5. De desconocida a novia y quizá un poco más

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Adrien Bouffart

Mantengo mi gesto serio mientras se van las dos mujeres. Dominique me hace compañía, el muy idiota sigue aquí.

—No me veas así —le advierto—. Ya se que la regué.

—Te estuve marcando estos días, ignoraste todas mis llamadas y mensajes. Después me entero que no estabas aquí, viene a ver qué sucedía y me llevo la sorpresa que habías salido —dramatiza.

—Pareces una novia celosa y tóxica —me siento en el banco que está cerca de la encimera de la cocina, recargo mis brazos—. Solo me fui sin pensarlo.

—Se que todavía queda un poco de ese Adrien aventurero —apunta mi corazón—. Tampoco te pases, no pensé que fueras en realidad.

Se ríe sin poder creerlo.

—No lo pensé, vale —expreso—. Fui con la idea de que quería solo ver por curiosidad y...

No se que decir, lo hecho, hecho está.

—¿Y? —me anima a seguir.

—Cuando la vi tan indefensa y llorando quise protegerla me nació el instinto de no dejarla ahí —mientras estoy sentado él abre el frigorífico para husmear—. Después solo lo hice, no hay vuelta atrás.

Se queda quieto observando, se gira a mi.

—Ok —saca un enlatado de helado—. Ya está, solo que viene el problema.

Busca una cuchara, da con ella y con eso destapa el bote, encaja la cuchara para luego llevársela a la boca.

—Deja de estar de tragón —le arrebato el bote de helado que es mío—, búscate tu propio helado.

Me ve con envidia, me apunta con la cuchara.

—No seas codo e invita —trata de meter de nuevo el objeto, no lo dejo—. Luego tú no lo comes, se echara a perder.

—Ya has desayunado —me quejo—. No vengas a asaltar mi nevera.

—No seas así.

Ya veo sus quejas y berrinches. Parece que hay un niño encerrado en ese cuerpo de hombre.

—¿Llevarás a tu chica a la fiesta? —cambia de tema.

¿Mi chica?, cada cosa que se le ocurre. No es nada mío.

—Scarlett la llevará —no quiero que mi padre la vea—, a ella nadie le dice no.

Justo ahora están en el centro comprando ropa, idea de Scarlett. Al menos la saco para que tome aire y conozca un poco de París.

—Ni yo podría decirle no —veo su cara de pervertido.

—Nunca tendrías oportunidad con ella —no sabiendo que es su amigo de años— menos con la pinta de mujeriego que te cargas.

—Es por eso que prefiero su amistad, cuándo la conocí en la universidad si que me ilusionó un poco, sin embargo cuando hablamos por primera vez supe que no era para una sola noche —se queda recordando—, así que preferí su amistad a qué después me viera con rencor.

Su historia con Scarlett no es la gran cosa, ella nunca dejo que Dominique se acercará más de lo normal, sabiendo la categoría de mujeres que pasaba por su cama cada fin de semana. Hubo un momento que se coqueteaban descaradamente en mi cara no obstante nunca paso nada, simples palabras vacías.

Mi amiga sabe lo que vale, sabe que Dom nunca le dará lo que ella busca. Prefiere que su amistad siga intacta a que se acabe por una noche de sexo.

—No me recuerdes que la bella de Scarlett me ha ignorado siempre —recarga su mejilla en su mano—. Me lo merezco.

El heredero Bouffart Where stories live. Discover now