Capítulo: X

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El perdón de nuestros pecados.

D Í A 7.

Cory estaba desquiciado, era el último día, y no tenía más que un par de horas de luz solar para buscar el sitio correcto, estaba solo, sus únicos posibles testigos se quitaron la vida de forma aparentemente inexplicable, además no había nadie que pudiera ayudarlo, escucharlo o aconsejarlo, tenía tan solo esas pocas horas para traer a Eliana de vuelta.

O perderla para siempre.

Releía una y otra vez el acertijo en busca de pistas, se sintió frustrado al no poder encontrar una sola ubicación concisa, hasta que se le ocurrió que quizá podría trazar un mapa hasta el sitio en el que se encontraba su esposa. Convencido de ello, buscó una hoja de papel y un lápiz de grafito, echó un vistazo al reloj en su muñeca; eran las cuatro de la mañana. Cory tenía negras ojeras hundiéndose bajo la cuenca de sus ojos, el cabello despeinado de tanto tirar de él, solo había dormido noventa horas en todo lo que iba de la semana, se sentía ansioso e irritable, no pensaba en otra cosa que no fuese Eliana, y su hijo que según Luo, ya había nacido.

La muñeca sin pies se arrastra por el bosque.

Se encontraba cerca del punto de partida, justo en la entrada del claro, así que lo marcó con una equis que sombreó con el lápiz.

Cruza el puente por el río y abandona el claro.

Cory echó un vistazo al mapa que compró hacía tres días, el río estaba al norte entre una serie de matorrales y riscos, reconoció el camino que recorrió hacia la casa del brujo Luo, por lo que intuyó que el río debía estar del otro lado. Señaló con un marcador rojo y trazó su desembocadura en el mapa improvisado que estaba haciendo, allí dibujó un puente –aunque no tenía muchos conocimientos sobre dibujo, un par de veces le tocó hacer un retrato hablado en la comisaría–, alrededor señaló los matorrales e hileras de árboles que se alejaban hacia el oeste.

La pálida roca tiene la forma de la meretriz Magdalena.

—¿Por qué una roca tendría la forma de Magdalena? Es... ridículo —siseó entre dientes mientras improvisaba fugazmente una roca alta con el rostro de la virgen tallado—. Se pierde detrás de un arbusto con las ramas secas y espinosas, sigue el trecho por debajo de la colina, bajo la luz mortecina del sol saliente... eso es al este.

Cory trazaba con presteza y meticulosidad cada recoveco, rincón o pasaje que iba descubriendo a medida que descifraba el acertijo, le quedaba poco menos de quince minutos para que saliera el sol. Ya solo le faltaba una línea por descifrar.

Avanzará hasta encontrar de nuevo el claro. El consorte cruzará el umbral tan rojo como su mundana sangre cuando sus sucios dedos toquen la enredadera, bajará al Reinado por resurgir.

—Bueno... eso solo limita las opciones. Soy su esposo, su... "consorte", así que debe haber un claro unos metros adelante... y si hay un umbral, debe haber una puerta... ¿será la misma de la que Eliana hablaba en sueños? Clase caballo sos Corián, por supuesto que es esa. Tan roja como mi "mundana" sangre, qué acogedor —se permitió reír entre dientes ante su socarronería, la ausencia de Eliana para reírse de sus chistes, lo acongojaba—. Una puerta roja.

La dibujó con el marcador rojo. Miró la llave que extrajo del ojo del perro muerto, los dientes de plata serrados se veían labrados hacía décadas, estaba ligeramente oxidada pero aún brillaba reluciente bajo la luz natural. Cory todavía seguía preguntándose qué, o quién estaría escondiéndola, definitivamente no tenía que encontrarla, lo estaban cazando, ¿por qué dejar a la vista el objeto con el que podría reencontrarse con su esposa? Sencillamente no tenía sentido.

Líbranos De Tu Mal #PGP2024Where stories live. Discover now