cuatro

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El tiempo en la academia volaba, ya hacía tres semanas que estaban allí. Ayer tuvieron la gala 3 en la que despidieron a Omar, quien dejó un gran vacío a todos. Pero más concretamente a Ruslana, con quien había empezado una relación. Naiara entró al tocador a comprobar si su maquillaje estaba intacto cuando se encontró a la pelirroja sentada en uno de los pufs leyendo lo que parecía ser una carta. Se acercó un poco a ella y pudo comprobar como las lágrimas caían de sus ojos sin tregua.

—Rusli... —susurró agachándose frente a ella. —¿Qué pasa?

—Es Omar, me dejó esta carta. —dijo intentando aguantarse las lágrimas. Le pasó la carta y Naiara la leyó un poco por encima.

—¿Quieres un abrazo? —la pelirroja asintió con la cabeza.

Naiara la envolvió en sus brazos, tratando de consolarla. En cierta manera, Ruslana, le recordaba un poco a sus hermanas, ella era la mayor y siempre había tenido ese instinto de protección con los demás. Por eso, sentía la necesidad de protegerla, ya que por mucho que la pelirroja se hiciera la fuerte y quisiera aparentar que nada le afectaba, sabía que en el fondo solo era una niña exigente consigo misma, llena de miedos e inseguridades. Y eso era algo con lo que ella también se identificaba demasiado.

—Que cabrón, ya podía haberme dicho esto mucho antes. —se quejó la canaria provocando la risa de ambas.

—Pues si, Omar a ver si espabilamos eh. —dijo mirando a una de las cámaras. —Venga ahora para arriba Rusli, que esta semana tenemos que ser unas diosas empoderadas. Mira la pedazo de canción que nos ha tocado, yo ya tengo ganas de ver la coreo y dejar a todos con la boca abierta.

—Tienes razón, vamos a ser las más perras de todas. —dijo levantándose con seguridad.

—¡Claro que si! Y ahora vamos a merendar para coger fuerzas. —rodeó su cintura y se fueron hacia la cocina.

La tarde pasó entre ensayos y más ensayos. Esa era la rutina en la que se había convertido sus vidas, una rutina con la que ellos estaban más que encantados. Cuando terminaron todas las clases Naiara aprovechó para ir a practicar piano, desde que entró se había interesado mucho por aquel instrumento y descubrió que le gustaba demasiado. Empezó a tocar a la vez que cantaba algunas estrofas de la canción que había empezado a escribir. Se metió tanto en su mundo que no fue consciente de que había alguien sentado frente a ella.

—¿Eso lo escribiste vos? —preguntó una voz que le hizo pegar un pequeño saltito por el susto.

—¡Joder luqui! No me des esos sustos que se me va a salir el corazón del pecho. -se quejó provocando la risa de su compañero. —Y si, lo he ido escribiendo en estos días.

—Muy buena letra eh. ¿Podés cantarla de nuevo?

—Es que aun no la he terminado. —se escusó para no cantarla. Era una canción que le removía mucho por dentro y no quería que él la viera vulnerable.

—No importá. Dale Nai, quiero escucharte cantar.

—Vale pero, no te burles de mi. —advirtió la morena.

—¿Por qué? Si ya te dije que está buenísima.

Comenzó a tocar, esta vez algo más inquieta que antes. Tenerlo delante, mirándola tan atentamente no le permitía concentrarse en lo que estaba haciendo. Cantó algunas estrofas pero se equivocó al tocar el piano y paró unos segundos.

—Perdón, es que aún estoy aprendiendo bien como funciona.

—¿Te pusiste nerviosita? —preguntó en un tono algo insinuante, al menos para ella.

El uruguayo se levantó y se sentó a su lado. La miró de una manera tan intensa que sintió como si con la mirada fuera capaz de atravesar todas sus dudas y todos sus miedos y desplomarlos en un segundo. Se perdieron tanto el uno en el otro que se les olvidó donde estaban, Lucas acarició su mejilla despacio apreciando lo suave y delicado que era su rostro. Bajó la mirada a sus labios y sintió unas ganas irremediables de besarla, cuando estuvo a punto de acercarse a ellos, la puerta se abrió sorprendiéndolos. Se separaron de inmediato con los corazones acelerados y los nervios a flor de piel. Paul se quedó en el lumbral de la puerta, pensando en si debería entrar o por el contrario, marcharse.

—Eh... Chicos, ha dicho Noemi que vayamos todos al salón. Creo que van a ponernos una peli.

—Okey hermanito, ya mismo vamos. —logró decir Lucas.

Naiara se apresuró a levantarse, le temblaba el cuerpo y era incapaz de pronunciar palabra. Así que se limitó a mirarlo por última vez y la culpa y arrepentimiento que vio en sus ojos le hizo sentir como si un puñal le atravesara el pecho.

Una vez en el salón, se sentaron todos en el sofá y a diferencia de otras veces ellos se sentaron demasiado lejos uno del otro. Comenzó la película pero Naiara no podía prestarle atención, demasiadas preguntas pasaban por su cabeza. Si sentía tanta culpa como le había trasmitido ¿por qué siempre la buscaba? ¿por qué aparecía por las noches en su cama queriendo abrazarla hasta dormirse? ¿por qué cada vez que se encontraban a centímetros sentían esas ganas incontrolables de besarse? Tenía tantas preguntas y ni una sola respuesta. Se había prometido mantener las distancias con él, pararle los pies cuando fuese necesario pero ¿Cómo se hace eso cuando lo único que deseas es tener a esa persona en absolutamente todos los sentidos?

Por otro lado Lucas, también era un manojo de dudas. Desde que empezó a conocer a Naiara no existía otra persona en su cabeza más que ella y sus labios tan apetecibles. Cuando la tenía cerca no podía pensar ni razonar, se olvidaba de todo y de todos; no existían las cámaras ni mucho menos Claudia. ¿Cómo había podido olvidarse tan pronto de la chica a la que le había prometido amor eterno? Por las noches sentía la necesidad de dormir junto a Naiara, apretarla contra su cuerpo y no soltarla nunca más. La sensación de tenerla entre sus brazos le reconfortaba de una manera inimaginable. ¿Realmente estaba empezando a sentir algo por su compañera? o ¿simplemente era una atracción que al estar siendo grabados y encerrados hacía que se volviese aún más apetecible? Sea lo que fuese, sabía que tarde o temprano tendría que descubrirlo y enfrentarse a ello, por muchas consecuencias que aquello le pudiese traer.





Holaa:) ¿Cómo estáis?

Por aquí os dejo el cuarto capítulo. Espero que os guste muchísimo y que lo disfrutéis. Ya sabéis que os agradezco infinitamente vuestro voto.

También quería aclarar que como habréis comprobado he intentado mantener el acento uruguayo de Lucas. Pero no sé si lo estaré haciendo bien del todo, ya que mi lengua es el español de España y no tengo mucha idea de como se habla en Uruguay exactamente, así que he ido fijándome en el acento de Lucas y he intentado replicarlo lo mejor posible. No obstante si tengo algún/a lector/a de Uruguay le agradecería muchísimo si me corrigiera algún fallo que haya podido cometer.

Os doy las gracias de nuevo por el apoyo que le estáis dando a la historia, sois un amor.

Nos vemos muy prontito.

Gracias por leer. </3

Una vida para amar || LunaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora