CAPÍTULO 1: púrpura

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Hyeji

Es tarde — Yena me miró preocupada mientras traía los vestidos hasta a mi — ya es muy, muy, muy tarde. El avión partirá y no llegaremos a tiempo para el desfile.

Seguí viendo el vestido en el aparador con indiferencia mientras todos a mi alrededor caminaban apresurados. Es la primera pasarela de la marca en Seúl así que es de gran importancia estar allá a tiempo.

¿Cómo crees que estará el clima? —pregunté.

Amm.. ¿nublado? No lo sé Hyeji, aún no estamos allá. —echó algunos vestidos en la maleta y la cerró con dificultad. —Pero lo sabríamos si "alguien" no hubiera perdido el primer avión. Ahorita estuviera disfrutando de una rica comida y un poco de soju.—se quejó.

—Se te olvida un detalle insignificante, Yena.

—¿Ah, si? ¿Cuál?

—No quiero ir a Seúl.

Finalmente la pelinegra dejó de prestarle atención a lo que estaba haciendo y se acercó hasta a mi.

Yena es mi asistente personal y mejor amiga. Sabe algunas cosas de mi pasado pues la abuela le llegó a contar sobre ellas antes de partir.

Sé que no tienes gratos recuerdos en Seúl pero te aliento a ir para hacer unos nuevos. —sonrió. —Ya verás que todo estará bien.

—Eso espero.—suspiré profundo y Yena me dio un abrazo como forma de consolarme.

Hace años tuve un accidente que hizo que perdiera la memoria; ocurrió el primer día que llegamos a Inglaterra. Ese día subimos a uno de los taxis que ofrecen servicio a las personas que acaban de llegar al aeropuerto para ir a donde la abuela requería pero hubo un accidente que me dejó en el hospital por casi medio año. Algunos recuerdos se borraron mientras que otros simplemente decidí que los borraría para siempre.

La abuela partió poco después no sin antes introducirme al mundo de la moda. Dejó su herencia a mi nombre y con ella pude crear mi marca. Desde entonces he estado rodeada de personas que me aprecian y cuidan de mi. Yena es una de ellas.

La conocí en la universidad cuando recién cumplí veinte años de edad. Alcanzó a conocer a la abuela y se hicieron unidas, incluso se fue a vivir con nosotras a los pocos meses de conocerla. Se hizo prácticamente mi hermana y me siento muy agradecida por ello pues, cuando perdí al tesoro más grande de mi vida, ella estuvo ahí para mi.

—¿Y bien? ¿Ya decidiste que vestido llevarás al evento de apertura?

—La gran pregunta aquí es, ¿ya hablaste con tu hermano?


Rodó los ojos.

Ese tonto —se dio la media vuelta para tomar el vestido del maniquí y guardarlo en la maleta. —Será sorpresa.


—Yena...

—Ese cabeza hueca nunca está en el país cuando quiero visitarlo, ¿qué te hace creer que quiero verlo en esta ocasión?

—Es tu hermano, Yena. Debes procurarlo. Es tu familia.

—Ya lo sé, ya lo sé.—renegó. —Y hablando de eso, ¿ya contactaste a tu hermano?

Negué con la cabeza.

Solo por eso acepté ir a Seúl. Debo seguir la pista que me dejó la abuela para encontrarlo. No quiero envejecer y lamentarme por no haberlo conocido antes.

Wash away | YeonjunWhere stories live. Discover now