9: Enfrentando al mounstro.

222 34 1
                                    

Busque a Herkabe en el estacionamiento después de que sona la campana del final de las clases, por fortuna alcance verlo subir a su estupido auto viejo y destartalado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Busque a Herkabe en el estacionamiento después de que sona la campana del final de las clases, por fortuna alcance verlo subir a su estupido auto viejo y destartalado. Apenas lo detuve antes de que encendiera el motor, pero tenía la ventanilla cerrada, con condescendencia me miró como si yo fuera un insecto o algun animal rastrero indigno de estar delante de él. Eso aumento más mi cólera contra el maldito hombre.

— ¡Oiga! me hizo quedar como un mal hermano. —le reclame con voz dura.  —¡Me engaño!

Herkabe bajo el vidrio de la ventanilla.

— ¿Yo te engañe? ¿Insinúas que yo, humilde administrador docente con un pésimo salario podría enfrentarme al grande y poderoso Malcolm? — dijo sarcástico, con la burla flotando en su cara. — ¡Jamás subestimes a tu adversario!

Me señalo con el dedo.

— Podrás sentirte superior moral e intelectual, pero esto demuestra que no lo eres. —regreso la mano al volante.— Ambos jugamos y yo gane. 

Encendió su estúpido auto y se marcho. Maldito perro hijo de... A lo lejos ví a Reese saliendo de la escuela a paso apresurado sin mirar a nadie, parecía muy molesto, sus fuertes pisadas demostraban que si o si iba a matarme cuando me viera en casa o en cualquier lugar. Iba a matarme y me lo merezco con creces por hacer lo que le hice. Incluso yo mismo me golpearía, lo acepto. Corri todo lo que puede para tratar de alcanzar su paso, lo hice, pero solo para apenas rozar su hombro cuando fue violentamente empujado contra el pedimento de la calle sucia. Me mira desde arriba, estoy preparado para ver venganza en sus ojos verdes pero en lugar de eso solo veo tristeza, traición, dolor... Decepción.

Y eso duele más que un golpe, una herida o palabras.

Él reanuda su paso y yo no tengo intensión de volver a seguirlo porque al menos merece un poco de espacio, comprendería si no quiere hablarme unos días. Lo aceptó. Me siento tan mal, mi pecho parece estar pasando por un denso tormento que vuelve todo más doloroso e incluso, pareciera que el color se marchó junto a Reese.

Me pongo de pie, con la intensión de seguir mi camino hacia otro lado, a dónde me lleven mis pasos, a dónde me lleve mi corazón agitado de angustia. Cargo con la mochila en la espalda pero el peso en mis hombros es más denso. Lo he arruinado, arruine algo bonito solo por no ponerle freno antes, Herkabe me engaño pero fui yo al final de cuentas quien le dió el material para hacerlo.

A lo lejos, veo el parque que queda al otro lado del vecindario, está descuidado, con el pasto seco, los columpios rotos, el tobogán oxidado, las flores ni siquiera florecen y los árboles se han encargado de dejar una gruesa colcha de hojas por debajo. Siempre había visto este parque pero jamás lo noté tan deprimente como hasta ahora. Aún así, mis pasos me llevaron hasta ahí, termine sentandome en una banca al otro lado de la banca ocupada por un vagabundo.

Quiero llorar, siento el corazón adolorido y no se porque debería afectarme tanto hacer algo así cuando Reese ha hecho cosas peores. Peores a otros, no a mi. Irremediablemente la primera lágrima cae, luego de ella es más fácil que rueden las otras. Lo hacen. Cómo cascadas que al fin se desbordan, arrastrando consigo tanto sentimiento que no sé canalizar.

A los lejos comienzo a escuchar esa canción, la canción, y no puedo evitar llorar más fuerte, derramar cada gota que se siente amarga cuando fluye. Me recuerda a Reese, me recuerda a él, a su sonrisa, a sus ojos verdes brillantes, a su forma suave de ser, a su forma ruda de actuar, a sus charlas, a sus secretos, a su forma de ver la vida, ese deseo de la versión dulce, la consideración, la amabilidad, sus atenciones, su canción, nuestra canción.

Miro hacia arriba, es doloroso. Porque hay gatitos del cielo mirándome, acusadores por lo que he hecho.

Somebody to love, ni siquiera me había dado cuenta que encaja también con Reese porque a pesar de su fachada ruda, él solo está buscando a alguien a quien amar. Es todo. Y eso parece traer consigo una epifanía que me golpea tan fuerte, que casi me noquea.

— Me gusta. — susurro.

Todo parece cobrar sentido, todo parece encajar de nuevo. Lastimarlo me hizo darme cuenta que... Me gusta, quizás no sea todavía amor, pero me atrae y eso es indiscutible. Rápidamente me paro de la banca tomando mi mochila y comenzó a correr a gran velocidad a casa, ahora es como si viera el mundo por primera vez y eso me asusta pero no saben cuan emocionado me pone. Me gusta, Reese me gusta. Y no puedo evitarlo porque caí irremediablemente entre sus garras sin si quiera darme cuenta o de si quiera él ser conciente. Solo me atrapó. ¡Y ese siente de puta madre!

Alguien a quien amar [Wilkercest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora