Bajo del Mar

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 ❝ Furina y Neuvillette tienen una cita acuática. ❞

( Escrito antes de la 4.2. )

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Los rayos de Sol la tarde se proyectaban sobre el rostro apaciguado de Neuvillette. Sus ojos violetas se desplazaban junto a su mano sobre el papel. Cada línea estaba borrosa. Era como si estuviera en modo automático, su mente divagaba en los veredictos diarios, sin hallar la pausa.

Se suponía que era su tiempo libre, pero la justicia nunca descansaba. Después de los juicios, era habitual que hiciera papeleo administrativo. Al menos, hasta que alguien irrumpía en su despacho de forma inusual.

No necesitaba alzar la mirada para saber de quién se trataba. Obviamente, esos andares que resonaban grácilmente sobre el suelo, solo podían pertenecer a...

—Neuvi, vámonos.

Eso sí que le llamó la atención. Cuando quiso darse cuenta, Furina ya se había hecho hueco en frente suyo, interponiéndose entre los papeles y él. Su sonrisa apacible le indicaba que no había sucedido nada malo. Solo, quizás, eran una de sus ocurrencias. El juez cerró los ojos momentáneamente cuando sintió sus dedos acariciando sus mejillas.

—¿Ha ocurrido algo, Furina? —cuestionó mientras dejaba la pluma en su tintero.

—Sí, ¡de hecho! Se me ha ocurrido una idea, pero antes...

Al contrario de su mesa, ella no estaba borrosa. Ni siquiera cuando se agachó y lo besó risueñamente. Fue cuando se dio cuenta de lo mucho que la había echado en falta a lo largo del día. Al cabo de unos segundos, se apartó.

—Bueno, eso. Echaba de menos a mi queridísimo juez y, he dicho, seguro que mi Neuvi está cansado de su papeleo... —miró a Furina mientras daba toquecitos pensativos en el reposabrazos con su índice.

—¿Sugieres que retrase mi trabajo?

—¡Solo serán un par de horas! Tú y yo, una cita bajo el agua. ¿Acaso hay algo más que prefieras que una combinación de tu elemento y Arconte favorita? Podemos saludar también a las Melusinas...

Ya le estaba convenciendo con lo de una cita y su Arconte favorita, pero lo de las Melusinas era jugar sucio. Miró los escasos papeles tras ella, pero Furina, todavía tomando su rostro, le hizo dirigirle la mirada de nuevo.

—¿Has echado el pestillo?

—Por supuesto.

Con un leve suspiro, tiró gentilmente de su cintura hacia abajo para que tomase asiento. Ruborizada, Furina acabó acomodándose en su regazo gustosamente, riendo levemente. Como no pesaba nada, las piernas no le molestaron en absoluto. Tras apartar sutilmente sus largos cabellos blancos cosquilleantes, Neuvillette enroscó su brazo izquierdo en torno a ella. Luego, arrastró la silla y se puso a escribir de nuevo.

—Me quedan solo tres papeles. Luego, seré todo tuyo.

—¡Perfecto entonces! Pero serás mío ahora también.

Y, entonces, besó su mejilla. Algo le decía que no iban a ser tres papeles productivos por cómo siguió besándolo.

Aun así, Neuvillette sintió la tensión liberándose de sus hombros con cada muestra de afecto. Aún centrado en su trabajo, Furina le estaba sirviendo de desconexión. Por ello, se permitió el gusto de devolverle alguno.


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one-shots NeuvifuriWhere stories live. Discover now