CAPITULO 2: ENTRE SOMBRAS Y LUCES

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La incertidumbre y el miedo se entrelazaban con su propia determinación, creando un contraste que resonaba en cada paso que daba. A pesar de esto, avanzaba con la firmeza de una profesional comprometida con sus pacientes.

Entró en la habitación de Lucille, donde el Dr. Jarrys estaba examinándola. La habitación se había convertido en un oasis de calma en medio del caos que se estaba apoderando del hospital. Lucille, recostada en la camilla, miraba hacia el crepúsculo que teñía el cielo de tonos cálidos. A pesar de su enfermedad, su espíritu se mantenía luminoso, un faro de resistencia frente a la adversidad.

— Lucille, soy la Dra. Vania Wagner — dijo Vania con suavidad, cerrando la puerta tras ella con un gesto que parecía sellar fuera las preocupaciones del mundo.

Lucille giró su cabeza hacia Vania, y una sonrisa iluminó su rostro. — Gracias por venir, doctora. He oído hablar muy bien de usted — expresó con una voz que era una melodía de esperanza y gratitud.

Mientras Vania se acercaba, el Dr. Jarrys asintió cuando hicieron contacto visual, ofreciendo un breve resumen del estado de Lucille. — El cáncer es agresivo, pero estamos haciendo todo lo posible — explicó el Dr. Jerrys con voz firme.

—No me rindo fácilmente. Y tengo mucho por lo que luchar — dijo Lucille con una fortaleza admirable, mirando a ambos médicos. Su voz, aunque firme, llevaba la marca de la realidad de su enfermedad.

Vania, con un gesto de comprensión, se acercó. — Vamos a trabajar juntas en esto desde ahora Lucille. Ahora yo estaré monitoreando tus progresos, tratamientos, y todo lo que puedas necesitar. Tomare el lugar de la Dra. Monserrath. De ahora en adelante, estare velando por tu salud. — aseguró, extendiendo su apoyo y profesionalismo.

El Dr. Jarrys, terminando su examen, se excusó para dejarlas hablar más cómodamente. Vania se sentó al lado de Lucille, creando un espacio donde la conversación fluía libremente entre el tratamiento y los aspectos personales de la vida de Lucille.

— La lucha es parte de mi día a día. Pero no estaría aquí sin el amor y apoyo de mi esposo. Él es... mi roca — comento Lucille, con una mezcla de agradecimiento y melancolía en su mirada

Las palabras de Lucille estaban cargadas de amor y una profunda gratitud. Aunque no mencionó su nombre, la descripción evocaba la imagen de un hombre de carácter fuerte y muy carismático, un pilar en su lucha contra la enfermedad.

—Tener ese apoyo es invaluable —respondió Vania, entendiendo la profundidad de ese vínculo. —Vamos a hacer todo lo posible por ti, Lucille. Quiero que sepas que estás en buenas manos.

El diálogo entre ellas fluyó naturalmente. Lucille compartió fragmentos de su vida, anécdotas de días mejores que parecían iluminar su rostro con recuerdos felices. Vania, a su vez, ofrecía su experiencia y apoyo, pero también su atención genuina, escuchando y respondiendo con empatía.

—¿Cómo te sientes con el tratamiento hasta ahora? —preguntó Vania, queriendo entender más allá de los aspectos clínicos.

—Es un camino difícil, pero estoy dispuesta a recorrerlo —respondió Lucille, su voz firme. —Especialmente sabiendo que tengo gente que me ama esperándome en casa.

La conversación reveló no solo la lucha de Lucille contra su enfermedad, sino también la fortaleza que derivaba de su relación. Vania se sintió conmovida por su espíritu indomable y se comprometió aún más a proporcionarle la mejor atención posible.

—Vamos a revisar tu plan de tratamiento y ajustarlo si es necesario. Quiero que tengas la mejor calidad de vida posible durante este proceso —dijo Vania, marcando el comienzo de una relación médico-paciente basada en el respeto, la comprensión y el compromiso mutuo.

THE WALKING DEAD: ECOS DE UN NUEVO MUNDONơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ