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Anna sabía que era valiente: nadie podría vivir la vida que ella vivió sin ser valiente. También sabía que era muy terca y a veces se preguntaba de dónde venían esos rasgos, pero luego conoció a Polly y lo supo. La combinación de esos dos rasgos no fue la mejor y cuando Anna robó el auto del conductor de Polly y se fue, esto se lo demostró a Margot, quien estaba pasando por todos los estados de pánico.

Robar un coche no era algo que Anna planeara, pero la ira que se acumulaba en su interior se apoderó de ella: la ira hacia el padre Hughes. Podría tener algo que ver con sus propios pensamientos personales hacia el hombre, pero a Anna no le importaban eso, le importaba Charles y su seguridad.

Algunos de los niños mayores del convento le enseñaron a conducir; aparentemente, a la edad de trece años, Anna tenía edad suficiente para conducir.

Nunca esperó que algún día las habilidades que había desarrollado en el infierno en el que pasó la mayor parte de su adolescencia resultaran útiles.

- Mierda, mierda, mierda...- maldijo.

Ella no tenía un plan. No sabía dónde tenía el padre Hughes reteniendo a Charles ni qué hacer si alguna vez los encontraba. Anna escuchó un automóvil detrás de ella y miró por el espejo retrovisor, notando que Isiah la seguía a gran velocidad.

No la sorprendió: fue idea suya o de Margot. De todas las personas en la vida de Anna, Margot era la que mejor la conocía y sabía que si Anna se involucra emocionalmente, haría cualquier cosa.

Estaba claramente involucrada emocionalmente con el secuestro de Charles, especialmente porque era algo que le había sucedido a Anna, en cierto modo. Quería asegurarse de que Charles regresara a casa con su familia y no terminara viviendo con personas horribles .

Isiah notó que Anna aceleraba. Gimió, tocando la bocina del auto varias veces pensando que podría servir de algo, pero estaba equivocado.

Ella simplemente siguió conduciendo, incluso un poco imprudentemente, y no le molestó que Isiah la siguiera. En todo caso, la hizo conducir aún más rápido.

Si bien la memoria de Anna no era la mejor y en muchas ocasiones no se podía confiar en ella, notó un automóvil parado en un callejón. No había nada especial en el auto, aparte de que era el mismo que el padre Hughes había usado cuando visitó a Anna semanas atrás. Anna pisó el freno, casi provocando que Isiah se estrellara tras ella.

Anna saltó del auto y también lo hizo Isiah, quien llegó allí segundos después que ella.

- ¿Qué carajo Anna? - Dijo Isiah, agitando los brazos como un maníaco.

- Ahora no...- murmuró Anna, pasando junto a Isiah como si ni siquiera estuviera allí.

Isiah agarró la mano de Anna y la hizo detenerse. Ella suspiró profundamente y se giró para mirarlo, con lágrimas cayendo por sus mejillas. Estaba temblando con una mirada triste brillando en su hermoso rostro.

Pequeño gris || Peaky BlindersWhere stories live. Discover now