El Camino sin fin: Cosmos infinito Vol.1

114 Alfa (2/2)

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Después de que Hefesto finalmente se calmó, en parte debido a la ayuda de Vahn, ella comenzó a discutir otros asuntos antes de finalmente poner fin a la conversación. Como Vahn necesitaba dirigirse al gremio y ocuparse de los asuntos relacionados con su mudanza, Hefesto le dio un abrazo antes de despedirlo. Vahn, aunque aceptó agradecido el abrazo, sintió que Hefesto estaba un poco triste por despedirlo. Antes de irse, cerró la brecha cuando ella bajó la guardia y le dio un beso en los labios. Fue un beso muy breve, pero Vahn vio que ella arqueaba las cejas antes de alejarlo con una sonrisa.

"¡Sal de aquí!" Vahn se dejó empujar a la calle por el tímido Hefesto. Ver su expresión lo hizo reír y llamó la atención de algunos de los transeúntes que tenían sorpresa y curiosidad escritas en sus rostros. Hefesto miró a la multitud antes de mirar a Vahn y decir: "Será mejor que trabajen duro para mejorar su forja. Si me hacen esperar demasiado, alguien más podría venir y robarme".

Vahn la miró directamente a los ojos antes de sacar el martillo que ella había forjado para él. "Te lo juro, Hefesto, no permitiré que nadie te aparte de mí. ¡Pase lo que pase, cumpliré mi promesa y destrozaré tu soledad con este martillo!" Aunque Hefesto le había hablado en voz baja, Vahn respondió en voz alta. No le importaba si la multitud lo escuchaba, y le hacía sentirse orgulloso de perseguir públicamente a Hefesto. Aunque no había sido su intención al principio, Vahn sintió una poderosa oleada de excitación crecer dentro de él después de su declaración.

A diferencia de Vahn, a Hefesto parecía importarle un poco a los espectadores, pero al ver su confianza y el martillo que representaba sus esperanzas, ella dio un paso adelante y le dio un ligero beso en la mejilla frente a todos los espectadores. Aunque inicialmente quería darle un beso adecuado, entró en pánico en el último momento y alteró ligeramente su objetivo. Después de su muestra pública de afecto, se retiró a su taller tan rápidamente que Vahn tuvo recuerdos de sus peleas con Tsubaki.

Anubis comenzó a reírse a un lado, lo que sacó a Vahn de su ensoñación. Mirando hacia ella, se inclinó levemente con todos sus hijos detrás de ella. "¿Qué haremos ahora, mi Maestro?" Al escuchar la nueva forma de dirigirse, Vahn sintió un escalofrío recorrer su espalda y no pudo evitar sacudir la cabeza para aclarar la extraña sensación que se había arraigado. En respuesta a su pregunta, él dijo: "Por ahora, toma este Valis y dales algo de comer a los niños. Si has estado afuera durante los últimos dos días, tengo la sensación de que no han estado comiendo adecuadamente. Voy a dirigirme al Gremio y podremos encontrarnos en la entrada noroeste de la plaza cuando termine".

Al escuchar que podrían comer, los niños comenzaron a mirar a Vahn con expresiones reverentes. Al ver sus miradas "hambrientas", Vahn se rió y le dio a Anubis el doble de la cantidad inicial. "Asegúrate de que reciban una buena comida". Anubis aceptó el dinero y Vahn se estremeció un poco cuando recibió la notificación de que su lealtad había aumentado a 85. Tenía un poco de curiosidad por saber qué pasaría si pudiera aumentarla hasta el límite.

Anubis aceptó agradecido el dinero antes de hacer avanzar a los niños. "Niños, ¿qué le decís a nuestro Maestro?" Vahn, al escuchar a Anubis implorar a los niños que lo llamaran "maestro", intentó hablar, pero el representante de la compañía, Rasui, habló primero: "¡Sí! Gracias, Maestro. Una vez más, soy Rasui y lo seré". ¡A tu cuidado!"

Vahn se quedó allí en estado de shock y quedó atrapado en el ritmo de los niños. Se turnaron para repetir presentaciones similares y Vahn finalmente aprendió cada uno de sus nombres. Los otros tres niños, excluyendo a Rasui, se llamaban Nour, Akil y Ata, mientras que las niñas eran Chione, Maat y Nanu. Las chicas Chione y Nanu todavía parecían un poco cautelosas con Vahn, pero lograron pasar las presentaciones antes de reposicionarse detrás de Anubis.