9. ¿Cómo no ilusionarme?

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Alessia

Ayudó en la cocina a Scarlett o eso intento, me está enseñando un poco, lo agradezco de verdad.

—Solo un poco para que no quede tanta grasa —explica—, aunque tampoco lo dejes tan seco.

Estoy como una alumna escuchando atentamente a la profesora.

—Ahora si dale la vuelta, no lo hagas antes o solo no quedará bien cocido —intentó darle la vuelta a la carne—. Ahí está ahora deja que suceda lo mismo.

Estamos preparando la cena juntas, Adrien está por llegar.

Solo han pasado unos días desde que me llevo al río de Sena. Aún llevo el recuerdo tan vivido en mi mente.

Todo fue tan hermoso, tan atento y me escucho hablar sobre la pintura, me contó que le gusta la fotografía.

No imaginé que me llevaría para pedirme matrimonio, ni siquiera se me cruzó por la mente como lo haría solo dije que si.

Se arrodilló para pedir mi mano, quizá nuestra relación no es real pero eso lo fue. La decisión en sus ojos, no dudó en hacerlo y yo no dudé en aceptar casarme.

Me llevo de paseo por la Torre. La foto, no olvidaré ese momento.

No menciono nada después de aquel beso que ocurrió fue tan fugaz así como unió sus labios con los míos así los retiró para la foto.

Por un segundo sentí que ese roce duró más de lo imaginado, sus labios tan suaves.
Solo sentí como me puse roja por ese beso.

Adrien me dio mi primer beso.

Cierro los ojos y el recuerdo golpea mi mente. No debo ilusionarme por un simple beso, solo los junto y listo, solo para una foto.

Está mañana Scarlett trajo la revista de noticias y chismes. Nuestra foto enmarca la portada donde Adrien me pidió matrimonio. Dentro de la noticia hay más fotos de nosotros y esa en especial donde me beso.

Si amiga solo me vio, no preguntó nada y siguió con lo suyo, sabe que no es real qué probablemente ese beso ocurrió solo para la noticia.

—Esto ya está —se seca las manos en una toalla—. Ha quedado muy bueno.

El olor a comida se cuela por mi nariz.

—Todo te queda muy bien —halagó su comida.

—Está vez ayudaste así que el mérito también va para ti —me guiña un ojo.

Escuchamos como abren la puerta, ya ha llegado.

La risa ronca de Dom llega hasta acá.

—Trajo a ese hombre —gira los ojos—. Pondremos un plato más.

Se encamina a la sala donde se escuchan las voces, la que resalta solo es la de su mejor amigo es el que más habla y Adrien solo escucha.

Voy tras ellos.

—¿Dónde está tu prometida? —pregunta por mi—, quiero darme mi más sentido pésame porque se va a casar con este tipo poco romántico.

El heredero Bouffart Där berättelser lever. Upptäck nu