15. Eres mi esposa

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Adrien Bouffart

Último día, mañana a primera hora nos estaremos marchando, por la tarde estaremos llegando a París.

Las maletas ya están hechas, hoy solo disfrutaremos de un paseo a pie por la nieve.

Alessia a estado muy emocionada, la veo sonreír, la veo disfrutar de cada cosa que ve y yo solo puedo sentirme satisfecho de que estoy haciendo las cosas bien.

Desviándome del tema no puedo parar de tocar su cuerpo de acercarme a ella. Me ha nacido la necesidad de no soltarla nunca, si tenía una cierta posesión hacia ella cuando iniciamos esto, ahora hay algo más fuerte que no dejaría que nadie se le acerque con otras intenciones.

Justo ahorita está en la ducha, de aquí iremos a dar ese paseo y después iremos a cenar, nuestra última noche.
Hasta aquí ha llegado nuestra luna de miel.

Me he olvidado del exterior y de que haya muy lejos de aquí tengo un trabajo, obligaciones que cumplir.

Escucho que se abre la puerta del baño, mi esposa sale con solo una toalla envuelta en su cuerpo lindo, el cabello se le oscurece más por el agua y su piel luce más pálida de lo normal haciendo que sus ojos grises resalten más.

Los dos poseemos ojos grises, pero un gris diferente. Sonrió al saber que nuestro hijo o hija así los tendrá, nuestros ojos.

Por mucho que la haya tocado, que hayamos tenido sexo sigue sonrojándose. Se le tiñen las mejillas con tan solo verme, sonrió al ver que soy el dueño de ese sonrojo, que soy el causante de cada uno de ellos.

Me acerco solo unos pasos. Se detiene mientras me ve como me acerco lentamente a ella.

Algunos cabellos se interponen en su rostro, me nace la necesidad de quitarlo, toco su rostro con la yema de los dedos mientras hago a un lado el cabello que me estorba para apreciar mejor esa rostro tan bonito que posee.

Ahora que ya tiene la cara despejada, mis dedos tocan esas mejillas coloradas. Trazó círculos perezosos e imaginarios en su suave piel que tiene.

Mi dedo baja por su cuello, hago un recorrido donde presiono poco. Con solo tocarla me hace querer tenerla envuelta en mi cuerpo.

Arrastro de arriba a bajo mi dedo en su cuello, me quiero inclinar a morder un poco esa parte delicada, se que se estremece mientras disfruta de mi toque, sus bellos se erizan y su pulso se acelera.

Alessia, te estoy afectando y tú a mi.

Mis dedos juguetones bajan a su escote, el borde de sus senos hacen que quiera tomarlos en mis manos y llevarlos a mi boca para chuparlos.

—¿Qué haces? —está claro que está viendo mis intenciones.

—Quiero llevarte a la cama —le reveló mis intenciones.

—¿Ahora?

—Justo ahora —tomó la toalla por el nudo que tiene para sostener su cuerpo.

—Deberíamos estar yendo a esa caminata —el trapo cae a los pies dejándome verla solo con esas bragas de encaje que le quedan tan bien.

El heredero Bouffart Where stories live. Discover now