6: El hoyo de los deseos.

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Estoy sobrepasando los límites, lo sé y soy conciente de ellos cuando voy caminando a lado de Reese hacía la calle Jefferson al dichoso árbol del hoyo de los deseos

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Estoy sobrepasando los límites, lo sé y soy conciente de ellos cuando voy caminando a lado de Reese hacía la calle Jefferson al dichoso árbol del hoyo de los deseos. En primer lugar, no tuve que haber aceptado pero lo hice por fines académicos ¡¿A quien engaño, soy un cotilla?! Termine accediendo para complacer mi curiosidad excusándome al decir que era por comprender más a Reese cuando claramente Reese en incomprensible.

Caminar por el vecindario es tranquilo, es casi noche, de hecho hay una feria cerca y estaría genial ir un rato pero estoy más tenso esperando conocer el lugar secreto e íntimo de mi hermano mayor. Algo que no debería pero pasará.

Reese me jala un poco y cruzamos la calle hacia un lote baldío donde hay una casucha vieja abandonada colindando a la derecha. El árbol está justamente a mitad del lote baldío y algunas ramas ya están secas, justamente a la altura de la cara de Reese está un hoyo.

— Solo tienes que acercarte y hablar. — me explica con esa maldita sonrisa suya.

¡Deja de hacerlo! ¡No me sonrías así! ¡¿No vez que soy un cabron contigo justo ahora?! Me trago la bilis apretando mis labios en una línea tensa simulando una sonrisa.

— Házlo tu primero. — le pido.

Veo que se inclina hacia el poso, mi gorra está gravando directamente el momento y no puedo sentirme más asqueado por esta estúpida situación, pero lo estoy y quiero vomitar porque soy un cabron que no debería de estar haciendo nada de esto. No debería pero lo hago y no me detengo. Y Reese parece feliz hablando con ese estúpido agujero soso en el árbol.

— Deseo que Malcolm y yo seamos amigos para siempre. — y mi corazón se estruja al escucharlo.

¡No! No deberíamos ser amigos nunca porque los amigos no hacen esto y mucho menos los hermanos pero esto Reese no lo sabe y bajo su ignorancia quiere seguir contando conmigo. Luego me doy cuenta que, Reese es rudo y malo pero tiene ese lado suave y lindo que nadie puede ver. Ahora me siento más culpable que nunca.

Sus brazos me toman de la cintura y me sostiene un poco más hacia arriba, para poder alcanzar mejor el hoyo de los deseos. Y mi corazón vibra cuando siento el calor de su cuerpo pegado al mío. El hoyo no tiene gracia ni mucho menos chiste alguno, estoy más concentrado en sentir los trabajados brazos de mi hermano tomándome de la cintura y apretándome hacia arriba con el afán de hablar en su cajita de deseos secretos. No tengo corazón para no hacerlo y por primera vez en la vida mi caparazón se rompe en mil pedazos con esas simples acciones. Quería conocer a Reese y lo estoy haciendo, me está enseñando, se está desnudando delante de mi.

— También deseo estar para siempre con Reese. — digo. Y no se si sea algo interno o externo pero juro que sentí mi estómago vibran con algo nuevo y desconocido.

Finalmente me baja, puedo ver esa sonrisa dulce a la cual parece que debo acostumbrarme, finalmente quita sus manos de mi cintura alejándose, dejando un frío espacio entre nosotros. No le digo nada pero comparto una sonrisa con él y la idea de ir a la feria de aquí cerca a divertirnos un poco. De pronto, las cosas entre Reese y yo se sienten diferentes.

Cuando llegamos a la feria nos encontramos con una multitud cerca del escenario principal instalado en un jardín delantero de la casa de los Pitterson. El bonachón hombre bigotón que habla por el micrófono dice que una pequeña banda hara algunos covers de canciones famosas, todos se animan aplaudiendo a la banda que pasa, son cinco chicos como de la edad de mi hermano mayor Francis.

Ellos son entregados a su publico, saludan, animan y se acomodan para tocar la primera pieza que abre el show con ellos, Somebody to love de Queen, entrañable para todos e incluso para Reese quien está animado coreando también la canción. Me vuelvo a sorprender, porque jamás me había detenido a preguntar que tipo de música le gusta o si escucha pop o rock o blues. Ahora se, que le gusta Queen o al menos se sabe una canción de ellos. Lo está disfrutando.

No puedo dejar de verlo, sorprendido por esa versión que me muestra, es como un acercamiento genuino de su parte pero no del mío aunque no quiera reconocerlo. Su perfil es varonil pero de aspecto juguetón, tiene esa sonrisa brillante y esos ojos chispean de alegría cuando realmente disfruta algo. Esta versión de Reese me gusta, porque es agradable e incluso me invita a querer saber un poco más de él aunque se que es mi hermano mayor.

Siento su mano deslizarse hacia la mía y tomarla entrelazando nuestros dedos, me asusto un poco brincando en mi lugar, luego miro a mi alrededor para darme cuenta que los fanáticos también están tomándose de las manos para mostrar apoyo a la banda mientras corean la canción. Es cálida... Su mano, su sonrisa y la canción.

Alguien a quien amar [Wilkercest]Where stories live. Discover now