(v.) diego vegezzi

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mastermind, taylor swift

especial de san valentín: 2/5(está bien cute)

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especial de san valentín: 2/5
(está bien cute)

—¡necesito entrar! —rogué nuevamente, la chica negó otra vez—, ¿cuánto quieres?

—no necesito dinero, señorita, la entrada es solo para staff.

—mi amiga está ahí adentro y mi celular está muerto, por favor, serán cinco minutos.

—no puedo, perdóname —devolvió la mirada al computador, me resigné y me volteé con la intención de irme

pero ahí entro mi pieza maestra: un chico desconocido pero con una credencial que tenía su nombre en todo su esplendor

—¡diego! —saludé con la mano, él me miró dos veces antes de acercarse—, paola ¿me recuerdas?

sabía que no, abrí los ojos lo más que pude con intención que entendiera que necesitaba que diga que sí, así que asintió y sonrió

—paola, como no, fuimos a... cálculo juntos en la secu —en mi vida había tomado algo sobre números, los odiaba con mi vida realmente

—¿estás en la obra? —indagué, necesitaba que diga que sí, sí, sí

—sí, estoy en el elenco principal, ¿querés entrar?

—de hecho sí, una amiga está adentro y tiene un sobre que lo necesito ahora, ¿puedo entrar contigo?

asintió y empezó a caminar, mostró su credencial y la chica del counter puso los ojos en blanco al verme detrás de él. el teatro era precioso, pero me centré muy poco en ello.

—¿cómo sabes mi nombre? —se detuvo repentinamente

—lo tienes en la credencial, ¿tengo cara de que me guste el cálculo?

—no, pero es lo único que se me ocurrió, ¿realmente tienes una amiga acá dentro? —no podía negar que era lindo

tiene cara de no haber tocado a una mujer en su vida

—sí, está en iluminación, se llama carla —dije sin darle mucha importancia, miré alrededor—, ¿puedes llevarme con ella?

empezó a caminar, supuse que con rumbo a las cabinas de iluminación, y no me equivoqué, en un par de minutos estábamos con mi amiga.

—¡pao! —carla saltó al verme—, dios perdóname, tenía que salir a dejarte el dinero

—sí, pero mi buen amigo de cálculo, diego, me ayudó —diego saludo con la mano, y yo esbocé una sonrisa falsa

—gracias, diego —él asintió

—gracias —reiteré

—no hay de qué... —con eso se fue

carla se encargó de darme el sobre con dinero que necesitaba, me dijo que si quería quedarme ver el ensayo de la obra, y sinceramente sí me dio curiosidad, así que acepté

la obra era inédita, y era increíble siendo honesta, me había gustado mucho, y me vi obligada a felicitar a diego por su maravillosa presentación.

caminé por el backstage buscándolo, cuando lo encontré se estaba quitando el micrófono mientras reía con la chica de sonido.

—eso estuvo increíble... lo haces muy bien.

—gracias, me esforcé por mi amiga de cálculo —era lindo cuando sonreía, realmente me gustaba como se veía cuando lo hacía—, ¿cómo así sigues acá?

—carla me ofreció ver el ensayo, estudié teatro toda mi vida y verlo es increíble, estoy feliz de haberme quedado.

—¿puedo preguntarte algo? —asentí—, ¿qué tenías que venir a ver?

—un dinero que necesito para mis medicinas, tengo diabetes tipo uno, y bueno, carla fue a ver mi pago hoy porque tuve que hacer otras cosas —su expresión cambió un poco, a algo seria—, no te preocupes, estoy bien.

la gente solía reaccionar muy similar, no es una enfermedad terminal, si la tratas bien, no entendía por qué se preocupaban

—¿la haz tenido desde niña?

—no, me enteré a los dieciséis y tuve que dejar de comer tanta sandía, es mi fruta favorita —él asintió como si estuviera entendiendo algo—, ¿desde cuándo estás en el teatro?

—desde que te conocí... —soltó, me sentí muy confundida—, en realidad, sí nos conocemos, eres paola gómez ¿no?

—sí...

—bueno, fuimos al mismo teatro de niños, te encantaba la sandía, la llevabas todo el tiempo y no te gustaba compartirla, un día te intercambié un pedazo de sandía por una factura—recordaba que de chica odiaba compartir las cosas, era hermana del medio, mi vida era compartir—, estuve enamorado de ti todo ese verano, hasta que te fuiste.

—¿me reconociste?

—te busqué por mucho tiempo, al principio no conecté cabos, pero cuando me dijiste que te gustaba el teatro, que te gustaba la sandía, era imposible que no fueras quién pensé.

empecé a buscar por mis recuerdos unos momentos, y lo encontré

—eras el chico que estaba obsesionado con las bandas... —vi sus ojos brillar mientras asentía—, le caías bien a la profesora porque solía escogerte para ordenar al final del día.

—no le caía bien, era mi tía —rió—, además solía hablar contigo en los recesos.

—porque no tenía amigos, quizá

—porque no compartías tu almuerzo.

𝐋𝐀𝐁𝐘𝐑𝐈𝐍𝐓𝐇, lsdln one shotsWhere stories live. Discover now