ᴍʏ ɴᴀɪʟs, ʜᴀɪʀ, ʜɪᴘs, ʜᴇᴇʟs 「†」 ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs]

「†」 Prologue 「†」

Uñas bien cuidadas, cabello rosa, caderas esbeltas, tacones altos, culo gordo, labios reales y bolso lleno de grandes billetes, justo así JiMin entró al club nocturno que explotaba en la música más vulgar que se podía escuchar.

Se supone que debería estar en su habitación, dormido y triste luego de haber discutido fuertemente con YajaTzael, pero era un perra que daba muchos problemas, así que ya era hora de romper algunas reglas.

— Qué lindo muñeco. ¿No quieres venir aquí?

Con la mirada al frente, sonrió de medio lado ante los halagos de hombres heterosexuales que parecían doblarse ante su sensualidad y hermosura.

Piernas altas, rostro de ángel, ojos de Lucifer, cintura delgada, muslos gruesos y con su celular nuevo en mano pudo captar a su exnovio con algunos amigos que nunca le presentó. Todos sentados en una mesa algo alejada de donde estaban las bailarinas exóticas y semidesnudas que bailaban para conseguir dinero.

— ¡Aquí sí hay mujeres!

— ¡Sigue moviéndote así, muñeca!

Con una amarga sonrisa, clavó los ojos en YoonGi y el cómo tomaba con esos idiotas entre conversaciones amenas e interesantes, haciéndole preguntar por qué estaba ahí si a él no le gustaban las mujeres.

Era tan increíble saber que tan solo un mes y YoonGi no lo había buscado, pero sabía que la pelea y ruptura había pasado por justas razones. Aún así, lo extrañaba, mas no encontraba las palabras para arreglar lo que él mismo había destrozado con sus miles de inseguridades que lo llevaron a celar de forma increíble, más allá de los límites, es por eso que fue YoonGi quien terminó todo.

— ¡¿Dónde están los solteros?! ¡¿En dónde?!

Demasiado increíble.

De verdad que se mordió la lengua cuando esos estúpidos alzaban las manos, YoonGi de manera obligada por uno de ellos. Aun así, hizo que gruñera y más cuando una atrevida chica se sentó en las piernas de quien seguía siendo su hombre, porque no le importaba que ya no estuvieran juntos, YoonGi era y siempre sería su hombre.

Punto.

— Todo este club será mi pasarela — Susurró — Soy una perra única.

Dispuesto a todo y sin pensar nada, caminó directamente hacia la tarima redonda en donde estaban bailando dos chicas para la mesa de YoonGi.

¿Era excitante ver a dos palillos de fósforos?

Los amigos de YoonGi se veían tan entretenidos y éste parecía estar más concentrado en tomar que en ver o tener algún contacto con las chicas.

— Podemos ir al segundo piso y hacerte un privado, guapo.

¿Qué acababa de decir esa chica?

Una sonrisa se hizo presente en sus gruesos labios cuando sintió todas las miradas en él, incluyendo la de YoonGi, pues al pasar por la mesa, hizo que todos lo vieran por la forma tan sexy de vestir.

Solo llevaba un conjunto blanco que consistía en una camisa ombliguera manga larga, una falda corta ajustada que se ceñía a su gordo culo y a sus estrechas caderas, unas botas llenas de brillantinas con estampados y una gargantilla negra en el cuello.

Mierda, sí.

Para los hombres ahí adentro y allá afuera, no importaba si era hombre o mujer, ya que solo se fijaban en su esculpido cuerpo, en sus delicadas curvas y en sus grandes atributos.

— Sosténme esto.

Sonando una música bastante movida y caliente, estrelló el celular y el bolso contra el pecho de un hombre bastante guapo solo para subir a la tarima como se supone era prohibido, pero no obtuvo regaño de parte de ese hombre que era el dueño, pues le había llamado tanto la atención que solo lo dejó ahí.

— Oye, tú no puedes bailar aquí.

— Cariño, yo no bailo, yo trabajo. Yo no juego, yo mato — Sonrió — No camino, me pavoneo y luego desfilo.

Tras dejar eso en claro, puso las manos en los planos pechos de las chicas que tenía al lado y luego las empujó para que le dieran paso a llegar a los dos tubos en busca de demostrar que, entre todas las perras, él se merecía el listón y la corona porque él ganaba.

Solo era una perra fabulosa que se había ganado la intensa mirada de YoonGi.

Sería bastante divertido.