ꕤ「capitulo 49」

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Era el segundo día que estaban en Jeju, la tarde estaba haciendo presencia en los cielos nublados, pintándose en tonalidades naranjas y rojizas, la suave brisa corriendo cálidamente para refrescar a los huéspedes, moviendo en un delicado baile el follaje de los exorbitantes árboles que se mostraban imponentes alrededor del hotel.

Cualquiera que estuviera ahí, podría sentirse relajado y maravillado por la hermosa vista que se ofrecía, pero ese no era al caso de Jungkook quién estaba sumamente nervioso, se encontraba casi sudando frío mientras caminaba de un lado a otro, temiendo de su propia integridad, probablemente podría hacer un agujero en el suelo si seguía haciendo aquello pero no podía evitarlo, no cuando estaba a punto de hablar con Jongin, su suegro, sobre lo que había pasado en la mañana durante el desayuno.

Estaba tan perdido imaginando las mil maneras en las que Jongin podría torturarlo por follarse y dejar marcas en la piel de su hijo, que no notó cuando este estuvo detrás de él.

—Jungkook— llamó con voz clara y tranquila.

Jungkook dió un respingo, detuvo sus pasos de golpe y giró rápidamente su cabeza en busca de la persona que lo había llamado, encontrandose con el padre de su novio a un par de metros de dónde se encontraba parado.

Tragó duro y aclaró su garganta. —Jongin— saludó, ocultando que el hombre mencionado fue el protagonista y responsable de su muerte en distintos escenarios que su cabeza creó en lo que esperaba. —¿Vamos al bar o aquí está bien?— Jeon ya había aceptado su destino.

Tal vez estaba siendo un poco dramático... o tal vez no, pero vamos, cualquiera estaría mucho peor que él en esa situación. No cualquiera está a punto de ser asesinado por no poder mantener la polla dentro de sus pantalones.

Ahora maldecía a su calentura y al atractivo rubio que era la viva imagen de la tentación de cualquier hombre. Con su rostro delicado e inocente, mostrando sus carnosos labios rojos y sus grandes ojos verdes decorados por una capa tupida de largas pestañas que acarician en un suave roce la piel de sus pómulos, Taehyung podría ser el equilibrio perfecto de la combinación entre el pecado y la pureza.

Jungkook no era muy fanático ni devoto a la religión, tampoco se consideraba parte de una pero ese rubio lo hacía dudar de si era un ángel bajado desde el mismo cielo o sacado desde lo más profundo del infierno, pero se creía capaz de ponerse de rodillas ante él y mostrar su completo compromiso y devoción como lo haría un verdadero creyente.

—Está más tranquilo aquí afuera— Explicó. —Además, la vista es espléndida. ¿No lo crees?

Y Jungkook pensó que aquello no se comparaba ni un poco con la dicha que le daba observar la belleza de Taehyung, pero de todas formas asintió, dándole la razón al hombre más grande.

—Sí, lo es.

—Hay que tomar asiento en las bancas de allá— señaló unas lindas bancas de madera que no estaban muy lejos de donde se encontraban.

Jongin caminó en dirección hacia donde había señalado anteriormente sin decir nada más y Jungkook caminó detrás de él. Ambos hombres tomaron asiento al mismo tiempo, dejando una considerable distancia entre sus cuerpos.

—Bien, Jungkook— comenzó. —¿Que tienes que decir sobre las marcas en el cuello de mi hijo?— preguntó, su semblante era escalofriantemente neutro.

—¿Lo siento?— respondió dudoso porque no lo hacía realmente.

—¿Lo haces?— inquirió con una ceja alzada.

Trató de darle una respuesta segura, probablemente su suegro ya estaba planeado su muerte pero podía intentar que su tortura disminuyera un poco, así que respondió con un "sí", pero eso no evitó que de todas formas su respuesta saliera bañada en duda.

be my daddy | kooktae♡حيث تعيش القصص. اكتشف الآن