CAPITULO 9

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Stolas se despidio de Striker y entro otra vez en su hogar, todavia corria la alegria por sus venas como una especie de droga y decidio tomar una ducha.

Una vez allí, el agua caliente envolvía el cuerpo de Stolas mientras se sumergía en la tina, dejando que el calor se filtrara a través de cada poro de su piel. Cerró los ojos y suspiró profundamente, permitiéndose relajarse por un rato. El estrés y la tensión de los últimos días parecían disiparse con cada burbuja que flotaba a la superficie.

De repente, el sonido de su teléfono interrumpió su paz. Stolas lo alcanzó desde el borde de la bañera y vio el nombre de Striker parpadeando en la pantalla. Con una sonrisa, deslizó el dedo para contestar la llamada.

"Hey, Striker", saludó Stolas, sintiendo una oleada de emoción al escuchar la voz del mercenario al otro lado de la línea.

"Hey, Stolas. ¿Cómo esta todo?", preguntó Striker, su tono cálido y familiar.

Stolas se encogió de hombros, aunque sabía que Striker no podía verlo a través del teléfono. "Estoy bien, solo relajándome en la bañera. ¿Y tú?"

"Lo mismo de siempre, trabajando", respondió Striker mientras apuñalaba a un diablillo. "Tratando de mantenerme ocupado. Pero no puedo dejar de pensar en ti", admitió, su tono volviéndose un poco más suave, mientras se escuchaban gritos de dolor de fondo.

Stolas sintió un cosquilleo en el estómago al escuchar las palabras de Striker ignorando lo que ocurria de fondo. A pesar de todo lo que había pasado entre ellos, todavía sentía una conexión especial con el mercenario. "Eso es lindo de tu parte", respondió, tratando de mantener su tono casual.

La conversación fluyó fácilmente entre ellos, cada uno compartiendo detalles de su día y riendo juntos por las bromas tontas. Stolas se encontró sonriendo más de lo habitual, disfrutando de la compañía de Striker más de lo que quería admitir.

Después de un rato, Stolas finalmente decidió que era hora de salir de la bañera. Se envolvió en una toalla y salió del baño, todavía sonriendo como un idiota. Se detuvo frente al espejo y se miró a sí mismo, notando el rubor en sus mejillas y la sonrisa tonta en su rostro.

Sin embargo, su felicidad se desvaneció rápidamente cuando escuchó la voz de Blitzo proveniente de su habitación. Se giró bruscamente para enfrentar al demonio, sorprendido por su presencia inesperada.

"¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó Stolas, su tono lleno de sorpresa y confusión.

Blitzo se encogió de hombros, un destello travieso en sus ojos. "Solo pasaba por aquí y pensé en decir hola", respondió, su sonrisa torcida insinuando algo más.

Stolas, sintiéndose incómodo por la presencia de Blitzo en su habitación. "Bueno, Necesitas el grimorio ¿Cierto?", preguntó esperando el típico si.

Para ninguna sorpresa escucho un "sí".
Stolas bajo la mirada y se apresuró a responder, sintiendo la presión de la situación. "Dame un momento para buscarlo", dijo, intentando mantener la calma. Pero antes de que pudiera moverse, Blitzo quién había notado la tristeza en su mirada, lo atrapó desprevenido, sus labios buscando los de Stolas en un beso apasionado.

Stolas se sintió abrumado por la intensidad del momento. Aunque sabía que debía resistirse, pero algo en él no pudo evitar corresponder al beso de Blitzo, dejándose llevar por la familiaridad, el enamoramiento y la excitación que siempre había sentido en presencia de Blitzo.

El sonido de la respiración agitada llenaba la habitación mientras Blitzo y Stolas se entregaban al deseo en la cama. Los gemidos escapaban de los labios de Stolas mientras Blitzo lo poseía con su habitual fuerza y ​​ferocidad.

Cada embestida de Blitzo era un recordatorio de la pasión y el desenfreno que compartían, una mezcla de lujuria y deseo que los consumía por completo. Stolas se aferraba a las sábanas, arqueando la espalda y entregándose por completo al placer que Blitzo le proporcionaba.

Blitzo, con su mirada intensa y salvaje, se movía con una determinación que dejaba claro quién estaba a cargo. Sus manos expertas exploraban el cuerpo de Stolas, encontrando cada punto sensible y haciendo que el placer se intensificara con cada caricia.

Sin embargo, mientras avanzaban, sus ojos captaron algo inesperado: las marcas de dientes en el cuerpo de Stolas.

La sorpresa momentánea se mezcló con un destello de ira en los ojos de Blitzo. ¿Quién había marcado a Stolas de esa manera? Las sospechas y la furia burbujeaban dentro de él mientras continuaba con sus movimientos, pero su mente no podía dejar de dar vueltas a lo que había visto.

Stolas, por su parte, parecía ajeno al cambio en el estado de ánimo de Blitzo. Estaba completamente absorbido en el momento, entregándose a la pasión del momento sin preocupaciones ni inhibiciones. No parecía notar la creciente tensión en el aire.

Blitzo se esforzó por mantener su compostura mientras luchaba con sus propias emociones. No podía dejar que Stolas notara su irritación. Tenía que mantener las apariencias, como siempre.

A medida que el encuentro llegaba a su clímax, Blitzo se esforzó por mantenerse concentrado, pero las imágenes de las marcas de dientes en el cuerpo de Stolas seguían surcando su mente, alimentando una creciente sensación de desconfianza y paranoia.

Stolas, perdido en el éxtasis del momento, se abandonaba por completo al dominio de Blitzo, dejando que el placer lo consumiera por completo. Cada movimiento, cada roce, solo servía para avivar las llamas de la pasión que ardían entre ellos.

Con un suspiro de satisfacción, Blitzo se desplomó a un lado de Stolas, ambos jadeando y empapados en el sudor. Stolas cansado le entregó el grimorio a Blitzo y se durmió rápidamente, Blitzo se quedó mirándolo unos momentos antes de irse, analizando esas marcas, solo había una palabra que se repetía en su mente como un deja vú.

¿Quién?
¿Quién?
¿QUIEN?

Stolas X Striker (Boyslove)Where stories live. Discover now