino por primera vez a la aldea, descubrió que el agua no contaba con toda la gran variedad de características físicas de la real.

A simple vista, por la falta de corrientes, parecía un bloque sólido a pesar de su transparencia. Su cuerpo y ropas sí podían mojarse, aunque se secaban en cuestión de segundos. No podía crear ondas en el agua al mover la mano dentro de esta, ni tampoco contenerla en sus manos. Y, lo más singular de todo era que, por más que lo intentara de distintas maneras, no podía beberla directamente.

Hasta el momento, eso era todo lo que podía aprender acerca de las características del agua en este mundo.

También aprovechó para bañarse en ese río, aunque, con todos los días que pasaron, nunca sintió su cuerpo sucio. Una vez salió del agua, como antes mencionado, su piel y cabello se secaron en unos breves segundos.

Otro punto a tener en cuenta era su ropa. Esta compartía el mismo caso anterior. Pese a tenerla puesta por tanto tiempo, no estaba sucia, no olía mal y, como mucho, tenía algunas arrugas.

Por último, estaba la ausencia de olores. Nunca lo pensó con detenimiento, hasta ahora; ninguno de los alimentos que consumió tenían olor. Esa cualidad también se presentaba en su propio cuerpo y prendas. Con esto, entendió que los olores no existían aquí.

No debía sorprenderse tanto con la información nueva que adquiría. Estaba en un mundo de fantasía; no era de extrañar que cada día descubriría algo singular e impensable.

 Estaba en un mundo de fantasía; no era de extrañar que cada día descubriría algo singular e impensable

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Llegando el mediodía, el adolescente se encontraba en los cultivos. La noche anterior, cuando se enfrentó al monstruo, se le terminó la última comida que había recolectado la primera vez. Pudo notar que, afortunadamente, los espacios vacíos que dejó cuando cosechó en esa ocasión habían sido rellenados con nuevos cultivos.

Pasos sobre cubos | Izuku en minecraftWhere stories live. Discover now