uno

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Su corazón latía eufórico y la adrenalina estaba por las nubes. El público aplaudía animado tras la actuación que acababa de presenciar. Suspiró y con pasos seguros cruzó la pasarela mientras chocaba las manos de la gente que se encontraba en el foso. Se acercó a Chenoa, la presentadora, con una sonrisa enorme y todos los nervios del momento se esfumaron. Chenoa le hizo una breve entrevista y la animó a sentarse en el sofá junto al resto de concursantes. 

La gala trascurría conforme los concursantes iban actuando. Ella estaba tan metida en su mundo que apenas podía prestarles atención pero, de pronto, divisó una figura varonil en medio del escenario que enseguida reconoció. Miraba hacia abajo, su media melena no le permitía fijarse bien en su rostro pero por como sacudía su cuerpo podía imaginarse que los nervios le recorrían todo el cuerpo. Segundos después la música comenzó a sonar y por fin levantó la mirada, empezó a cantar y moverse por todo el escenario. 
Ella no dejaba de mirarlo, era como si una especie de magnetismo la atrajese hacía él.

El publico estaba totalmente entregado con aquel chico, lo animaban y respondían a su entusiasmo. La actuación terminó y los aplausos no tardaron en llegar. Segundos después, cruzó la pasarela sonriente y se dirigió a la presentadora. Tras la pequeña entrevista fue a tomar asiento junto a los demás. Ella pudo notar como se acomodaba en el sofá de arriba justo en el mismo sitio que ella y como automáticamente todo su cuerpo se tensó. 

Las actuaciones de sus compañeros terminaron, por lo que era el momento de decidir quienes entraban a la academia y quienes, por el contrario, se quedaban a las puertas. El jurado empezó a valorar a los concursantes, haciendo cruzar la pasarela a la gran mayoría. Llegó su turno y con los nervios recorriendo cada parte de su cuerpo, se levantó para escuchar lo que uno de los miembros del jurado tenía que decirle. El uruguayo sentía que el corazón iba salirse de su pecho en cualquier momento, apenas podía concentrarse en lo que el jurado le estaba comentando. No fue hasta que escuchó aquella frase que su cuerpo se relajó y una sonrisa de alivio se dibujó en su rostro. Sus compañeros lo abrazaron y corrió a reunirse con los demás que ya se encontraban en el escenario. 

Ya eran pocos los que quedaban en los sofás y muy pocos los que tenían opción de entrar a la academia. Lucas tenía buena relación con todos, aún no había forjado ninguna amistad pues era poco el tiempo que habían compartido juntos pero, si había conseguido cogerles un gran cariño.
El jurado llamó a Naiara y su mirada se centró en ella, apenas habían hablado desde que se conocieron pero le agradaba mucho. Tenía un sentido del humor parecido al suyo e intuía que podían llegar a ser grandes amigos si conseguía entrar. El jurado valoró muy bien su actuación y la invitaron a cruzar la pasarela lo que alegró mucho al uruguayo. Cuando la morena llegó al escenario todos la abrazaron y sus miradas se cruzaron. Él le dedicó una sincera sonrisa felicitándola a lo que ella respondió de la misma manera.  

Las valoraciones continuaron hasta que finalmente los 16 concursantes cruzaron la pasarela. 
Tras terminar la gala los llevaron directos a la academia, la que sería su casa durante tres meses, en el mejor de los casos. Naiara estaba eufórica a la vez que intrigada por la experiencia que estaba a punto de comenzar a vivir.  

Recorrieron la academia de arriba abajo, no dejaron rincón por descubrir pero el cansancio pronto se hizo presente y muchos de ellos decidieron ir a la habitación e ir eligiendo camas para poder descansar. Naiara fue rápida y escogió una de las camas de abajo. Se acostó dispuesta a dormir lo más pronto posible pero la euforia que aún sentí por todo su cuerpo no se lo permitía, así que tras estar dando vueltas en la cama demasiado tiempo, decidió salir a tranquilizarse un poco. 

Fue a la cocina a por un vaso de agua y seguidamente se dirigió a la terraza, era la estancia que más serenidad le había trasmitido de toda la academia. Al entrar pegó un saltito pues no se esperaba que alguien estuviera allí, sentado en uno de los sofás. Tardo poco en descubrir quien era, pues esa melena podía reconocerse a kilómetros. 

Una vida para amar || LunaiWhere stories live. Discover now