Ocho

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Fourth empezó a reírse con facilidad; la risa de Gemini era contagiosa y sorprendente. Dividió los dos diminutos compartimentos, ignorando su mirada cuestionante.

"Es el lubricante" dijo en voz baja, antes de que pudiese preguntarlo. "La última vez me destrozaste"

Sintió el fantasma de sus dedos en la cara interna de los muslos; dejó que le quitase el pantalón mientras intentaba leer la fecha de caducidad con los ojos entrecerrados.

"Me gustó destrozarte" dijo él con una sonrisa. Lo ignoró.

"Espero que esto esté bien. Lleva en mi cartera..." se paró a pensarlo "Ni siquiera me acuerdo de cuánto tiempo"

Gemini sonreía de nuevo.

"No te creo, putita"

"Calla" lo interrumpió. Abrió el preservativo y se lo puso.

Se extendió el lubricante en los dedos y se frotó las yemas para calentarlo.

Gemini dió un respingo en cuanto empezó a masturbarlo, despacio y firme. Fourth se quedó embobado enseguida mirando su boca abierta, los ojos cerrados con fuerza. Quería lamer los abdominales que se adivinaban bajo su camisa abierta, morder su boca llena. Pasó las manos por sus hombros anchos, inclinándose inconscientemente hacia él.

"Yo lo hago" susurró. Él negó con la cabeza.

"Quiero hacerlo yo"

"No. Tú te mueves como un maldito virgen"

Evitó que pudiera protestar trabando la boca en la suya.

"No, cállate" lo urgió, hablando contra sus labios. "Cállate. Si hablas pensaré en el error que estoy cometiendo"

Él sonrió. Sus manos le acariciaron el costado por encima de la camisa.

"Quítate esto" su voz era tan profunda que parecía un ronroneo "Quítatelo"

Sacudió la cabeza, sombrío.

"No"

"¿Por qué no?" probaba su clavícula con los labios, pero enseguida notó sus dientes marcándolo sin piedad.

Fourth apretó los labios. Sabía a lo que estaba acostumbrado Gemini; no había más que ver el aire burlón de los mechones que se le escapaban cuando pasaba su mano por su pelo, su sonrisa ladeada y la seguridad en sus caderas, en el movimiento de sus hombros y el ladeo de su cabeza.

Gemini se acostaba con mujeres increíblemente atractivas. A menudo. Estaba seguro de ello.

Y estaba seguro de qué no iba a encontrar si se quitaba
la camisa.

Respiró profundamente, y sintió un desagradable escalofrío en la nuca.

No eres suficiente, se dijo a sí mismo al instante, y si no te das prisa, se dará cuenta.

Gemini no le prestaba atención a su expresión; deslizaba los labios por su hombro como si hubiera nacido para ello. Tiró del cuello de su camisa un poco más. La costura empezó a hacerle daño al otro lado del cuello.

"Para" murmuró. Gemini se humedeció los labios, pero obedeció.

"Quiero que te quites esto" insistió, sin apartar la mirada de su cuello.

Negó con la cabeza.

"No"

"Si tú no te la quitas, yo tampoco me quitaré la mía"

"Bien"

Gemini lo miró sorprendido por primera vez.

"Te encantan mis tatuajes, putita. Yo lo sé y tú lo sabes"

F | geminifourthWhere stories live. Discover now