11: Confesiones y secretos.

293 45 0
                                    

Tengo un plan, un plan que me costara muy caro pero lo hare, estoy decidido y lo hare por Reese, es lo mínimo que puedo hacer para obtener su perdón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tengo un plan, un plan que me costara muy caro pero lo hare, estoy decidido y lo hare por Reese, es lo mínimo que puedo hacer para obtener su perdón. Tome una tapita tirada en el suelo y lance de forma discreta hacia el costado de un sujeto sentado en la jardinera, inmediatamente el chico pensó que el chico a su lado fue quien lo golpeo, lo que inicio un intercambio de golpes que se intensificó cuando grite ¡Pelea, pelea! la multitud de estudiantes se aglomero alrededor de ellos e incluso el profesor Herkabe salió de su oficina para intentar detener la pelea. 

Me cole de inmediato a la oficina solitaria y cerré la puerta con pestillo, tomando incluso una silla que coloqué como barrera en el pomo de la puerta para evitar que la pudieran abrir con un empujón cuando se hiciera una estampida furiosa que va directo hacia mi cabeza, me van a odian lo se muy clarito. Me senté en el escritorio de Herkabe y encendí el micrófono que estaba conectado a los parlantes de toda la escuela. Es ahora o nunca, ya no me puedo echar para atrás y tampoco pienso hacerlo.

— Hola estudiantes del colegio North, les habla Malcolm. — la revuelta se detuvo para escuchar por los parlantes lo que decía. — Todos saben la horrible cosa que le hice a mi hermano Reese. Y quiero disculparme públicamente por convertirlo en un hazmerreir. 

Mis nervios flotaron. 

— Jamás debí exponer sus secretos, y no puedo hacer volver el tiempo. Lo que sí puedo es nivelar la situación. 

Mi corazón está acelerado. 

— Soy gay, me gusta un chico. Me gusta mucho. Y cursimente comparto la canción somebody to love de Queen, con él.

Me gustas, Reese.

— Y ya que admiti eso, soy un hazmerreir, como Reese. Por desgracia eso no me protege del resto de la escuela entonces me veo obligado a bajar a todos a nuestro nivel. 

Saque los expedientes escolares y los pongo sobre la mesa, abriendo el primero. 

— Examinemos el expediente permanente de todos, veamos.— comienzo.— David Gavernati, no trabajo en una construcción este verano, fue a un campamento de teatro. Sherie Ladams, no está en gimnasia esta semana porque su herpes no ha mejorado. Sophi Anthin, moja la cama todas las noches en los exámenes finales. Lesslie Alberth falsifico la firma de sus padres para operarse la nariz... 

[...]

El mes de suspención y la casi expulsión fue la parte más suave después de que me atrapara la horda de gente violenta que casi me despedaza después de leer todos los expedientes estudiantiles. A mamá casi se le salen los ojos de las cuencas cuando me grito todo el camino a casa por mi deplorable comportamiento. Lo bueno de esto es que Reese me perdono y parece tener una sonrisa bonita otra vez en ese rostro, volvió a ser dulce conmigo y mostrarme la versión que me gusta de él. La puerta de la habitación se abre dejando ver a Reese sonriente, entra y cierra la puerta detrás suyo aún sin dejar de mirarme.

— Mamá y papá llevaron a Dewey al golfito. — informo. Yo me puse nervioso de pronto por estar solos desde mi confesión por la mañana.

— Está bien. — estoy sobre la cama, me tiemblan las piernas, es bueno no estar de pie o me caería de boca.

— Entonces...

— Entonces... — mi corazón se acelera cuando lo veo avanzar hasta mi, deteniendo su paso delante mío.

— Eso que dijiste en la oficina de Herkabe ¿Tiene algo de verdad?

— Tiene todo de verdad. — admito. Su sonrisa se ensancha y yo no puedo estar más nervioso de verlo. — Reese.

Él simplemente me jala para pararme, me envuelve entre sus brazos y me besa de la forma más dulce, tierna y suave que jamás me hayan besado antes. Me sostiene de la cintura con sus manos grandes y esos brazos fuertes se enroscan con posesividad, eso me hacen sentir tan querido. Quiero preguntar cómo, cuando, dónde, en que momento o por qué, pero me dedico el mayor del tiempo en seguir el beso a Reese porque se siente tan bien y sabe tan rico.

Finalmente nos despegamos cuando ya sentimos la boca dolorida, estoy sonriendo como un bobo, lo se, pero no me avergüenza porque Reese me mira como si fuera la octava maravilla del mundo. Puedo verlo, puedo ver a través de sus ojos como me mira. Pega su frente con la mía, mientras cerra los ojos y suspira.

— Le pedí al poso de los deseos a alguien a quien amar. — abrió sus ojos y me miró de forma encantadora. — Y ya lo tengo.

Dejo un casto beso en mi boca.

— Yo también lo tengo. — lo abrace con fuerza, no queriendo que nadie me lo quite de nuevo de mi lado.

— Me gustas.

— Tu también me gustas.

Alguien a quien amar [Wilkercest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora