(ii.) juani caruso

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better, zayn

advertencia: está cortito y triste, casi me mato, pero esta canción es inspiradora

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advertencia: está cortito y triste, casi me mato, pero esta canción es inspiradora

HOLA, EMI —escuché detrás del teléfono, sabía que era juan antes de que hablara, respiraba nerviosamente

—hola, juani —saludé, también sabía que estaba en la entrada del edificio, venía a coger sus últimas cosas del apartamento—, ya te abro.

—gracias.

presioné el botón que abría la puerta, después de un par de minutos tocaron la puerta, al abrir me encontré al ojiazul, como siempre perfecto. el irse con el amor intacto no era algo ideal, pero tenía que parar de alguna manera.

—puedes entrar, viviste acá una vez ¿lo recuerdas? —asintió algo incómodo, y me arrepentí inmediatamente de lo que dije, entró directamente a su estudio, ahora era mi oficina y se encontraba llena de libros—, perdón por el desorden.

—está bien, siempre quisiste el estudio de todas maneras —se arrodilló a tomar algunas de sus cosas dentro de los cajones del escritorio, las empezó a poner en una caja de cartón—, ¿terminaste de leer cien años de soledad?

—no, garcía marquéz y yo no nos entendemos aún —soltamos una risa al unísono, extrañaba estos momentos—, pero terminé otros libros.

—¿sí? —asentí—, ¿cuáles? siempre quisiste leer la de la película de la de game of thrones.

—yo antes de ti —juani sabía conectar todo para ponerle sentido a una frase—, me lo terminé ayer.

—¿qué tal estuvo?

—lloré mucho... ninguno de los dos se merecía eso, ella lo amaba y daba lo mejor de si misma para que él se quedara, pero para él, quedarse era torturarse, y darle esperanza a su familia que estaba disfrutando de la vida cuando en realidad estaba sufriendo.

juani solo escuchaba atentamente, siempre había sido así, yo hablaba y hablaba, y seguía hablando, mientras él me escuchaba, fue algo que aprecié mucho durante nuestra relación.

me hizo acordar cuando nos conocimos, estábamos viendo un partido de boca y yo había ido con un par de amigos, no era muy fan del fútbol pero me vestí con una camiseta del equipo, y traté de entender. fallé, y estaba continuamente preguntándoles por los jugadores, y qué estaba pasando.

en un momento ellos pararon de escucharme, ya que estaban inmersos en el partido, y cuando les pregunté algo, fue juani quien me contestó, a pesar de conocerme intentó explicarme el partido tan rápido como pudo. después de eso, fuimos inseparables... bueno, hasta ahora.

—¿emi? —la voz del ruloso me hizo salir de mis pensamientos, sentí las lágrimas bajando por mis mejillas, las limpié rápidamente

—perdón, recordar el libro me hace llorar —mentí descaradamente, él me miró con duda, ambos sabíamos que no sabía mentir—, ¿qué nos pasó?

—a veces el tiempo gana —se levantó y me abrazó—, dejé de conquistarte, dejé de intentar hacerte feliz, perdón

su voz en mi cabello, podía oler su perfume nuevamente.

—no, juan, no es tu culpa, yo dejé que mis problemas nos separaran... la que debería pedir perdón.

y era cierto, en cuanto juani empezó a tener más fans, los comentarios de odio empezaron, a pesar de que él intentó que pararan, seguían, hasta el punto que poco a poco empecé a sentirme insegura de mi misma

—te amo...

—yo también, juan, pero no puedo hacerte esto, no puedo pedirte que arregles problemas como esos.

—pero puedo encontrar una solución, dame una oportunidad, solo una, daré lo mejor de mí —sabía que era cierto, siempre lo hacía

—cariño, —me separé un poco para verlo a los ojos— no puedo hacerte esto.

—no lo hagas, no dejemos esto que nos hace felices a ambos solo por comentarios de otras personas —podía ver como sus ojos se llenaban de lágrimas—, por favor, linda.

mi corazón sintió una punzada, no quería irme, no quería que él se vaya, no podía tolerarlo, aún así lo estaba haciendo como la cobarde que siempre fui.

—mírame —su voz se alzó un poco, separándose de mí—, y dame una buena razón que no involucre los comentarios, porque siento que eso es todo, yo siempre te he amado como eres, y me paso por el orto lo que digan

me mordí los labios, dándome cuenta que era lo único que tenía en mente, no estaba dejándolo porque no lo amo, ni porque me dejó de parecer atractivo, mucho menos por aburrimiento, simplemente me estaba acobardando.

—no la hay, juan. pero yo no puedo ponerme en esa posición solo porque te amo, y sí, soy una cobarde, pero necesito priorizarme.

—¿y por nosotros?

—tampoco.

mentira, haría lo que fuera por él, por salvarnos, sin embargo, no podía, estaba dejando que gane esa vocecita que me decía que no merecía un amor así de lindo, tal como algunos de los comentarios.

juan se agachó, tomó la caja llena de sus cosas, y se fue. estaba enfadado, lo sabía, pero el amor es solo para valientes, y yo desde pequeña supe que el miedo siempre sería mi mayor enemigo.

quería pedir perdón, decirle que no se fuera, pero escuché la puerta cerrarse, y supe que no había vuelta atrás. dudé un momento, tenía la camiseta de boca que me regaló después de saber que la que usé en el estadio era prestada. corrí a nuestra habitación, al abrir el armario fue lo primero que encontré.

me la puse, recordando que una vez fui la chica que no sabía nada de fútbol, y ahora, gracias a él, me sé todo sobre boca.

𝐋𝐀𝐁𝐘𝐑𝐈𝐍𝐓𝐇, lsdln one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora