𝐋𝐀𝐁𝐘𝐑𝐈𝐍𝐓𝐇, lsdln one shots

(viii.) agustín pardella

vibez, zayn

(se suben de nuevoooo)

advertencia: contenido y lenguaje explícito, +18, sexo duro

—AGUS —gemí fuertemente, era la única noche a la semana que el apartamento estaba solo, teníamos que aprovechar—, seguí, seguí.

agustín era magnífico en el sexo, sabía donde tocarme y cómo hacerlo para hacerme tener múltiples orgasmos en la misma noche. su lengua jugaba con mi clítoris, mientras tenía tres dedos dentro de mí.

sentía su barba contra mi coño, creando un cosquilleo que me hacía sentir cosas de mujer.

—estás tan apretada para mí, princesa —su voz gutural me podía dominar completa

—te quiero adentro, agustín —logré decir—, por favor

él sonrió, sabía que le gustaba verme en este estado, suplicando por él, con las mejillas enrojecidas y en mi límite.

—lo que tu quieras, princesa.

observé atentamente como se deshacía de su bermuda, no traía nada debajo, su longitud estaba completamente erecta. la habitación estaba ambientada con música, siendo interrumpida por nuestras fuertes respiraciones.

se colocó en mi entrada y se hundió en mí, ambos gemimos en unísono, tomó ese momento como oportunidad para besarme, su beso fue bajando hasta mis pechos.

—eres un puto monumento, pero en este momento solo quiero partirte en dos.

eso fue suficiente para que empezara a moverse, iba al ritmo de la música, algo que me hizo querer reír, pero era un muy mal momento para eso. podía sentir como se adentraba en mí, sin piedad alguna.

—amor, me voy a correr —avisé, sabía que no debía, siempre tomaba ventaja y me torturaba con el correrme

—te corres y verás... —me gustaban esos castigos, siempre terminaban en más orgasmos

él se siguió moviendo, y yo gimiendo, nada podía ir mejor, hasta que se escuchó la puerta del apartamento abrirse

—¿qué hora es? —junté las palabras como pude, revisó su reloj

—son recién las 9 —se mostraba enfadado, pero sé que más que enfadado estaba fastidiado, habíamos acordado que regresarían a la 1 de la mañana—, les encanta romper las pelotas.

se separó de mí, y me sentí vacía por un momento.

—vuelve rápido —rogué, él asintió mientras se colocaba la bermuda y salía rápidamente, intentando disimular su prominente erección

escuché la voz clara de alguien en la cocina, y a pesar de no poder divisar quién era, sí pude escuchar a agustín mandándolo a la mierda

—¡lárgate, pelotudo! —gritó mientras entraba a la habitación, ahora estaba enojado, y me emocionaba—, ponte en cuatro.

hice caso, si quería salir ganando debía seguir las reglas, y no me da vergüenza decir que estoy a la merced de mi novio, tanto como él a la mía. sentí que se volvía a alinear en mi entrada, esta vez entró fuerte y directo empezó a moverse.

no pude retenerme de gemir, su nombre salía de mis labios con una naturalidad increíble, sentí su mano en mi abdomen, bajando hasta mi intimidad, empezó a hacer círculos en mi clítoris. las piernas me temblaban, el único sonido que podía divisar era el de nuestros cuerpos chocando.

su otra mano se ocupaba de mantener el ritmo de sus estocadas, y volví a sentir el orgasmo creciendo dentro mío. empecé a apretarme más alrededor de su pene, escuché como jadeaba aún más. empezó a golpear el lugar perfecto dentro de mí.

—¡no pares, por favor, no pares! —supliqué, él se apegó a mi espalda, acelerando sus movimientos con su mano en mi intimidad

—aún no... —antes de poder continuar, se detuvo y nos cambió de posición para que quedara debajo nuevamente, alzó mis piernas a sus hombros

siguió con los movimientos, cerré los ojos del placer, estaba viendo estrellas, su mano no dejó de masturbarme. la otra había empezado a amasar mis tetas y mis pezones ya erectos

—mírame —demandó, abrí los ojos como pude mientras sentía mi orgasmo en su cúspide—, me voy a correr dentro de ti

—agustín —en ese instante lo solté, sintiendo como mis fluidos lo empapaban, él no paró las estocadas, poco después me llenó con su eyaculación

salió de mi para tirarse a mi lado, dejé salir el suspiro de la vida, mientras aún me retorcía del placer. me tomó por los brazos, abrazándome y guardándome en su pecho.

—amor, te tengo que dar un premio porque me acabas de dar el mejor orgasmo de la vida —susurró en mi cabello, solté una risita

—aún tenemos tiempo —solté, causando una pequeña risa en él—. cierto, ¿quién era?

—otaño con la novia —dejó un beso en mi cabello, y no me parecía raro, era un serio problema que dos parejas y dos solteros vivieran en el mismo apartamento

—al menos no somos los únicos garchando.

—pero somos los únicos que cogen bien, beba.