Despertar

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"Amado mío, espero que en aquel mundo en el cual me esperas, te encuentres bien

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"Amado mío, espero que en aquel mundo en el cual me esperas, te encuentres bien. Tu partida tan temprana ha dejado mi corazón en la oscuridad. Te extraño, por favor vuelve."

Caminó silenciosamente entre los estrechos caminos lodosos, manchando sus zapatos, pero a esta altura de su recorrido ya nada importaba, con la lluvia copiosa mojando todo su cuerpo, no importaba nada ya. Solo debía seguir caminando entre las tumbas, siguiendo el serpenteante camino hasta su destino.

Escuchaba la voz de una mujer cantando una vieja nana de cuna en un idioma extraño, dicha voz le guiaba en su destino, pero no solo escuchaba la voz femenina, si no que habías voces, solo que estas voces se sentían más adimensionales, como fríos ecos retumbando en su interior.

Cuando él se acercó a su destino se encontró con una silueta cubierta en una capa blanca, creyó que era una persona, hasta que pudo observar cómo sus pies se encontraban flotando a centímetros del suelo.

"Llegas tarde, hijo mío, llegas tarde, sangre de mi sangre." Su voz salió fantasmal, pero él se acercó a la silueta y los ojos violetas le devolvieron la mirada, sus plateados cabellos ocultan cierta parte de su rostro. "Ya despertarás una vez más."

La figura levantó su mano para acariciar sus mejillas, y él observó la cripta la cual ella estaba observando.

Aquí yace Isabella Lynn Malfoy, amada esposa, amada madre.

"Fueron días tristes, me dolió separarme de mis esposos." Su semblante triste y melancólico siempre está presente. "Gracias, Draco. Gracias, Sangre de mi Sangre."

Y bajo el nombre de Isabella Lynn Malfoy, pudo observar con asombro otro nombre.

Aquí yace Draco Lucius Malfoy Black. Sin que nadie lo amara.

Abrió lentamente sus ojos, sintiendo como su respiración poco a poco volvía a apaciguarse, con sus ropas mojadas, por un instante aquellos irises grises se volvieron de un vibrante plateado ondeando los azules y violetas. Solo fue hasta el rápido parpadeo que volvió a su natural color de siempre. Lentamente fue incorporando su torso, apoyándose con ambas manos sobre el mullido colchón, miró a su alrededor, por suerte todos sus compañeros se encontraban durmiendo o se darían cuenta de que su cabello había vuelto a crecer, desparramándose como hilos dorados por sus hombros y sábanas.

Centró su mente, conjurando hechizos para que las cortinas verdes de su cama cubrieran su cuerpo, y con otros hechizos se deshizo de su larga cabellera, así como de la humedad en su ropa, encontró que no hacía falta que limpiara nada, por lo que intentó nuevamente dormir, pero sus párpados ardían al intentar cerrarlos, así que se rindió con seguir durmiendo y se levantó, dispuesto a aprovechar las horas tempranas para prepararse para sus clases.

Observó de reojo el calendario mágico que mostraba una fecha: 5 de Junio. Su cumpleaños. Mierda. Mierda, mierda. Se le había olvidado completamente que su segundo género sería presentado. En su cabeza, una suave voz se escuchó. A las 3 de la madrugada, bajo la luna, tu sangre despertará. A las 3 de la madrugada, cuando la luna esté en su punto alto, renacerás.

Herencia MalditaWhere stories live. Discover now