Parte de Tu Mundo

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❝ Neuvillette es un tritón que nunca ha sentido que encaje del todo con el mundo acuático. Pese a ello, sigue rigurosamente las normas de no tener contacto con los «demoniacos» humanos. Al menos, hasta que salva a una preciosa y bailarina joven antes de ahogarse. ❞

Ariel - Neuvillette

Eric - Furina

Úrsula - Yo 🫡

Sebastián - Lyney

Flounder - Navia

Anguilas - Xingqiu y Yun Jin

ʚ ʚ ʚ

I. Parte de Tu Mundo

La noche había caído en el reino acuático. Sus hermanos y madre dormían en sus respectivas habitaciones, pero no sabían que el hijo menor, Neuvillette, estaba dando un nado antes de conciliar el sueño.

Pacífico y burbujeante, así describiría Neuvillette los sonidos nocturnos. Apenas había criaturas despiertas. Solo él flotando en el vasto océano. Ojos lavandas fijos en la separación y manos en el pecho.

Observó la superficie del agua sobre él como una prohibición a la que siempre se enfrentó. Alzando la diestra, sus dedos rozaron la fina capa que lo separaba del exterior. Frágil y simple. Era tan sencillo cruzarla.

La tranquilidad de las aguas se rompió con un sonido cercano. Tras agudizar sus sentidos, localizó esa madera flotante gigante que a veces se hundía en las profundidades del océano, llena de objetos que llamaban su atención. También empezaron a aparecer colores en lo que debía ser el cielo.

—Barco... —musitó. Sí, así lo habían llamado sus hermanos.

Y en los barcos... Había humanos. Seres demoníacos, según su crianza. No vio ninguno de cerca, pero los que desde el océano se alzaban, poco lucían de esos seres irascibles narrados. A veces danzaban, otras, charlaban en la cubierta. Jamás intentaron molestar a los de su especie.

Pese a su naturaleza opuesta, tenía el impulso de subir solo para observarlos desde la distancia. Siempre se hacía las mismas preguntas: ¿Sería esa música parte de un ritual? ¿Y si esos sí eran malignos? Como futuro protector del océano, debía asegurarse.

Aleteando, acabó justo bajo el casco. Discreto, asomó la cabeza suavemente. Cabellos largos y pegados a ambos lados de su rostro. Expresión solemne, a la par que curiosa. Su mirada se dirigió inevitablemente al cielo cuando estelas verticales aparecieron.

Tras sonidos ensordecedores, los colores pintaron el cielo en formas hermosas y únicas. ¿Era, acaso, fruto de su magia?

Lo que lo hechizó, sin embargo, fue una humana danzante y cantarina cercana a su lado del barco.

Se movía con soltura sobre la madera, descalza. Su peinado le recordaba inevitablemente a una medusa. Una tan hermosa que le hizo olvidarse de su enemigo natural.

Neuvillette apartó inconscientemente los sonidos del ambiente. Como él, quedaron mudos mientras la admiraba. Oyó otro retumbar, aquella vez en su pecho. Sus latidos se volvieron ensordecedores; parecía que danzase, incluso, a su son.

Correteó hacia arriba, luego, bajó la escalera con elegancia. En la mano diestra sostenía un recipiente cóncavo, largo por arriba, pero estrecho por abajo. Lo alzaba tras cada paso, o entre los mismos. A veces, se le unían otros humanos. Otras, era ella sola la reina del momento.

Siempre había pensado que allí lo tenía todo; Que ese extraño vacío ahogado en las profundidades del océano no era más que una sensación normal, habitual. Pero ver a esa humana... Le hacía preguntarse cómo sería ser parte de ella, de su mundo.

one-shots NeuvifuriWhere stories live. Discover now