28. Mentiras y Secretos

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V E I N T I O C H O

» Especial de San Valentín. Parte 1 y 2

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—No da tanto miedo, ¿verdad?

—Mientras estemos con otras personas y no esté tan oscuro parece que no.

Fue lo que dijo Beth, pero sostuvo su mano con fuerza.

Oliver sonrió de medio lado.

Luego de que les pusieran unos stickers en el pecho como identificadores con sus nombres, ambos avanzaron por un oscuro pasillo hacia un ascensor con algunas personas.

Al llegar a lo que parecía ser el último piso, les vendaron los ojos y los ataron con unas esposas de a dos.

—Bien, escuchen con atención —dijo una voz de pronto—. Tienen diez minutos para encontrar una llave dentro de esta habitación para quitarse las esposas. Si no la encuentran procuren salir porque si no las puertas se cerrarán y tendrán una bonita experiencia atrapados aquí. Es mejor que intenten escapar lo más rápido posible, pero será mucho más fácil escapar en los niveles inferiores si están separados.

»Hay frascos con llaves repartidos por toda la habitación. Encuentren su llave y serán libres —hubo un corto silencio y luego el sonido de una puerta abriéndose con un chirrido seguido de un estruendo—. Pueden quitarse la venda de los ojos, mucha suerte.

Beth se quitó la venda de los ojos con la mano libre.

Observó su entorno con curiosidad, las luces tenues y las personas en la misma situación. Realmente, no se sentía asustada. La oscuridad la aterraba cuando se encontraba sola, pero sentía suficiente confianza. Sobre todo con Oliver a su lado, preocupado por ella y atento a cada uno de sus movimientos. Tal vez es por eso que fingió una mirada temerosa y sostuvo el brazo del chico.

—Pareces una niñita asustada. ¿Quieres un abrazo? —preguntó Oliver, ocasionando que Beth ladeara la cabeza hacia un lado —Bien, tranquila yo te prote...—la rodeó con su brazo libre, pero se sobresaltó y se tensó de pies a cabeza al quedar cara a cara con un chico que lo fulminaba con la mirada desde una esquina en la oscuridad—. Mierda, eso sí me asustó.

Beth salió del abrazo de Oliver y se dio vuelta, encontrándose con una chica cubierta con lentes y una gorra, pero con un estilo que conocía muy bien.

—¿Casey? —preguntó.

—Beth, que... ummm.... ¡Sorpresa! —dijo la ojiazul.

Observó detrás de ella.

—Adam.

—Hola, jeje —dijo él y salió de su escondite improvisado detrás de Casey.

A solo unos pasos, se encontró con aquellos ojos verdes y esa mirada que decía "no tengo idea de cómo terminé aquí, pero me quiero ir".

—Jayden...

—Hola —es lo único que dijo él.

—¡Beth! —dijo Nícolas, al lado de Jayden.

La rubia frunció el ceño y sus ojos se clavaron en su hermanastro, a quien no había visto hasta el momento.

—¿Nick? —entonces reaccionó— ¿Qué demonios están haciendo aquí?

—¡Conseguí unos boletos con descuento y los invité! —respondió Adam—. Fue muy difícil convencer a Jayden, pero aceptó. Estaba muy emocionado.

El tormento del Asesino © [Trastornos 2]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora