La Rosa Mágica

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Habían pasado las semanas, y Harry ingresó perezosamente en el aula de clases, escuchando a Ron comentar sobre el partido de quidditch que tendrían contra hufflepuff, rió divertido al ver como su mejor amigo seguía comiendo un sándwich de atún

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Habían pasado las semanas, y Harry ingresó perezosamente en el aula de clases, escuchando a Ron comentar sobre el partido de quidditch que tendrían contra hufflepuff, rió divertido al ver como su mejor amigo seguía comiendo un sándwich de atún. Así era Ron, si veía comida se enloquecía al instante. Ambos caminaron hasta encontrar sus sitios correspondientes, dejando a Hermione un asiento entre ellos. Claro, aunque la chica no se encontraba con ellos en ese preciso instante.

Vió como el pelirrojo terminó por meterse todo el sándwich en la boca antes de ser pillado por el profesor Lupin, aún con la atención puesta en lo divertido que se veía el Weasley luciendo como una ardilla, dejó caer su bolso sobre el asiento, iba a sentarse pero al desvíar la mirada hacía su escritorio, abrió los ojos sorprendido.

Había un par de rosas de un suave color rosa con tallos dorados.

Se sentó sobre el lugar, tomando aquellas hermosas flores con cuidado. Eran mágicas, pues al entrar en contacto con sus manos estas emitieron una deliciosa calidez que recorría cada parte de su cuerpo. Sonrió cuando de aquellas rosas emanan un dulce aroma a lirios y menta fresca, sus mejillas se calentaron. ¿Quién había enviado aquellas hermosas rosas?

Curioso por saber quién había sido, comenzó a recorrer su mirada a todos sus compañeros, pero ninguno le devolvía la mirada, sumidos en sus propias conversaciones. Rápidamente pasó por los slytherins, pensando que no había nadie en esa casa que le enviara flores, hasta que se cruzó con unos hermosos ojos grises, los cuales desaparecieron entre un mar de hilos dorados al ser pillado.

Entonces una realización le pegó en la cara como si fuera una bludger, el aroma de las flores era el mismo aroma que aquel omega rubio, aquel niño arrogante que extrañamente lo había dejado de molestar de un año a otro. Aquel aroma no era nada más ni nada menos que de Draco Malfoy, que lo había estado mirando hasta que giró la cabeza para desviar su mirada de él.

"Oye Harry, que hermosa rosa ¿Quién te la envió?" La voz de Ron lo sacó de su ensoñamiento, guardando aquellas rosas en su bolso se giró para responder a su pregunta.

"No sé-"

No le dió tiempo de responder cuando la puerta de la clase se abrió estrepitosamente y los pasos fuertes junto con la presencia imponente del profesor Snape se dejaron sentir al entrar. El pelinegro no los miró solo siguió su camino hasta llegar al escritorio del profesor Lupin, en su camino cerraba las ventanas con su varita, al instalarse en el sitio tiró de una soga y un proyector se dejó caer.

"Vamos a la página 394" Ordenó sin tapujo alguno. El alfa pelinegro observó hacía Malfoy mientras caminaba hasta atrás.

"Disculpe señor ¿Y el profesor Lupin?" Preguntó algo preocupado por aquel profesor que era amigo de sus padres.

Severus volvió su mirada hacía él, frunciendo el ceño. "Eso no le incumbe, señor Potter, basta con decir que el profesor Lupin se encuentra indispuesto." Siguió su camino hasta llegar al proyector con múltiples lentes "Vamos a la página 394"

Herencia MalditaWhere stories live. Discover now