CAPITULO 20: EL PRECIO DE LA RESISTENCIA

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En medio del caos que envolvía la escuela, con el cielo teñido por el humo de los incendios y el estruendo de estructuras colapsando a lo lejos, Liam corría con una desesperación que le robaba el aliento, su pecho oprimido por la angustia. Las imágenes Hanna y Hailey, atrapadas quizás bajo aquel paisaje arrasado, azotaban su mente sin cesar, impulsándolo a avanzar a pesar del cansancio que le pesaba en los huesos.

Vania, con el rostro marcado por el hollín y el sudor, se movía con agilidad entre los escombros, su determinación inquebrantable brillando en sus ojos. Cada sombra, cada silueta distante encendía en ella la esperanza de encontrar a aquellos a quienes su corazón pertenecía, y con cada paso, llamaba sus nombres al viento, su voz un eco desgarrador en el silencio opresivo.

Mientras el caos se desataba en torno a ellos, la horda de muerte avanzaba inexorablemente hacia el corazón de Paxton, atraída por el tumulto y la destrucción que se desplegaba ante sus ojos ávidos de sangre. Los caminantes se movían con una lentitud sobrenatural, sus cuerpos retorcidos y descompuestos emanaban un hedor nauseabundo que llenaba el aire.

Sus rostros desfigurados por la descomposición reflejaban el vacío de su existencia, sus ojos sin vida brillaban con un brillo maligno mientras buscaban su próxima presa. Cada paso que daban resonaba con un crujido macabro, sus extremidades desarticuladas moviéndose con una agilidad espeluznante a pesar de su estado de deterioro.

Los gemidos y gruñidos guturales de los muertos llenaban el aire, creando una sinfonía de terror que envolvía a los pocos sobrevivientes en una pesadilla viviente. Sus mandíbulas desencajadas se abrían y cerraban con un sonido siniestro, ansiosas por devorar cualquier rastro de vida que encontraran a su paso. Su piel pálida y desgarrada se deslizaba sobre sus huesos expuestos, revelando la podredumbre que los consumía desde dentro.

Kai, cuya fortaleza física era solo superada por la fuerza de su espíritu indomable, se adentraba en los escombros con una determinación implacable, levantando pedazos de concreto y metal retorcido con una resolución férrea en busca de señales de vida bajo la devastación que los rodeaba. Su rostro, normalmente sereno, ahora estaba tenso con la urgencia de la búsqueda, sus ojos escudriñando cada rincón en busca de un rayo de esperanza en medio de la oscuridad.

Pero su labor no estaba exenta de peligro. Mientras Kai avanzaba entre los escombros, se vio rodeado por un pequeño enjambre de caminantes que acechaban en la penumbra, sus cuerpos retorcidos y descompuestos moviéndose con una agilidad espeluznante en su búsqueda de carne fresca.

Con cada movimiento fluido, los cuchillos de Kai se alzaban en un ballet mortal, cortando el aire con un silbido letal antes de hundirse en la carne putrefacta de los muertos con un crujido macabro. El sudor resbalaba por su frente mientras luchaba contra la marea de la muerte. Cada golpe era una llamarada mortal, cada movimiento un paso hacia la salvación o la perdición en aquel escenario donde la línea entre la vida y la muerte se desvanecía en la desesperanza implacable.

Antony, con el corazón dividido entre el miedo y la esperanza, coordinaba sus esfuerzos con Kai en medio de la devastación que los rodeaba. Cada músculo de su cuerpo se tensaba con la urgencia de la situación, su mente trabajando a toda velocidad para trazar el mejor curso de acción en aquel escenario caótico.

Con gestos firmes y decididos, Antony señalaba hacia los escombros, indicando a Kai dónde dirigir sus esfuerzos. Sus ojos oscuros brillaban con determinación mientras escudriñaban el horizonte en busca de cualquier signo de peligro que pudiera acechar en la oscuridad. Cada ruido, cada movimiento, hacía que su corazón saltara en su pecho, llenándolo de temor y esperanza a partes iguales.

— ¡Kai, por aquí! ¡Rápido, necesitamos encontrar a más sobrevivientes! —gritó Antony, su voz resonando en el aire cargado de tensión.

Kai asintió con determinación, su rostro bañado en sudor mientras levantaba otro trozo de escombros con fuerza bruta. Juntos, se abrían paso entre los restos, enfrentándose a la desesperación con valentía y determinación.

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⏰ Last updated: Apr 19 ⏰

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