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Los cuatro estábamos sentados en el mismo lugar que antes, planteando si ir o no con Ares y si podíamos confiar en él.
—Yo opto por ir y golpearlo o tirarle flechas con fuego—exclamé sonriendo.
—No—dijo Annabeth.
—Pero... no tienen que hacerlo ustedes, me ofrezco como tributo humildemente—sonreí, mirando a todos esperando una respuesta positiva.
—La Listilla ha dicho que no, Aristide—dijo el rubio de ojos azules, apoyando a Annabeth.
Listilla, ese apodo se quedó grabado en mi cabeza; hace unos días se mataban entre sí y ahora ya hasta tenía apodo para ella. Ja, hipócrita. Digo, estaba feliz de que por fin Annabeth y Percy empezaran a llevarse bien, pero ¿no era muy pronto para un apodo? Traté de no darle importancia, disimulando mi ceño fruncido en una sonrisa, pero me salió más una mueca.
—¿Estás bien, Ari?—preguntó preocupado Grover.
—Sí, Grovi Bu—respondí, sonriéndole. Este solo asintió, sonriendo feliz. Le gustaba que le dijera así; él era un chico muy bueno y maravilloso.
—Sí, Grivi Bu—escuché murmurar a Percy. Lo dijo muy bajo; solo yo podía escucharlo ya que este estaba a mi lado. Solo lo miré confundido. ¿Acaso se estaba burlando de mí?
Al final decidieron que iríamos, pero nuestros movimientos tendrían que ser muy cuidadosos. Lamentablemente, no puedo golpear al idiota, pero solo lo molestaría un poco. Solo un poquito, nada más.
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—¿Están seguros de que no quieren que lo golpee y le tire flechas? Aún estamos a tiempo, niños—hablé apenas llegamos.
—Sí, muy seguros, Ari—dijo Annabeth, abriendo la puerta.
Se escuchó una risa muy escandalosa en el lugar. Dirigí mi mirada al único idiota riéndose en una mesa y nos dirigimos hacia él.
—Hola, niños. Esperen un segundo, estoy comenzando una guerra en Twitter. Me encanta hacer polémicas y hacer que se peleen entre sí —dijo desinflándose en su sitio.
—Wow, el gran dios Ares usando Twitter. Parece que los dioses se actualizan. Yo pensé que solo eran viejos aburridos que no tienen nada que hacer, que comienzan una guerra para que sus hijos vayan a solucionarlo por ellos. Pero bueno, cosas de dioses, ¿no? —lo miré burlón.
—Bueno, al parecer tu padre nunca tuvo que crearte. Eres igual de insoportable que él, niño—dijo serio.
—Dicen que tal palo, tal astilla ¿no? Bueno, eso explica a Clarisse y a ti, iguales de podridos por fuera, pero por dentro solo son personas que quieren atención y ser los únicos, ¿o no, TÍO? —hablé haciendo énfasis en tío.
Él solo me miró serio para luego mirar a los demás y hablar de no sé qué. Lo único que entendí y escuché fue un “Él sátiro se queda”.
—No, Grover se va con nosotros. Nada de quedarse contigo, idiota descerebrado—fruncí el ceño molesto.
—Exacto, lo que dijo Ari. Él va con nosotros—habló Ann.
—Nadie se va a quedar, Ares—habló esta vez Percy. El dios iba a replicar, pero Grover habló, sorprendiéndonos a todos.
—Está bien, chicos. Yo me quedaré. Tranquilos, no me pasará nada. Vayan y busquen el escudo.
—No—negué con la cabeza. No iba a dejarlo.
—Ari, todo saldrá bien, tranquilo. Así que váyanse ya—prácticamente nos empujó a la salida y nos abrazó a cada uno.
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Iba detrás de ellos siguiéndoles el paso hasta que llegamos a un parque de diversiones. Wow, qué genial, me subiré a la montaña rusa y tal vez, quien sabe, encuentre el escudo mágicamente.
—Nunca miré una película—habló Ann, respondiéndole a Percy. Mi niña, apenas terminemos esta misión, la llevaría a ver películas.
—Entonces, cuando terminemos esto, te llevaré a mirar una película. Solo si tú quieres—¿Escuché bien? El cabeza de atún se le está insinuando a mi niña. O sea, ellos dos solos mirando una película. No, eso jamás. Nunca, antes lo mato con mis propias manos.
Annabeth lo miró y después asintió. Su mirada se dirige hacia a mí, me mira detenidamente y se ríe, para luego susurrarme.
—Celoso—¿Yo? ¿Celoso yo? ¿De Percy? Ja, no, imposible. En sus sueños. Él era muy tonto, pero hermoso. No, espera, quise decir raro. Él es muy raro. Jajaja, mis pensamientos solo están mezclados porque estoy cansado.
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—¿Puedes dejar de hacer eso?—preguntó un hombre de cabellos rubios brillantes con ojos azules, frunciendo el ceño.
—¿Hacer qué, rayito de luz? —dijo la chica, disimulando su risa.
—Oh, por Zeus, tú sabes a lo que me refiero, mi hijo y el hijo de él, cabeza de atún—habló enojado el rubio.
—Oh, vamos, Apolo, son tal para cual—respondió riéndose.
—Sí, obvio que sí. Claro, como no. Si se la pasaban matándose entre miradas y palabras, pero ahora resulta que al otro cabeza de atún 2.0 le gusta mi hijo y Ari está empezando a sentir cosas por él. O sea, ¿qué carajos, Afrodita? ¿Te volviste loca o qué? Me lo separas rapidito. Este romance puede terminar mal por tu culpa, y sabes a lo que me refiero. Tú lo sabes muy bien—Habló Apolo, haciendo que la risa estrepitosa de la de rulos se detuviera forzosamente para cambiar a una cara seria.
—Apolo, yo... —Fue interrumpida por el otro dios.
—Tú, nada. Vete al tártaro, si es posible, ridícula. —Finalizó, yéndose con los ojos cristalizados.
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¡Hola! Bueno, yo les dejo con la duda sobre Apolo y Afrodita, jaja. No publicaré por un mes porque me voy a Brasil. 🫶🏻 ¡L@s amo, gracias! Sin más, nos leeremos en un mes.💗
