3: El proyecto de Malcolm.

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El timbre de final de clase me hace agobiar un poco, tengo una clase más antes de la hora del almuerzo para ir hacia Harkabe por mi estúpido proyecto

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El timbre de final de clase me hace agobiar un poco, tengo una clase más antes de la hora del almuerzo para ir hacia Harkabe por mi estúpido proyecto. Odio cuando el idiota profesor hace que haga lo que no quiero hacer ¿Por qué no simplemente me da un maldito tema como al resto? No, claro que no, ese psicópata siempre va un paso a delante. Resoplo con fuerza mientras avanzo por el pasillo junto a Stevie quien va a mi lado en silencio, tal vez está pensando un poco en la clase que acabamos de tener, o no se. A veces me es más complicado leer una mente como la suya que una mente como la de Reese.

Y hablando de Reese, lo vuelvo a ver, esta vez está coqueteando con una chica quien parece tener una cara de fastidio, yo la tendría si un tipo como Reese se me acerca de esa forma y yo fuera una chica como ella. Da igual. Pasamos directo hacia el pasillo interior donde ya no hay más Reese coqueteando con chicas.

— Está vez... Parece que todo... Irá mejor. — musito mi mejor amigo. — Estoy... Estudiando más... Profundo.

— A mi ni siquiera me ha dado un tema, iré hoy a su oficina a la hora del almuerzo ¿Puedes cree que...?

Reese pasa a mi lado empujando mi hombro con brusquedad ¿Otra vez? ¿Ahora que le sucede a este idiota? Me excuso con Stevie para ir a ver qué le sucede a Reese está vez. Mi amigo no dice nada, solo asiente y yo me marcho. Sigo los pasos de mi hermano mayor quien por su aspecto de hombros rígidos puedo notar que está muy pero muy molesto. Nuevamente entra al baño y como la vez pasada ahuyenta a los chicos que están ahí, ellos salen despavoridos y yo entro cerrando la puerta detrás mío.

Está mirándose al espejo, inspecciona su rostro donde puedo ver una herida leve en la ceja y también la marca de dedos en su mejilla. Ahora me pica la curiosidad por saber cómo terminó así. No me acerco, me quedo simplemente parado detrás suyo recargado en la puerta de un cubículo a lazar. Observo con detalle su tarea de lavar la herida leve y echarse agua en la cara para despejarse.

— ¿Y bien? — me atrevo a preguntar.

— No sabía que Lissa estaba saliendo con el maldito capitán de básquet. — se queja. — Me tomo desprevenido pero la próxima vez le partire los huesos. — apuñala la baldosa del lavabo.

— Oye déjalo así, meterte en problemas te llevará a detención y a qué mamá se enteré de esto.

— No me importa. — su rabia se nota y yo no soy quien para detenerlo.

— Bien, como quieras. — saco de mi bolsillo una bandita y se la dejo en el lavabo. — Me voy, aún tengo clases.

[...]

La oficina del profesor Harkabe tiene una plaquita en la puerta con su nombre, y créanme cuando les digo que la sensación fría ahí es peor que la de una miserable vida adolescente, se respira pura maldad. Cuando llegue, la puerta estaba abierta y apenas puse un pie dentro, salió corriendo una pobre chica llorando a mares, sin detenerse si quiera a verificar la puerta o si alguien está a mitad del camino para hacerla caer. Y el profesor parece tener una enorme sonrisa de satisfacción y esos ojos brillando con hambre de seguir aterrando gente. 

— Ah, Malcolm.—  musita mi nombre de forma suave y juguetona.  —Has esperado con paciencia que te asigne tu proyecto y hoy... tu paciencia rinde frutos. 

Tomo asiento delante suyo, en una de las sillas vacías del escritorio. Lo veo hurgar entre su cajón derecho unos escasos diez segundos, luego vuelve a enderezar su porte arrastrando consigo una gorra deportiva en color negro que me extiende. Es una gorra bastante fea y sin gracia, ¿Ahora te dedicas a vender souvenir por la visita a tu oficina del terror? Ni siquiera es buen negocio incluso si lo piensas.

— Toma. —y yo la agarro un poco confundido. 

— ¿Qué es esto?

—  Lo que tienes es una cámara de vigilancia. — vaya, eso sí es sorprendente. — La lente está en el bordado y el video se trasmite vía inalámbrica hasta esta grabadora digital. —  me extiende el aparato. 

— ¿Qué debo hacer con ella? — la tomo con un poco de desconfianza. 

— Llevaras a cabo en secreto, un estudio minucioso de una mente desviada.—  Harkabe se inclina sobre su escritorio para darle traumatismo .— ¡La mente más retorcida a nuestra disposición! 

¿Qué?

— Una mente incapaz de diferenciar entre el bien y el mal ¡Un engentro...!

— ¡Esta hablando de mi hermano! — exclamo, apenas encajando la descripción detallada que Herkabe me da. 

— Sí. — contesta obvio. 

— ¿Y quiere que lo filme secretamente? — levanto la gorra, mostrándome inconforme con hacer algo como eso a Reese. 

Herkabe se para. 

— Cerca de ti se relajará, bajará la guardia.  —comienza a caminar al mueble escasamente dos metro a su lado. — Empezara a hablar de sí mismo, estos expedientes disciplinarios no revelan nada del verdadero Reese.  —deja caer al escritorio una pila de expedientes que saco del mueble. 

— Lo que me pide es tan enfermizo como en cien niveles diferentes. 

— Tienes siete días. 

Alguien a quien amar [Wilkercest]Where stories live. Discover now