6. EN SUS ZAPATOS.

274 25 1
                                    

Durante aquéllas noches, Emily tuvo problemas para conciliar el sueño, no podía dejar de pensar en ese hombre que le ponía los pelos de punta más a menudo de lo que debería.

La mañana de cuatro días después, el olor a pancakes y café la obligó a salir de su habitación, bajó las escaleras sintiendo el fresco aire de la mañana.

–Buen día mamá, papá.

–Buenos serían si ya hubieras dejado a ese hombre que no te conviene. — refunfuñó su padre tras el periódico provocando que rodara los ojos.

–Sientate querida, hice tus especiales bajos en azúcar, gluten y todo eso.

–Gracias mamma. — se sirvió una gram taza de café negro sin una sola pizca de azúcar, podía parecer una loca pero así disfrutaba aún más de la bebida — ¿Qué harán hoy?

–No tenemos planes ni pendientes, pensábamos ver televisión hasta el anochecer y pedir algo de pizza.

–Los invito al teatro, llevo tiempo posponiendo ir a ver el lago de los cisnes, luego podríamos cenar en algún restaurante.

–Todo eso es algo caro, hija, no queremos que gastes en nosotros. — el mayor asintió ante las palabras de su esposa.

–Nada de eso, para eso trabajo, además lo pagaré con la tarjeta de crédito que me dió Seb...que me dieron en la oficina. — tomó un largo sorbo esperando que no hayan escuchado del todo.

–No aceptaré mada que venga de ese mal nacido, ya parece, no quiero tener nada que ver con él. — se levantó de la mesa con su típico humor que aparecia cada vez que mencionaban al rubio — Y te lo digo una vez más, Emily, no lo quiero ver rondando por aquí de nuevo. Último aviso.

Sin decir más se marchó golpeando sus pasos muy exageradamente.

–Él solo esta preocupado por ti, ten paciencia.

–Aveces siento que el paciente es papá, no me imagino tener que verle la cara después de todo ese mal entendido.

–A fin de cuentas tú tienes la culpa, no me lo tomes a mal, hija, pero eres tan inteligente y no sé cómo terminaste en esta situación.

–Ni siquiera yo lo sé. — soltó un suspiro largo viendo el plato de pancakes que su madre puso frente a ella.

–¿Qué pasó
entre Sebastian y tú?

–¿Huh?

–Quiero decir; Amas el departamento que tienen en Mónaco, nunca vienes sin avisar al menos tres días antes...y bueno, a juzgar por lo decaida que estás y lo cansado que se veía él...

–Hanna está embarazada.

Cómo si hubiera regresado en el tiempo el sentimiento de vergüenza la invadió tal y como ese día viendo la transmisión de Australia 2011.

–Necesito tu ayuda, mamá, eres la mujer más sabía que conozco. — continúo con tono dolido y desesperado — Amo a Seb con cada átomo de mi ser pero no sé si puedo con ésto, se supone que ese era mí futuro con él. Nuestros planes, nuestros sueños.

–No Emi, no lo era.

Sin poder contenerse de nuevo las lágrimas estallaron.

–Mami, por favor. — la abrazó de las piernas como en su niñez.

–Ese era el futuro de Seb con Hanna, tú te metiste en medio de los dos pero su amor es tan fuerte que pudo tolerar que se distrajera contigo un rato. Los matrimonios a veces se vuelven aburridos, aún más con un trabajo como el de Sebastian.

The Last Day || Sebastian Vettel Where stories live. Discover now