13. Sentimientos llenos de deseo

2.9K 261 93
                                    

No sé en qué momento cerré los ojos durante la noche.

Adormilada abro los ojos, la luz que entra por el techo hace que vuelva a cerrarlos así de rápido.
El cielo ya está teñido en su color azul más bonito que tiene.

Me muevo en la cama para ver que estoy envuelta en unos brazos masculinos que conozco muy bien.

Adrien tiene un brazo rodeando mi cintura, su cara está encajada en la almohada haciendo que no lo vea, solo una mata de cabello es la que veo.

Anoche solo puedo decir que hubo más de un cruce de límite. Me dejé llevar por todo lo que mi cuerpo ansiaba.

Un beso, y uno que solo viniera de Adrien. Aunque he de admitir que no fue un beso, fueron muchos, demasiados como para olvidar la cuenta. Nos cansamos de tanto besarnos, de juntar nuestros labios y dejarlos hinchados y rojos por toda la fricción.

Ahora estoy aquí envuelta en su brazo donde se supone que deberían estar los cojines que puse durante la noche, fue para nada.

Le doy unas cuantas miradas viendo como descansa, ayer también lo hice. Toco su cabello es sedoso entre mis dedos.

Nunca pensé que acabaría besándome con Adrien.

Se remueve entre sueños, la luz de día entra por todos lados. Me encanta este lugar, es hermoso por todos los lados posibles. Guardaré cada recuerdo cada detalle de todo el lugar para cuando regresemos a París tendré muchas ganas de pintar. Quiero revivir lo más que recuerde en los lienzos en blanco que hay en el departamento.

Gira su rostro quedando ante mi, ya no diré nada en voz alta o pasaré de nuevo vergüenza es demasiado bueno fingiendo que duerme.

Me jala más a su cuerpo, mi cara pega a su pecho, es tan cálido. No me suelta para nada, no me quejo. Mis manos viajan por su cadera hasta posarse detrás de su espalda, también me doy el gusto de sostenerlo entre mis brazos.

—Esto se siente tan cómodo —murmura sin abrir los ojos—. Aprovechando que estoy dormido, que aprovechada Alessia.

Lo que dije, no pase vergüenza hablando de nuevo pero si demostrando contacto físico. Se me sube el color a las mejillas, no quiero que abra sus ojos y me vea toda colorada, ya es mi día a día.

Mis brazos aún se encuentran a su alrededor, él también no me ha soltado.

—¿No dirás nada? —susurra muy cerca de mi oreja, siento su aliento.

Su voz por la mañana es ronca y muy sexy para mi propio gusto.

—Buenos días Adrien —me giro para esconderme en su pecho algo que no le molesta en absoluto.

—Buen día Alessia —acaricia mi espalda tan lentamente.

Me da un escalofrío, sus manos son grandes y saben lo que hacen. Estamos en una posición muy íntima.

—Ahora sí parecemos una pareja recién casada —puedo adivinar que ya ha abierto sus ojos—. Sabía que los cojines no funcionarían.

Lo sabía aún así no dijo nada, se reservó su opinión.

—Esto no viene en el contrato —recuerdo—. No deberíamos estar así.

Lo oigo gruñir.

—Lo se más que nadie, estoy disfrutando estar así —suelta sincero—. ¡Carajo!.

—¿Qué pasa?

—Me pasa de todo, estamos rompiendo cada parte del contrato, ya solo falta dar el último paso —agrega con un sonido de frustración—. Y no se porque lo estoy disfrutando tanto cuando no debería.

El heredero Bouffart Where stories live. Discover now