El Silencio del Agua

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 ❝ Neuvillette y Furina caminan por los cinco lenguajes del amor hasta volver a reconstruir su relación. ❞

( Escrito después de la 4.2. )

ʚ ʚ ʚ

I. Recibir Regalos

Silencio. Estado en el que no hay ningún ruido o no se oye ninguna voz. Neuvillette leyó esa línea en el diccionario una, y otra vez.

En el silencio, se perdía. Había demasiado. Desde que Furina dejó el Palacio Mermonia, abundaba plenamente en su vida. En sus mañanas. Los trayectos en el transporte privado, los juicios, su propio despacho, su habitación...

Y los días pasaban monótonamente desde entonces.

A menudo se encontraba a sí mismo mirando hacia la puerta, esperando una visita que no llegaría. También al balcón vacío durante los juicios, aguardando un comentario aclamando mayor entretenimiento.

Neuvillette sentía una sensación agridulce y confusa en él. Sus sentimientos quedaban aún más lejos de su alcance. Ese vacío en su pecho era mayor y persistente, uno que ni siquiera un juicio pudo crear en él. Solo averiguó una cosa. Un hecho innegable, tras 500 años en su compañía:

Añoraba a Furina.

Pero tampoco quería molestarla. Había acordado dejarle espacio hasta que se habituara a su nueva vida como humana. Una humana. Mortal, y de vida limitada. Pensar en ello también provocaba que las tormentas se adueñaran de la nación con frecuencia.

Al menos, habían hablado recientemente gracias a que se hubiera animado a volver a participar en una obra, volver al escenario. Aun así, esa interacción no fue... Suficiente . Verla actuar de nuevo, aunque fuera secretamente, solo avivó aquellos sentimientos en su interior.

La imagen de ella a lo largo de 500 años seguía reproduciéndose en su mente, jugando con su corazón cuando recordaba la situación en la que se encontraba actualmente. Cada vez que la miraba, no podía evitarlo.

Lo mínimo que pudo hacer entonces fue ofrecerle un presente secreto. Una visión de hydro. De esa manera, podía protegerse. Y, también, era como si una parte de él siguiera con ella, aunque Furina no lo supiera.

Más sentirla de vez en cuando debido a su conexión era escaso. Neuvillette no lograba desprenderse en absoluto de su ausencia.

Se alegraba por ella, pero, a su vez, que se hubiera esfumado así de su vida no hacía más que avivar esa ausencia en él y su entorno.

Cerró el libro entre sus manos, a la par que sus ojos. Un suspiro escapó de sus labios junto a una pequeña lágrima deslizándose por su mejilla. Cuando esta cayó de la misma, un estruendo resonó afuera acompañado de gotas incesantes.

Fue interrumpido por unos toquecitos en la madera de su puerta. Alzó la mirada cansada y teñida de rojo. No tenía esperanzas de que se tratase de ella. Furina nunca llamaba, después de todo. Se aclaró la voz y se limpió la mejilla con una expresión neutral.

—Adelante.

Una Melusina de pelaje aguamarina y blanco, Sedene, entró. Aunque empujando la puerta con su pie delicadamente; tenía las manos ocupadas. Neuvillette no pudo averiguar qué se trataba desde allí.

—Monsieur Neuvillette, buenas tardes. He traído esta tartaleta.

Mientras caminaba, podía distinguir las fresas sobre la nata con mayor claridad. Eran resplandecientes y coloreadas vivaces, de la mejor calidad.

one-shots NeuvifuriWhere stories live. Discover now