-5-

13.8K 1.7K 681
                                    

[

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[. . .]

— Tenemos un problema.

Los robots dejaron las bebidas en la mesa donde los Vees discutían su siguiente movimiento, Vox tenía la palabra planteando la situación actual.

— Alastor se está acercando a la princesita Morningstar. — Pasó un dedo por los bordes de su vaso. — Así que nuestra misión ahora es asegurarnos de que no hay trato alguno entre la mocosa de LUCIFER. — Golpeó la mesa, cabreado de que su rival se haya metido dónde a él jamás se le ocurrió. Estaba un paso adelante. — Y ese monstruo sonriente.

— ¿Y dime cómo piensas detenerlos exactamente? — Velvette despegó la mirada de su teléfono.

— Ponles algo en sus tragos, así es cómo consigo que las zorras se comporten. — Propuso Valentino con una sonrisa, haciendo quién sabe qué con su arma favorita y una caja de pastillas.

— Sí, em. — No tenía ganas de imaginar cómo drogaba demonios al azar. — Quizá meter a un infiltrado no sea una mala idea, ¿Crees que Angel lo haría?

— Ese flaco infeliz no responde mis llamadas.

Frustrado, Vox dejó el vaso en la mesa y se paró, caminó hacia el acuario que rodeaba el salón. — Necesitamos a alguien que princesita corazón de oro pueda acoger.

Velvette continuó con una sonrisa. — Alguien patético, desesperado, sin vínculos directos con nosotros.

— Le di trabajo a todos los perdedores de este lado del infierno, ¿Quién mierda queda?

El televisor observaba sus tiburones nadar libremente cuando una idea cruzó por su cabeza. Volteó a ver a sus compañeros, malicia en sus ojos y una sonrisa confiada. — Creo que tengo al indicado.

[. . .]

En el Hotel Hazbin la pareja de chicas llegaba agotada. Charlie se tiró al sofá desganada, no sólo por el cansancio en sus piernas por recorrer toda la ciudad, sino por no conseguir resultados.

Angel, quien estaba nuevamente inmerso en su teléfono, las vio llegar y con una sonrisa juguetona preguntó. — Cueeenten, ¿Cómo les fue?

Vaggie suspiró. — No reclutamos ni siquiera uno.

— ¡Es obvio! ¿Quién querría pasar sus últimos días sin coger ni pelear?

Pero la chica no lo escuchó, alguien había llamado a la puerta. Se dirigió con duda, sin poder adivinar quién podría ser.

Abrió la puerta.

El novio de papá. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora