14. Ojos verdes

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WINGS OF FREEDOM

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WINGS OF FREEDOM.
capítulo 14: ojos verdes.

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(Había moscas volando, zumbando en toda la casa. Atraídas por una fuerza que ella no comprendía. Estaba aterrada hasta los huesos.

Se dió cuenta que estaba arrodillada frente a un altar, había flores muertas y velas apagadas, en medio de estas había un retrato que la miraba y ahuecaba su alma. Una mosca se posó sobre el dibujo, caminando con gracia, moviendo sus patitas sobre la sonrisa de la mujer en el cuadro. Ella siguió sus movimientos sin perder el más mínimo detalle. La mosca siguió su trayecto hasta los ojos y se hundió en ella como si fuera real.

El sonido de un cuervo se escuchó a lo lejos, tan lejos, ahogado por las moscas. No parecía haber un cadáver. Pero la muerte siempre estaba presente con ella como una sombra.

Sangre se derramó desde el altar, salpicó el suelo y se deslizó hasta sus rodillas. De un color rojo oscuro como su cabello.

Entonces se dió cuenta que los ojos de la mujer del retrato que la miraban eran dorados.)

• • •

El niño caminaba por las calles con el encargo que su madre le había pedido, en la bolsa de papel que llevaba en sus manos habían un par de verduras verdes y un rebanada de pan que el señor de la tienda le regaló, aunque quería comérselo prefería llevárselo a su madre. Además, hoy regresaba su padre del Distrito Trost y no podía ocultar la felicidad en la sonrisa que llevaba puesto. Era un buen día, si ignoraba las ideas y pensamientos de su hogar alojadas en su cabecita.

Pasando por una esquina se detuvo súbitamente para mirar dentro del pasillo que llevaba a otra calle menos transitada, de esos lugares que quedaban muy bien estratégicamente para acorralar a alguien y que con las casas amontonadas en Shiganshina era fácil hallarlas. Sus ojos verdes captaron un par de personas, chicos solo un poco mayores que él, al parecer estaban a punto de golpear a alguien. El cabello rubio de su amigo era visible como el brillo del sol de aquel día y fue lo suficiente para hacerlo reaccionar.

—¡Oigan! —gritó corriendo para defender a su amigo, quién no era capaz de hacerlo por su cuenta. No tenía nada a mano, ni siquiera un plan para atacar, él solo tiró la bolsa de compras hasta uno de los matones sin pensar, para su suerte le asestó en la cara causando que las verduras y la rodaja de pan terminaran en el suelo.

—De nuevo este mocoso —gruñó el que era líder de ellos, señalando al niño correr hasta ellos, miró a su compañero antes de soltar una carcajada por lo patético que se veía a sus ojos. Desviaron su atención del niño rubio sentado en el suelo luego de haberlo tirado ahí al encontrar algo más interesante.

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⏰ Última actualización: Feb 01 ⏰

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Hallelujah | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora