dieciocho

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La mañana tan ajetreada de firmas se les pasó volando pero el cansancio también se hizo presente cuando al llegar al ave Naiara tardó segundos en quedarse dormida en el hombro de Juanjo. Habían vivido unas horas de demasiadas emociones y estaban exhaustos pero debían mantenerse con energía ya que al volver les esperaba el segundo pase de micros de la gala nueve. 

Una vez en la academia Naiara sentía que se la iban a comer los nervios, tenía miedo de lo que pudiera pasar y de que las promesas de Lucas se quedaran simplemente en eso, en promesas. Lo buscó con la mirada por toda la estancia pero no consiguió encontrarlo, algo que la extrañó, pues el resto de compañeros ya se encontraban allí. Paul corrió a abrazarla en cuanto la vio, se notaba eufórico por todo lo ocurrido. 

—¡Menuda locura, Naiara! Eso estaba a reventar, ha venido muchísima gente. —le contó ilusionado. 

—A la nuestra también, ha sido increíble. —contestó la morena pero su atención estaba puesta en otra cosa. 

—No sé como voy a actuar ahora, va a ser imposible que me concentre. 

—Lo harás y te va a salir genial, ya lo veras. —la chica volvió a echar una ojeada sin ningún éxito. —¿Has visto a Lucas?

—Estaba aquí hace un momento. Debe haber ido al baño o a cambiarse de ropa. 

—Voy a buscarlo. —Paul le guiñó un ojo con una sonrisa cómplice. 

Naiara se encaminó al vestidor pero no hubo rastro de él, entró al baño pero obtuvo la misma respuesta. ¿Acaso estaba intentando evitarla? Resignada y algo molesta, fue a la sala de ensayo a practicar su actuación. Al entrar se sorprendió al verlo en uno de los box, cabizbajo y de espaldas a la puerta. Sin pensarlo se acercó hasta allí y al abrir la puerta le sorprendió escuchar la canción que ambos habían cantado en la gala cinco. Lucas se giró al oírla entrar y ella se quedó aún más perpleja cuando vio como las lágrimas caían de sus ojos. Dudo unos instantes pero finalmente se acercó a él y lo envolvió en sus brazos, él se aferró a ella con fuerza. La morena había imaginado su reencuentro de mil maneras distintas pero nunca de aquella forma. El corazón se le encogió y pensó en lo peor, a lo mejor sus lagrimas eran de arrepentimiento, quizás se dio cuenta de que seguía enamorado de Claudia y ahora no sabía como decírselo. 

—Lucas ¿Qué ha pasado? —preguntó ella separándose de su cuerpo. 

El uruguayo levantó la mirada y la clavó en la de ella. Entonces lo vio, el arrepentimiento y la culpa se hicieron visibles en sus ojos y ella sintió como el mundo se le caía encima. Había confiado en él, había creído en ellos con ilusión pero no había servido para nada. En cuestión de horas todo se había ido a la mierda. 

—Naiara...

Quería explicarle lo que había pasado pero por mucho que lo intentaba no era capaz de encontrar las palabras. El miedo le calaba los huesos y su mirada de decepción se le había clavado tan hondo que simplemente no pudo. Sabia que debía hacerlo, que le debía una explicación pero no era el momento, los estaban grabando. Además, primero debía aclarar su mente para así poder contarle todo tal cual pasó.  

—Hablemos luego, donde siempre ¿si? Te prometo que no ha pasado nada de lo que estás pensando. 

Lucas habló en un susurro y pudo divisar un pequeño destello de luz en su mirada que le dio esperanzas pero enseguida se desvaneció. Ella asintió con la cabeza y se marchó dejándolo con una sensación de vacío insoportable. 

El pase de micros fue bastante bien, al parecer la adrenalina de las firmas los había ayudado a darlo todo en las actuaciones sorprendiendo gratamente a los profesores. Sin embargo, Lucas y Naiara no podían decir lo mismo, habían estado bastante distraídos durante sus presentaciones. Por mucho empeño que pusieron, en su cabeza solo había sitio para esa charla en la que Lucas debía sincerarse y en la que Naiara tomaría una decisión definitiva. 
Tras cenar y darse una ducha Naiara se dirigió a la terraza, aislándose de sus compañeros que charlaban todavía eufóricos sobre el día tan intenso que habían tenido. Desde su reencuentro con el uruguayo su mente no había dejado de crear diferentes hipótesis sobre lo que podía haber ocurrido. La culpa que percibió en él no hacía más que atormentarla y hacerla sentir una imbécil por volver a confiar y creer que podía irle bien en el tema del amor. Cerró los ojos y respiró hondo tratando de tranquilizarse, ahora que ya no notaba la presión de las cámaras sobre ella se sentía algo más liberada pero aun así, la sensación de ahogo nunca terminaba de irse. Escuchó como la puerta se abría y unos pasos avanzaban en su dirección, no le hizo falta ver para saber de quien se trataba. Su cuerpo se tensó y el nudo que había tratado de liberar volvió a su garganta. Lo sintió pararse justo enfrente de ella y entonces abrió los ojos. Su cara enrojecida y sus ojos algo hinchados le confirmaron que había seguido llorando lo que le provoco cierta lastima. Nunca le había gustado verlo de aquella forma, odiaba verlo mal y aunque tuvo el impulso de estrecharlo entre sus brazos y consolarlo, se contuvo. La morena se incorporó en el sofá y dejó un hueco a su lado para que él pudiera sentarse. El uruguayo mantenía la cabeza agachada, pensativo, a la vez que jugueteaba con sus manos, nervioso. 

—Lucas, vas a contarme de una vez que es lo que ha pasado. —pidió la morena al borde de un ataque de nervios. 

—Se lo conté. Le dije que te quería, que me había enamorado de vos y que no podía seguir con ella. Pero no lo quiso entender, dijo que iba a esperarme el tiempo que hiciera falta.

Naiara suspiró y clavó la mirada en la de su compañero que amenazaba con volver a dejar caer las lágrimas. 

—¿Tú quieres que te espere? —preguntó la morena sintiendo como el corazón iba a salir por su boca. 

—No. Yo quiero estar vos. —dijo agarrando las manos de la chica apretándolas con fuerza a la vez que dejaba salir un largo suspiro. 

—Pero... 

—Pero no me puedo quitar sus palabras de la cabeza. Parecía muy segura cuando me dijo que... —hizo una pausa dudando si continuar. —Solo estaba confundido y que cuando saliera me daría cuenta de que es con ella con quien quiero estar. 

La morena apartó bruscamente sus manos que estaban entrelazadas y sintió un puñal atravesar su pecho. 

—¿Eso crees? ¿Qué estas confundido? —preguntó con un noto demasiado frío.

Lo miró esperando su respuesta, notando como sus ojos empezaban a humedecerse y su cuerpo quería comenzar a temblar. Él era incapaz de devolverle la mirada, se sentía impotente y le dolía saber que fuera cual fuese su respuesta acabaría haciéndole daño a alguien.

—No lo sé, Naiara. —confesó notando como se le quebraba la voz. —Sé que lo que siento por vos es algo que nunca había sentido y que me encanta porque ni te imaginas lo bien que me haces sentir pero... —hizo una pausa para mirarla. —¿Y si tiene razón? 

Naiara se levantó sintiendo ahora si, las lágrimas rodando por sus mejillas. Un dolor se instaló en su pecho y pudo sentir como su corazón se iba contrayendo cada vez más provocándole una fuerte presión. 

—Lo sabía. —dijo ella en un hilo de voz. —Sabía que esto pasaría y te lo dije pero tú prometiste que no iba a ser así. Me pediste que confiara en ti, que no tenías dudas pero ya veo que todo era mentira. 

La morena se giró dispuesta a irse pero su voz la detuvo. 

—Nai, sabes que eso no es así. Yo te... —antes de que pudiera seguir ella se giró hacia él y lo miró con una frialdad que le hizo sentir un escalofrio.

—Ni se te ocurra decirlo, Lucas. —se dirigió a la puerta y con el pomo en la mano se giró por ultima vez. —¿Sabes que es lo que más me jode? Qué cuando te dije que te quería y que eso no iba a cambiar, lo decía de verdad. 

Naiara abrió la puerta y se marchó. Se encerró en el baño y dejó caer todas las lágrimas contenidas mientras con sus manos apretaba su pecho intentando el aliviar el dolor que no podía dejar de sentir. Otra vez esa maldita sensación, otra vez había permitido que jugaran con ella y con sus sentimientos. La diferencia es que, esta vez, era todo más intenso, el doble de doloroso porque esta vez, si que se había enamorado. Lloró hasta que no le quedaron más lágrimas y fue lavándose la cara complementa hinchada, cuando se prometió a si misma no volver a permitirse pasar por aquello de nuevo. Lucas había conseguido quitarle esa coraza que tanto le costó ponerse pero sería la primera y la última vez que lo hacía. No iba a permitir que nadie y mucho menos él volviera a hacerla daño. 

Lucas seguía mirando la puerta por la que minutos atrás ella había salido. No podía describir el vacío y el dolor que estaba sintiendo. La había dejado irse y no había hecho absolutamente nada pero es que no podía, sabía que si iba tras ella solo lo iba a empeorar. Porque sí, tenía dudas, esas que había tratado de quitarle a Naiara, ahora lo carcomían a él. La había hecho daño y eso no iba a poder perdonárselo nunca pero no podía mentirle. La quería pero no sabía si al salir podría ofrecerle todo lo que ella merecía e incluso si iba a poder corresponderla de la manera que ella necesitaba. Aunque ahora todo había acabado, ya no habría un ellos al salir de aquella academia que tanto les había cambiado. 



Holaa ¿Qué tal?

Aquí os dejo un nuevo capítulo. Espero haber estado a la altura y me encantaría que me dijerais vuestra opinión y qué crees que va a suceder con estos dos a partir de ahora.

Gracias una vez más por el apoyo pese a no estar tan activa.

Nos vemos muy prontito.

Gracias por leer. </3

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⏰ Última actualización: May 17 ⏰

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Una vida para amar || LunaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora