cinco

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El domingo era el día preferido para todos, la clase de yoga que tenían a primera hora de la mañana les ayudaba a centrarse y mantener un poco la calma dentro de tanto caos diario. Tras la clase iban a desayunar, ese día Naiara se preparó un café y se sentó en la mesa a esperar que los demás llegaran. Como de costumbre, Lucas se sentó frente a ella pero esta vez con el ceño fruncido.

—¿Solo desayunás eso? —preguntó el uruguayo.

—Si, me duele un poco el estómago y no tengo mucha hambre.

—Pero no podés estar sin comer nada. —le dijo preocupado.

—Tranquilo, de aquí a la hora de la comida seguro que se me pasa.

Lucas se levantó de su asiento y fue directo a la cocina a prepararse el desayuno. Al volver, apareció con dos platos con una tostada en cada uno. Dejó uno en su sitio y dio la vuelta a la mesa para dejar el otro frente a Naiara.

—Tomá loqui. Tenés que comer un poco, si no vas a estar sin fuerzas. —dijo para después dejar un beso en su cabeza y volver a su asiento.

—Gracias Luqui, eres un amor. —le sonrió, agradecida por el gesto que había tenido.

—¿Te ves con ganas para la clase de Abril? Si no, podés quedarte a descansar.

—No me pierdo esa clase por nada del mundo. Tengo mil ganas de ver que tiene preparado para hoy.

—Yo también, es una crack esa tipa. —dijo con su precioso acento uruguayo que a ella le enloquecía.

Al rato aparecieron Paul, Cris y Alex y terminaron de desayunar juntos mientras charlaban sobre como llevaban las canciones y como iban a afrontar la próxima gala.

Una hora después ya se encontraban en la sala de ensayo esperando a Abril para comenzar la clase que tanto disfrutaban todos.

—¡Hola amiguitos! —saludó la profesora con su habitual entusiasmo. —Hoy vamos a hacer algo un poco distinto, así que necesito que os pongáis por parejas.

Naiara y Lucas que se encontraban sentados a la par, no se lo pensaron y entrelazaron sus manos dando a entender que ellos iban juntos. Abril los miró de reojo y esbozó una pequeña sonrisita.

—Bien, pues ahora necesito dos voluntarios.

Y de nuevo, como si estuvieran compenetrados, se levantaron a la vez y se sentaron en las sillas que tenían enfrente. Lucas pasó su brazo por el hombro de Naiara y ella colocó la mano en su pierna izquierda provocando que él se pusiera algo nervioso y empezase a morderse el labio inconscientemente.

—Bueno os voy a hacer unas preguntas, como si fuera una entrevista y vosotros tenéis que improvisar las respuestas pero que tengan un sentido ¿de acuerdo? —ambos asintieron. —Bien, ¿Qué relación tenéis?

—Somos pareja. —contestaron a la vez, sorprendidos por su respuesta tan poco pensada.

Abril siguió preguntándoles acerca de la relación ficticia y ellos contestaban con una naturalidad asombrosa. Se sorprendieron por lo poco incómodo que les resultó aquello, parecía que realmente estaban hablando de ellos.

—Lucas, ¿Qué sientes por Naiara? ¿Por qué piensas que ella es el amor de tu vida?

—Pues... —se giró hacía ella y clavó los ojos en los suyos. —Sé que es el amor de mi vida, porque cuando la miro y ella me mira con esos ojitos brillantes siento que solo existe ella, me aporta serenidad y hace que me olvide de todo. Solo veo un futuro a su lado y no me imagino una vida mejor. —dijo el uruguayo dejando a todo el mundo boquiabierto. Se había percibido tan real que hasta la propia Abril se quedó sorprendida.

Una vida para amar || LunaiWhere stories live. Discover now