8: El experimento de Milgram.

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Ajuste mi mochila, mamá siempre nos hace usar cosas de segunda mano y el problema de estás es que siempre se rompen con facilidad

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Ajuste mi mochila, mamá siempre nos hace usar cosas de segunda mano y el problema de estás es que siempre se rompen con facilidad. Mi mochila costo dos dólares ¿Qué garantía de durabilidad tiene eso? Hastiado, me dirigió hacia la cocina para tomar al menos algo de leche del embase y salir a la escuela, hoy tengo clase con el maldito profesor Herkabe y eso no me tiene de mal humor. Apenas llegó a la cocina me paro en seco, sorprendido, de ver a Reese con el delantal puesto y preparando quien sabe que cosa.

— Buenos días. — musito un poco extrañado por la escena.

— Estoy haciendo waffles, siéntate. He preparado varios para ti. — obediente, tomo asiento. Prontamente un plato con tres waffles se posa delante de mi.

— Reese. — sonrió en grande.

— ¿Jugo o café? — levanta la cafetera y la jarra. Bien, oficialmente estoy encantando y sorprendido.

— Jugo. — me sirve en una tasa jugo de naranja.

Luego lo veo sentarse a mi lado para desayunar juntos. Nuevamente el desayuno está colmado de anécdotas de Reese, sobre cosas, sueños, música, películas, sobre todo y nada. Es bastante agradable desayunar con una compañía como Reese, si mi yo del pasado escuchará eso juro que habría creído que al fin me volví loco. Pero no. La versión de Reese que solo me muestra a mi, se esta volviendo mi favorita. No puedo evitar sonreír todo el tiempo, escucharlo, contemplar cuando sus ojos brillan al hablar de algo emocionante para él.

El desayuno termina demaciado rápido para mí gusto, levantamos todos, tomamos nuestras cosas y salimos de la casa hacia la calle para ir a la escuela. El trayecto es agradable, me cuenta que esa tarde irá de nuevo al hoyo de los deseos para agradecer sobre la amistad que hay entre nosotros, parece feliz de compartir conmigo, yo estoy feliz de escucharlo.

Terminamos llegando a la preparatoria nuevamente más rápido de lo que me gustaría. Nos separamos para ir a clases, yo busco a Stevie entre la multitud, cuando lo encuentro ambos nos adentramos a los pasillos para ir al salón. Stevie me abordar preguntando porqué mi cara sonriente, tocó mis mejilla solo para darme cuenta que efectivamente he estado sonriendo todo ese tiempo ¿Sería raro si le digo que el motivo es mi hermano Reese? Mejor no digamos nada.

Nos adentramos al salón donde el resto de compañeros están presentes para tomar la clase. Por desgracias la primera toca con Herkabe quien no hace las cosas más fáciles para nadie, es como una meta que se propone todos los días el incomodarnos cada vez más. El profesor llega inmediatamente para tortura de todos. Y la clase comienza.

Con casi dos hora la clase con Herkabe se puso tediosa, esta vez estaban presentando los trabajos del proyecto escolar que el profesor pidió, entre ellos paso Stevie que tenía una eterna media hora hablando sobre la introducción de su proyecto, teniendo a toda la clase abrumada en una nube de eterno aburrimiento como si la clase por sí sola no fuera lo suficientemente pesada. Dio vuelta a la hoja intentando empezar con el primer capítulo una vez termino de leer sobre el primer párrafo de introducción, por fortuna Herkabe nos libró de estar cerca de tres horas escuchando la primera hoja de capitulo. 

— Bien hecho, Stevie. Creo que todos entendimos el concepto. 

Stevie lo miro mal, tomo las ruedas de su silla y se empujó de regreso a su lugar en la primera fila junto a mí. 

— Ahora.— continuo el profesor.— Solo nos queda tiempo para una presentación más. .— camino en mi dirección.— Y nuestro amigo Malcolm...— me arrastro con todo y mi silla hasta el frente de la clase.— Nos fascinara con una sesión del experimento de Milgram. 

— ¿De Milgram?— pregunte confuso.— ¿Qué es?

— Oh, algo que no sabes Malcolm.— se jacto. — Milgram mostro el poder de autoridad de un hombre con bata blanca que pidió a otro que le aplicara descargas eléctricas a un tercer sujeto. 

Lo mire fijamente.

— Milgram comprobó que las personas obedecían ciegamente a una figura de autoridad, aunque esto signifique lastimar a un inocente. 

— ¿Pues qué hace?— volví a preguntar confundido e inquieto.

— En nuestra versión la persona será sustituida por un familiar muy cercano y la descarga eléctrica será reemplazada con un devastador trauma emocional.— concluyo. 

No puede ser.

— Veamos.— el maldito de Herkabe reprodujo la cintra de grabación delante de toda la clase. En primer plano estaba Reese llamando gatitos del cielo a las nubes.— Es alarmante ¿No? que tu propio hermano sabiendo bien que esa clase de escándalos y chisme los obligara a correr al jardín y esparcir esto por la escuela como un incendio forestal. 

— ¡Oiga eso no...!

— Malcolm, estoy en clase.— me interrumpió. Y volvió a poner play. 

Está vez el fragmento editado de mi diciendo que explote a Reese se reprodujo delante de toda la clase, los murmullos odiosos de desagrado se volvieron colectivos en mi contra. 

— ¡Nunca dijo que iba a grabarme! — exclame con brusquedad en dirección a Harkabe, furioso por esa traición. 

— Nunca le dije que iba a grabar. — se sostuvo el mentón, simulando analizar. Y volvió a poner play con otro fragmento de Reese quien le hablaba al hoyo de los deseos. 

La clase jadeo. 

— ¿Perturbador no? — menciono el profesor, mis compañeros me miraban con desaprobación. — Ahora, nunca sabremos si nosotros haríamos eso a un ser amado solo porque un hombre con bata de laboratorio nos lo ordena, lo único que si sabemos... es que Malcolm lo hizo.— me señalo con el índice. 

Silencio. 

— Mañana Katie presentara el desorden de estrés postraumático con las moscas.— finalizo la clase Herkabe. 

Ese maldito hijo de perra.

Alguien a quien amar [Wilkercest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora