9. Pareja oficial

9 1 15
                                    


💐 Margarita Verá. 💐

Nos hemos quedado sin comentarios o hacer un mínimo ruido, no sabía qué hacer ante ver que mi subconsciente me traicionó y soltó las palabras que solo quería que fueran para mi. 

No se como arreglarlo y mucho menos como hacer para dejar de actuar tan nerviosa frente a su mirada muy seria en mi. 

Mi pie no se deja de mover y mis manos comienzan a irradiar de sudor. 

—Lo que yo quería decir es… —comienzo diciendo. 

—Está bien, entiendo lo que quieres así así lo cumpliré—habla apresuradamente Aleix dejándome atónita, con la boca abierta y la oración a la mitad. 

Parpadeo varias veces ante la idea de no pensar que él podía aceptar. 

—¿Enserio lo vas hacer?—pregunto. 

Él asiente y se acerca. 

—¿Dónde lo quieres? 

—¿El qué? 

Aleix sonríe burlonamente mientras me toma de la parte baja de mi espalda y me acerca a él, cortando toda distancia entre nosotros y hacerme soltar un pequeño quejido por la sorpresa y los nervios. 

—El beso, pequeña flor. 

—Ah, eso—digo mostrando un tanto de desinterés y mirando a los alrededores. 

¿Cómo saldré de esta situación qué yo misma busqué? 

—¿Entonces?—cuestiona. 

Su rostro se acercaba cada centímetro más al mío y mi corazón seguía bombeando cada vez más rápido poniendo mi cuerpo agitado. 

Cierro mis ojos y mis manos suben inmediatamente a sus labios para poder apartarlos. 

—¡No quiero un beso!—expreso casi a gritos muy sonrojada. 

Aleix ríe un poco para luego soltarme y separar mis manos de sus labios. 

—Me siento herido—comenta sin dejar el lado burlesco. 

—Lo siento—me disculpo ante todo lo anterior. 

Él toma mi rostro acercándose y dejando un suave beso en ella. 

—No tienes que disculparte, mi hermosa flor—me dice. 

—Pero tú si querías el beso. 

Me siento mal por negar el beso pero no me siento preparada para besarme con alguien al que solo conozco desde hace semanas. Sin embargo, sé que me atrae de una manera increíble. 

—Margarita, ya te dije que te esperare todo el tiempo del mundo solo para estar a tu lado y hasta que te sientas más cómoda no habrán besos, ni abrazos ni nada—recuerda. 

Yo me asustó por un momento ya que me aterra la idea de no tomarle la mano, no poder sentir su piel desnuda con la mía y muchos menos aquellos abrazos que me tranquilizan de una manera rápida y aterradora. 

—No quiero que dejemos de tener contacto físico—confieso—, pero no me siento preparada para darle un beso a alguien que conozco desde hace semanas. 

Él asiente, con una cara más relajada. 

—Entiendo, yo te conozco desde hace cinco años—confiesa. 

Mis ojos se abren del asombro y doy un paso atrás. 

—¿Qué? 

Aleix solo ríe. 

A Margarita no le gusta el amarillo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora