10. Un final

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💐 Margarita Verá. 💐





—Margarita yo…

—¿Tú?—pregunta. 

Él se acerca un poco a mi para que solo los dos pudiéramos escuchar. 

—Están dando papas gratis si alguien se declara el día de hoy, así que luce sorprendida y di que si aceptas—susurra. 

Mis labios se aprietan de la repentina risa que se escapaba y asiento, me he convertido en una cómplice. 

—¡Margarita yo sería el hombre más feliz del mundo si me aceptas para pasar toda la vida a tu lado!—exclama un poco más alto para que los meseros nos miren. 

Yo limpio una lagrima que comenzó a bajar por mi mejilla de la risa que no podía contener y lo miro. 

—Acepto—digo. 

Aleix con una sonrisa se levanta y me pone el anillo, para posteriormente sentarse y notar que el mesero venía con nuestro pedido. 

—Su comida, señores—dice colocando los platos frente a nosotros y en medio una canasta con papas a la francesa—, esto es de cortesía de la casa, por su compromiso, felicidades—con ello se despide y se va. 

Yo miro cómplice a Aleix y ambos sonreímos. 

—Buen provecho, quería prometida. 

Un hormigueo en mi estómago se instala ante sus palabras y para disimularlo tomó una papá y la como. 

—Buen provecho, futuro esposo—hago la misma broma para comenzar a comer. 

Entre risas y charlas, terminamos nuestra cena para ya salir del restaurante e irnos a casa. 

Nuestras manos seguían entrelazadas mientras caminamos al auto, la tierra en mis pies suena horrible y el viento se siente más caliente de lo normal. 

—Margarita quiero decirte algo—comienza Aleix y volteo a verlo. 

—¿Qué?—pregunto. 

—Ya llevamos casi cuatro meses conociéndonos, saliendo a citas, yendo a la casa del otro. ¿Todavía no sientes nada por mí?—pregunta y me detengo en ese lugar para verlo bien. 

Su rostro luce afligido, como si estuviera inseguro de sus palabras hacia mí y mi corazón se aprieta al pensar que fui una tonta por no tomar sus sentimientos en cuenta. 

Claro que él se sentiría seguro si la chica que le gusta desde hace años solo actúa como su amiga todo este tiempo que llevan el proceso de hacerlo oficial.

—Aleix—lo llamo para que levante la mirada, y es lo que hace, el viento comienza a elevar su cabello ya crecido hacia arriba y sus ojos son iluminados con la luz de la farola a nuestro lado. 

—¿Sí? 

Cierro mis ojos para calmarme un poco y luego me acerco rápido a él, tomándolo por la nuca y juntando nuestros labios en un pequeño beso suave y rápido. 

Por un segundo lo noto tenso y luego sus músculos se relajan al tiempo en que su boca comienza a moverse encima de la mía. 

Es nuestro primer beso, un beso donde marca nuestro comienzo de amor. 

Sus manos aprietas mi cintura acercándome aún más a él, y su beso se vuelve más intenso al cambiar de labios. 

Luego de unos minutos que se sintieron eternos nos separamos con nuestras respiración agitada y mi rostro rojo, abro mis ojos y lo miro. 

A Margarita no le gusta el amarillo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora