† ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ғᴏᴜʀᴛʏ ᴇɪɢʜᴛ †

329 37 1
                                    

— Maldito idiota, puedes casarte y ser feliz si se te da la gana.

Dael lanzó el celular al piso, con emociones enojadas y gruñonas se apoyó sobre el escritorio de brazos cruzados mientras su mente le hacía una mala jugada y empezaba a reproducir imágenes que quería olvidar, como lo eran las fotos de DaJatza y su estúpida cita.

¿Qué tenía ella que no tuviera él?

Era un demás preguntarse o cuestionarse el por qué de su actitud cuando ya lo sabía y mierda que no lo quería aceptar, pero era tan obvio y se mostraba tan estúpido que ya era inevitable.

Teniendo un profundo debate mental en el que él estaba perdiendo, la puerta de su oficina fue abierta por DaJatza, quien con una sonrisa le dejó un café sobre el escritorio mientras le dejaba un apretón en el hombro como recibimiento.

— ¿Y ahora de qué estás de malhumor? Últimamente andas de un genio.

Él no respondió, no buscó acercó cuando sus ojos se fijaron en los chupetes que DaJatza tenía en el cuello y que ni la camisa pudo cubrir, eso lo hizo sentirse tan enojado, pero no quería descontrolarse y mostrarse como un Park porque entonces sabía que todo sería peor.

Solo no quería hacer alguna estupidez de la cual luego se iba a arrepentir, pero fue demasiado tarde pensar eso luego de haber lanzado el café al piso y dejar a DaJatza con el ceño fruncido, alejándose un poco para pedirle una explicación.

— ¿Qué te...?

— ¿Cómo te fue en tu cita? Digo, está de más preguntar lo obvio, ¿no? Porque ella y tú se veían tan felices juntos — Habló sarcástico — Tan pegados y cariñosos, por eso es estúpido preguntar también que te la llevaste a la cama.

— ¿Y qué si fue así? Yo estoy soltero, ella está soltera. ¿Cuál es el problema? — Cuestionó DaJatza — Yo no tengo que darte explicaciones de lo que hice o no hice con ella, Dael.

— Claro. ¿Tan bien te la pasaste que ya hasta la defiendes?

— ¿Y eso en qué te afecta? Maldición, dime en qué te afecta que yo esté buscando un poco de felicidad — Espetó — ¿A caso solo tu puedes revolcarte y ser feliz, pero yo no? Eres muy egoísta.

— Controla tu tono...

— No, tú controla el tuyo. No voy a dejar que saques el lado Park conmigo, yo no soy tu juguete, Dael — Aclaró — Y si verme feliz te molesta, entonces no me veas... ni me hables.

— ¿Así vamos? ¿Te vas a alejar de mí solo por ella?

— ¡Sí! ¡Lo haré porque ya me cansé de ser tu amigo!

— ¡¿Y por qué seguías junto a mí, entonces?!

— ¡Por estúpido, por imbécil, por idiota! ¡Porque estoy enamorado de ti y tú no te das cuenta y eso me lastima! — Confesó — ¡Me lastima verte con alguien más, me enoja que no te des cuenta de lo que siento!

Tras tan fuerte confesión de su parte, Dael apartó la mirada con el ceño fruncido, preguntándose si valía la pena o no seguir discutiendo de algo que no los llevaría a nada, pero es que los dos estaban enojados y los gritos eran inevitables.

— Todo mundo se daba cuenta de cómo te veía, pero tú no. Tú no te dabas cuenta de lo mal que me sentía cada vez que hablabas de lo enamorado que estabas de Zael — Murmuró — Y debía tragarme el dolor por ti, por apoyarte, por ser tu amigo. Debía tragarme las lágrimas para sonreírte y decirte que todo estaría bien.

— ¡Pudiste habérmelo dicho!

— ¡¿Y para qué?! ¡¿Qué cambiaría?! ¿Qué cambia?

— Es que yo...

ᴍʏ ɴᴀɪʟs, ʜᴀɪʀ, ʜɪᴘs, ʜᴇᴇʟs 「†」 ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora