6. ¡¿Cómo que tú novia?!

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Alessia

En cuanto llegamos al lugar que resultó ser una casa enorme con mucha gente dentro que se pavonean en sus mejores atuendos que seguro les ha costado cientos.

Se aleja de mi dejándome con Dominique, se pierde entre la gente con su papá. Adrien tiene las mismas características que su padre, se parece a él.

Me aferro al bolso que llevo en mano, Dominique bebe de una copa. Lo miro queriendo descifrar que es aquello lo que toma.

—Ya se, soy galán —hago una mueca—. ¿Gustas? —me ofrece su copa, yo niego.

Miro a mi alrededor. Scarlett se ha ido por ahí, me dejaron a la suerte de este tipo que me causa nervios.

Quiero caminar, quiero recorrer ese enorme jardín que posee la mansión, tocar las flores, arbustos y ver el cielo. Grabarme cada detalle para cuándo pueda tener ideas para plasmarlos en un lienzo.

—¿Quieres ir fuera? —me señala.

Creo que se ha dado cuenta que no aparto la mirada del jardín.

—No

Me quedaré con las ganas.

—No me mientas, vamos —me ofrece su brazo—. No te haré nada, además Adrien me dejó a cargo.

Quizá no sea mala idea, aquí parada viendo a todos lados me aburriré. Cuándo tocó su brazo por encima de la ropa empieza a caminar.

Es unos centímetros más bajo que Adrien pero tiene un cuerpo más fornido por el ejercicio que ha de hacer, sus brazos tienen más músculos y se siente al tacto.

Al salir al exterior el aire limpio golpea mis fosas nasales.

—Es bonito el jardín —caminamos entrando al pasto—. Ten cuidado con tus zapatos.

Trato de caminar bien por el pasto.

—Dime Alessia ¿cómo te sientes con tu nuevo entorno?

—Bien

—¿Solo bien? —me examina sin poder creerlo—. No seas tímida, no diré nada y no juzgare sobre lo que piensas.

—¿Qué cambiaría si dijera lo que de verdad siento?

Se que nada, por qué nada de lo que diga hará que abandone este lugar y también no tendría a dónde ir. No conozco nada ni la cuarta parte del mundo.

—Mucho, Adrien no es malo solo dale tiempo. Cometió una insensatez pero no quita el hecho que quería ayudarte —él lo sabe, sabe de dónde vengo.

—¿Tú lo sabes?

Se detiene para aclararse la garganta.

—Lo se, me lo contó hace unas horas atrás —me confirma—. Adrien te salvo de otro destino, ya encontrarás una forma de pertenecer en algún lugar.

¿Dónde exactamente?, ¿Me dejará ir algún día?

La respuesta llega rápido, es obvio que no. No hay marcha atrás a nada de esto a menos que de verdad quiera deshacerse de mi.

El heredero Bouffart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora