CAPITULO 3: niñita fastidiosa

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Hyeji

—¡Tarán! — dejé la bolsa de pollo frito sobre la mesa y del otro lado coloqué las botellas de Soju. —La cena está servida.

—¡Wuuu! ¡Que bien! — Yena se acercó corriendo hasta la mesa y comenzó a abrir una botella de Soju con la orilla de la mesa. —Comenzaba a pensar que tendría que llamar a la policía —mencionó mientras metía un trozo de pollo frito en su boca.

¿Ah? ¿Por qué?

—Pues porque no aparecías, tontis —respondió en tono obvio con comida en la boca. —Yah, ni siquiera regresaste para dar las gracias así que tuve que hacerlo yo en tu lugar —hizo un puchero. —¡Aish! Eso me gano por ser tu amiga.

Sonreí.

Y esta amiga que vez aquí se preocupó mucho por su amiga que incluso le trajo varias botellas de Soju extra para celebrar el éxito de la pasarela.

Yena comenzó a aplaudir emocionada.

¡Wuuu! Eso es a lo que me refiero.

Reí.

Si, bueno, tenía que recompensarte por tu ardua labor. — la miré de reojo. —Sobre todo por haber olvidado reservar habitaciones en el otro hotel...

—¡Aish! ¡Siempre tienes que romper la linda atmósfera!— rodó los ojos. —Eres fastidiosa, ¿ya te lo habían dicho antes?

—No...

Yena tomó su plato lleno de alitas de pollo frito y se fue a sentar hacia el sofá gris de la enorme suite.

Eres una niñita fastidiosa, Hyeji.

Pum, pum, pum. De repente, la voz de un chico sonó en mi cabeza diciendo exactamente las mismas palabras.

¿Hyeji? ¿E-estás bien?—se paró de inmediato al verme inmóvil.

¿Huh?

—Estás muy pálida.

No quise que Yena se preocupara así que traté de no darle importancia a la voz en mi cabeza.

Siento que la he escuchado en otra parte pero, ¿dónde?

—Probablemente sea la lactosa, tomé café hace rato.

—Oh, ¡cierto! Ya no me dijiste nada de tu desaparición. —me serví pollo frito en un tazón blanco y me senté al lado de Yena para ver el televisor. Le había pedido grabar la pasarela así que ahora estaba por reproducir el video en la pantalla grande de su hermano. —¿A dónde fuiste?

—Yo... me encontré con un viejo amigo.

La pelinegra dejó su plato de lado y volteó a verme.

¿Un amigo? ¿Ya recordaste algo?

Negué con la cabeza.

Aún no pero —

—¿Cómo supiste que era tu amigo si no recuerdas nada?—entrecerró los ojos, dudosa. —Aquí huele a gato encerrado.


—¿Qué?


—A mi se me hace que te encontraste con un chico guapo y te fuiste a algún lado con él.

—Choi Yena. Basta. Sabes que no soy así — le solté un golpe en la cabeza.

Wash away | YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora