𝐋𝐀𝐁𝐘𝐑𝐈𝐍𝐓𝐇, lsdln one shots

(i.) felipe otaño

daylight, taylor swift

pedido de spieaknow; acá está guapa, espero te guste

—¿Y ACÁ TENÉS COSQUILLAS? —felipe se encontraba detrás mío besando mi cuello, yo soltaba risas por el cosquilleo de su nariz rozándome

—¡amorrr, tengo que hacer mi rutina! —me reí por última vez

—¿querés que te ayude? yo soy un experto en esto. —sonrió levantando su rostro para dejarlo en mi hombro, encorvándose un poco

asentí con una sonrisa, ya se me hacía costumbre que me estuviera viendo mientras hacía mi rutina, así que él acompañándome no haría mucha diferencia

—¿con qué empiezo? —miró los productos de la encimera

—con ese azul que dice agua micelar y los discos de algodón.

él sacó exactamente lo que había mencionado, lo dejó en el mármol del lavabo.

—a ver, esto lo pongo acá y te hago así en la cara —hizo círculos en su cara exageradamente, haciéndome reír

con feli las risas no faltaban, y eso me hacía más feliz de lo que podría ser

—sí, pero lentecito —dije sonriendo, me senté en el lavabo para quedar a su altura

empezó mojando el algodón para después pasarlo por mi cara con delicadeza, sus ojos estaban concentrados en sus movimientos.

—¿qué hiciste hoy?

—hoy tuve un día interesante, ¿recordás esa profesora que te conté?

—¿la pelotuda que te puso mal la nota?

—esa misma —reí un poco—, se disculpó conmigo.

—¿en serio? que bueno, gorda —sonrió a la par conmigo, al terminar botó el algodón en el basurero

—¿querés adivinar qué sigue?

—eh... te lavas la cara ¿no? —asentí aplaudiendo con sorpresa—, te dije que sí sabía, gorda

—perdón por no confiar, señor experto —me reí—. es el jabón verde.

se apresuró a tomarlo del montón de productos, y me lo dio

—si lo hago yo quizás te entre en los ojos, y no queremos eso —habló de manera graciosa, me reí negando, y continué a lavarme la cara

él me miraba atento, como si quisiera grabar todo lo que hacía con sus ojos. al terminar, me pasó una toalla para que me seque la cara.

—siguen las cremas y los aceites ¿verdad? —asentí, y se volteó a verlos—, sabes, deberíamos hacer un vídeo mío narrando tu maquillaje

—al parecer sí, señor novio —sonreí dejando un beso en su mejilla cuando volvió

—es una muy buena idea, amor —se defendió—, ¿o no?

asentí, viendo sus ojos, que se veían aún más azules de lo que eran por la luz del baño, y quedando hipnotizada con ellos.

—te amo... —solté, él me miró con una sonrisa, me gustaba como sus pecas relucían ante la luz

—yo también, alexa —dejó un beso en mi frente antes de untar un poco de las cremas en mi rostro

—¿quieres que te cuente un secreto? —asintió mientras hacía delicados movimientos—, fernando parrado, roberto canessa, y antonio vizintín, no hubieran sido nada sin el bolso de dormir de carlitos.

él solo se rió, regalándome una de las escenas que desde ese momento se quedaría plasmada en mis memorias. seguía concentrado en su tarea, podía ver sus ojos moviéndose a la par de sus manos.

a veces me sentía esa chica enamorada del chico que iba todos los días a la cafetería, como barista me solía aprender las ordenes de algunos de los clientes frecuentes, pero mi emoción llegó al punto de anotar mi número en su vaso un día... así fue como terminamos acá

—¿te acordás cuando me escribiste por primera vez?

—claro que me acuerdo, si nunca he estado tan nervioso por una llamada, me sudaban las manos con pensar en qué te diría.

—¿te imaginarías no haberlo hecho? —suspiré, pensando en lo que acababa de preguntar

—no, la verdad es que no, me gustabas mucho, sería lo más boludo que hubiera hecho si no te llamaba —rió—, no quería pensar en nadie más en cuanto te conocí

—gracias... —tomé una bocanada de aire—, por llamar.

—gracias por contestar —dejó un beso en mis labios con una sonrisa