❝𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕤❞ | 𝑃𝑒𝑟𝑐𝑦 𝐽𝑎𝑐𝑘𝑠𝑜𝑛 ☆

7

- Oye, ¿estás dormida? - Preguntó Percy a Annabeth.

- Sí - Contestó ella.

- ¿Y tú, Ari? ¿Estás despierto? - Dijo mirando a su costado.

- No, estoy dormido, y tú eres parte de mi sueño, o mejor dicho, estoy en una pesadilla y tú eres la pesadilla - Habló el rubio después de un momento de silencio.

Percy solo lo miró y se le escapó una pequeña sonrisa que disimuló rápidamente,le gustaba el sarcasmo e ironía del rubio a veces.

- Ustedes y Thalía eran muy cercanos, ¿no? - Preguntó nuevamente el de rulos rubios.

- Sí - Dijo afirmativamente Ann después de unos segundos en silencio.

- ¿Y cómo era? - Miró a Ari, que abrió sus ojos poco a poco y sintió algo dentro de él. Esos ojos que lo miraban no eran ni azules ni verdes,eran color café. Aunque para algunos, el color café era ordinario, para él no lo era. Eran extraordinarios. Su color favorito siempre fue el azul, pero desde ahora eran azul y café. Café que quitaba el sueño, café que producía desvelo, tan solo con mirarlos. No le gustaba Aristide, no solo le parecían lindos sus ojos cuando se enchinaban al sonreír, su pelo tan perfecto que hasta le daba envidia por tan suave que se veía, o sus labios tan rojos y apetecibles. No, claro que no ¿era lindo?,sí, pero no le gustaba para nada.

- ¿Por qué? - Preguntó Ann confundida.

- Porque ella era la última hija prohibida antes que yo. Solo quiero saber cómo era - Explicó mirando al techo.

Hubo un momento de silencio, el chico sintió que probablemente no era de su incumbencia saber tal información.

- Talía, ella era radiante. No solo por ser hija del dios del cielo y el trueno, no. Ella tenía una luz única, brillaba por su cuenta, no le importaba lo que los demás pensaran. Siempre tenía la frente en alto. Cuando la conocí, no nos llevábamos tan bien, pero luego eso cambió y nos hicimos inseparables. La extraño, igual que a todos los que la conocíamos - Miraba el techo sonriendo, pensando en esa chica tan rebelde y loca con la que compartía momentos únicos e inolvidables.

Annabeth solo se quedó en silencio,ella no iba a responder. Si lo hacía, lloraría y no quería eso, no quería verse vulnerable en ese momento.

- Suena como si la hubieras querido demasiado - Sonrió el chico hacia el de ojos cafés. Pero por dentro sintió algo raro, como si un poco de eso le causara molestia. No sabía por qué, pero no lo demostraría al otro chico.

- Sí, la quería demasiado - Susurró con una sonrisa nostálgica, mirando de reojo al de rulos rebeldes.

Mientras un chico se moría de celos por dentro, inconscientemente, una chica en la litera de arriba se le salía una lágrima, escuchando todo lo que decía el hijo de Apolo. Rápidamente se la limpió. Sabía cómo se sentía Aristide,lo sabía perfectamente. La extrañaba. Cada momento era como si fuera su hermana mayor, al igual que Luke. Pero desde que aquella chica se fue, Aristide había tomado su lugar como otro hermano mayor. Lo quería demasiado. Realmente los quería a los dos, más a Ari. Él fue el que más la entendió en momentos difíciles, pero igualmente deseaba tanto que ella estuviera junto a ellos como antes.

- No lo entiendo - Dijo el chico luego de un pequeño silencio, mirando al otro.

- ¿Qué es lo que no entiendes? - Los miró fijamente a los ojos. El otro se removió nervioso en su lugar.

- Cómo los dioses quieren que pensemos. En quemar una ofrenda para que te presten atención, como tener que vencer a Clarisse para que mi padre admita que es mi padre. No debería funcionar así. La gente que te quiere no debería tratarte así, no.

- Percy, nosotros no lo elegimos. Ellos son así y nunca cambiarán. Te abandonan a tu suerte sin importarles nada más que ellos mismos. El poder y la gloria son más significativos que la vida de sus propios hijos, que tan solo son unos niños tratando de sobrevivir - Habló pacíficamente, pero por dentro solo quería romper algo con tanta fuerza para dejar salir todo lo que generaba hablar de ese tema.

Percy lo notó. Podía ser tonto, pero sabía que los ojos son las ventanas de la vida, en ellos reflejaban el pasado, presente y futuro. Podía saber que en cualquier momento se romperían con tan solo unas palabras equivocadas, así que decidió quedarse en silencio.

Se escuchó un quejido por parte de un cierto chico sátiro.

- ¿Estás despierto? - Preguntó Percy mirando hacia la litera más alta.

- Pues ahora sí, gracias - Exclamó somnoliento el patas de cabra.

- ¿Estás bien? - Volvió a preguntar el hijo del pez.

- Se pone gruñón cuando no duerme bien - Habló Annabeth después de estar minutos en silencio.

- “Si, pini griñin si ni dirme bien ñiñi” - Habló el gruñón imitando a la chica.

- Wow - Exclamó el otro.

- No habías estado en una misión con él. Es diferente a una escuela refinadita.

- ¿Quién es refinadita? Tú eres refinadita, ¿qué es refinadita? Tengo hambre - Habló el chico con cuernos arrastrando sus palabras mientras se dormía.

Se escuchó una risa por parte de Aristide. Percy se giró nuevamente para mirarlo,esa risa se escuchaba hermosa ante sus oídos, era como escuchar las olas del mar. Le daba tanta tranquilidad, quería escucharlo reír todo el tiempo, si fuera necesario, pero solo eso, ¿no? A los amigos les puede gustar la risa de otro amigo o amiga,sí, sí podían.

«»

Estábamos desayunando, por así decirlo. Solo Grover y yo nos estábamos atragantando con lo que teníamos en nuestros platos.

Verdaderamente no escuché nada de lo que hablaban. Solo escuché que hablaban del dios Pan y que se había perdido o algo así; no lo sé sinceramente.

Cuando terminaron de hablar, se nos acercó un policía y nos preguntó sobre el vagón que estábamos usando. Solo asentimos confundidos y nos llevó al lugar mencionado.

«»

Mi cara era de sorpresa,creo que se me iba a caer la mandíbula. Estaba todo destrozado, como si un animal hubiera entrado, pero claramente eso no fue un animal, aunque hubiera deseado que sí lo fuera en ese momento.

Perdón por no actualizar, estuve algo ocupada, pero bueno, cambiando de tema: ¿ustedes creen que Afrodita haga de las suyas con Ari y Percy?

P.D.
Yo creo que Percy ya cayó por Ari aunque se haga el tonto. 👀