10. A tan solo unos pasos

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Dos semanas después

Estas dos últimas semanas han sido demasiado ajetreadas, decidir, buscar lo que más combina y sobre todo buscar el vestido adecuado para la ceremonia.

Dentro de dos horas tengo que ir con una diseñadora muy reconocida de Francia, que ha hecho pasarelas y que ha sobresalido estos últimos años. A Scarlett se le dificultó un poco conseguir una cita con ella pero lo logró, ya que la mujer no es de Francia solo vino a unos cuantos proyectos que tiene, es originaria de Estados Unidos. Tuvimos suerte que será ella misma que nos atienda.

Por lo que se el hermano de Adrien fue un modelo para la pasarela el año pasado.

—Espero que encontremos un vestido adecuado para ti, el tiempo lo tenemos encima —está en lo cierto—. Estamos a dos semanas de la boda.

Hemos ido a varias tiendas de vestidos de novia, me he probado más de diez vestidos y a Scarlett sigue sin gustarle uno, sé que es para mí y yo seré la que lo usara pero dice que ninguno es digno de mí. No es que sean feos, todo lo contrario son hermosos pero no tan hermosos como el que tengo que tener.

Ayer estuvo Georgia aquí y estuvimos viendo los centros de mesa, escogimos peonias azules para los arreglos con otras más que combinan con el color, algunas serán blancas. El blanco y el azul será el color que represente nuestra boda.
Cuando Adrien llegó se unió a nosotros, ayudó a escoger por igual.

En una esquina su mejor amiga nos observaba, no dijo nada como las otra veces solo silencio.

Pensé que Adrien reconocería a Georgia pero parece que no, solo la ha ignorado. Ella lo saludo, por amabilidad le correspondió que fue más a regañadientes.

Recuerdo qué Scarlett me susurró "te lo dije".
Adrien no recordaba si pasó alguna noche con ella y si lo fue ya no le da importancia.

Busco en el guardarropa algo casual y fácil de llevar para no batallar al medirme los vestidos que estoy segura me harán probar.

Es demasiado temprano, el dueño del departamento está en el gimnasio junto con Dominique.

Llevo alrededor de mi cuerpo una toalla que tapa mi desnudes, acabo de salir de la ducha para esta hora Adrien ya debe haber llegado para desayunar e ir a su trabajo.

Nos hemos llevado muy bien, estoy teniendo una conexión con ese hombre que puede llegar a ser muy reservado y poco expresivo, ni hablar del mal humor que se carga, tengo que aceptar que a pesar de eso es agradable su compañía.

Saco un par de pantalones de tela delgada color café y una sudadera color blanca tipo tejido que llega un poco más arriba de la cadera dejándola al descubierto. Busco en uno de los cajones unas braguitas con un sujetador.

Estoy por quitarme la toalla cuando una figura masculina aparece en mi campo de visión. Tan rápido como estaba quitando el trapo me lo vuelvo a colocar en la parte de enfrente tapando mi desnudes.

Adrien se gira tan rápido como puede al darse cuenta como me ha encontrado, va en su ropa de ejercicio aún eso significa que va llegando.

Su cuerpo se ve sudoroso, los mechones de cabello que se le escapan se ven mojados por el sudor, lleva aún la mochila de entrenamiento.

—Una disculpa Alessia, debí de tocar no sabía que te encontraría así —yo solo deseo esconder mi cuerpo en algún lugar donde nadie lo pueda ver—. Será mejor que me vaya.

Su rostro lo mantiene volteado para no verme, yo solo sostengo aquel pedazo de trapo que solo tapa hasta mis muslos, la parte trasera está más que desnuda y siento un poco de frío.

El heredero Bouffart Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt