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— Dejaré de hablar antes de que me alargue... Te amo, adiós.

Colgó, el mensaje de voz fue enviado a su madre. Estaba agotada, estresada, ella trataba de hacer algo bueno, algo en lo que realmente creía y confiaba, pero lo único que había logrado había sido ser la burla de todo aquel que volteo a verla en aquel programa de noticias. Con una mano en la frente, sintiendo poco a poco un dolor de cabeza que se hacía presente, entro de nuevo al hotel y se recargó en la puerta.

Un suspiro tembloroso salió de sus labios, si tan solo alguien más creyera en ella, si tan solo tuviera el apoyo de las personas, o quizás no todas, una o dos... Alguien que la escuchara, cualquier cosa servía, incluso un simple consejo de qué hacer a continuación. Deseaba tanto que su madre respondiera aunque sea un mensaje.

Un par de golpes interrumpieron sus pensamientos.

Una extraña y familiar sensación le recorrió la espalda, el ambiente había cambiado. Volteo hacia la puerta y la observó confundida, ¿Quién podría ser? Luego del desastre que fue en la televisión era imposible que cualquier demonio haya quedado convencido, debía ser una broma, quizás alguien perdido.

Se levantó con duda, tomo el picaporte y abrió la puerta.

— Ho-

La cerró.

— ...

Abrió.

— la.

Volvió a cerrar.

— Carajo. — Observó la silueta de quién estaba detrás de la puerta.

Miró hacia todos lados, como si una explicación estuviera cerca y tuviera que encontrarla. No quería tener que lidiar con algo así en ese momento, no estaba en el mejor humor.

Había pasado un tiempo, años, desde que vio a ese demonio en particular, no es que le desagradara, pero la relación era casi nula.

Charlie terminó por sucumbir y caminó a paso apresurado hacia el salón, una pequeña gota de sudor se acumuló en su frente.

— Amm, ¿Vaggie? — Se asomó por el pasillo.

— ¿Qué?

— El demonio radio está en la puerta. — Habló señalando su propia sonrisa haciendo énfasis en la característica tan conocida de dicha persona, aúnque confiaba en que su pareja ya sabía de quién se trataba, y acertó.

— ¿QUÉ?

— ¿Quién? — Angel preguntó antes de devolver la paleta helada a su boca.

— No lo dejes entrar. — Vaggie advirtió con obviedad, se paró del sofá y se acercó a su novia, ambas desde allí miraron la puerta al final del pasillo.

El novio de papá. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora