4. Un pastel, una maravillosa idea

5 2 14
                                    

🍪 Aleix Herrera 🍪

Dejó caer por quinta vez mi cabeza en el mostrador haciendo notar mi increíble desespero y mal genio que desde hace dos días traigo encima. 

—¿Y ahora qué sucede? 

Pregunta un irritado Ivar a mi lado. 

—Soy una escoria de humano—contestó sin poderme sacar aquel momento con Margarita de mi cabeza. 

¡Cómo fui capaz de decir semejante frase! ¡Si Dios me tiene como su soldado más fuerte que me suelte, por favor! 

—¿Sigues pensando en la vecina? 

Asiento lentamente. 

La pastelería está vacía, como en día entre semana la gente está trabajando y muy poca es la que sale comprar dulces para sus tardes de té o para tomar con café. 

Gracias a ello puedo resignarme de tantas palabras que boté ese día sin tener que ocultarlo detrás de una sonrisa amable de trabajo. 

—¿Y qué le hiciste para que volvieras con una mejilla roja?—interroga y en mi mente se sigue rebobinando aquella escena. 

《—... Es la única manera para acercarme a ti. 

—¿Qué? ¿Estás loco? 

Me contesta casi incrédula de mis palabras. 

Y en ese momento me doy cuenta de lo que dije. 

—No es lo que crees, es que de hace cinco años intenté acercarme a tu pero no sabía cómo—me excuso y al mirarla noto su rostro un poco más enojado. 

—¿Hace cinco años? Retiro mi anterior pregunta, seguro estás peor que los locos del psiquiátrico. 

—No estoy loco—me defiendo. 

Ella se acerca a mí, aunque no tanto como antes y me tomó de la mano. 

—Conozco a alguien que conoce a un buen psicólogo porqué lo que te falta a ti es medicación—me dijo con una sonrisa de boca abierta. 

Un frío corrió por mi espalda como si me cayera un balde de agua en todo mi cuerpo. 

—Es enserio, quiero ser tu amigo. 

—Hay más de mil formas para ser amigos y ninguna dice que debes mandarle lo que más odia a la persona con la que quieres amistad. 

—Tú no entiendes a mi me… 

Me detengo rápidamente para darme cuenta de lo que estaba a punto de decir. 

¿GUSTAR? ¿A MÍ? ¿GUSTARME MARGARITA? ni de locos. 

Desde cuándo esa palabra con alguien que ni conozco bien se cruzó por mi mente. 

—¿Tú qué? 

La dejó un momento para que me mirara mientras mi cabeza se llenaba de preguntas incoherentes a este punto ya no sabía que podría soltar mi boca de la nada frente a ella. 

—¿Oye, estás bien?—la mano delgada y suave se posa en mi antebrazo desnudo por llevar una remera y mi corazón comienza a latir tan rápido que me asustó enseguida me  aparté.  

No puede ser posible. 

Un golpe en mi mejilla me saca del trance en que me encontraba, Margarita me veía preocupada, lo único que podía hacer es huir. 

—Lo siento. 

Es lo único que logré pronunciar antes de huir del lunar escuchando sus gritos llamándome. 》

A Margarita no le gusta el amarillo ✔Where stories live. Discover now