Planes y una pérdida

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Capítulo 9

— ¿Así que tu entrada a la cárcel estaba premeditada?

El pelirrojo asintió observando al guardia de piel canela.

Ambos llevaban un rato platicando, por alguna razón habían congeniado bien, no se les complicaba sacar tema de conversación, simplemente su plática fluía como si llevaran años de conocerse. Ambos sentían una conexión atípica.

— Simplemente quería alejarme de mi trabajo, en cierto modo ya era tedioso.

Leonard frunció el seño sin comprender nada. ¿Qué persona en su sano juicio asesinaría y entraría a la cárcel solo para alejarse de su trabajo?

Bueno, Anthony no era alguien normal, después de todo su mente funcionaba distinto que el resto de personas, tenía una afición por lo mórbido y lo prohibido.

— ¿Qué trabajo puede ser tan malo como para desear venir aquí?

Anthony soltó una suave risa y negó con la cabeza.

— Con todo respeto, no es de tu incumbencia

Leonard suspiró al recordar con quien compartía plática, después de todo, era un preso y él su superior, claro que no iba a revelar cosas que lo incriminaran más, no era idiota.

Ambos permanecieron un largo rato en silencio luego de aquello. Llegó a ser un poco incómodo para ellos, así que pasados los minutos, Anthony volvió a hablar rompiendo aquel fúnebre silencio.

— ¿Cómo se manejan aquí? Me refiero a los carceleros... hace rato me comentaste que Arthur era quien manejaba todo.

Leonard volvió a llevar la mirada hacia el pelirrojo sentado en el colchón.

— La jerarquía es fácil de comprender. Los presos le pusieron nombres para diferenciarse. Primero se encuentra Arthur seguido de su lacayo Thomas el albino. de ahí se dividen en bandos. Los fantasmas, aquellos que pasan desapercibidos de todos, suelen estar solos o se juntan entre ellos no crean problemas y nunca están involucrados en peleas.

Anthony comenzó a relacionar todos aquellos presos que observó en la mañana analizando donde pertenecía cada uno.

— Están los lobos, aquellos que son seguidores de Arthur, con los que él se junta y quienes hacen todo lo que él diga para recibir su seguridad. También se encuentran los extranjeros, todos aquellos que no son franceses, tienen un mexicano que es el que los lidera Miguel Gonzales, fue atrapado en un intento de contrabando en el aeropuerto.

El pelirrojo recordó el rostro de aquel mexicano, lo conocía fuera de la cárcel, llegaron a trabajar juntos en una ocasión. Rio al recordar aquellos momentos, pero Leonard no se percató de aquello por lo que prosiguió.

— Hay otro grupo casi igual de influyente que los lobos, estos se hacen llamar serpientes. Se dice que ellos son parte de la Mafia Taipán. Los debes conocer. Son igual de influyentes y peligrosos que la familia Levant, donde Arthur pertenece. De ahí el resto de grupos pasan casi desapercibidos, están los rojos que son marcados con una navaja cada que se unen, ellos son los que generan más conflictos y peleas aquí. También los hierro, ellos son los que trafican todo tipo de cosas dentro de la cárcel, tienen apoyo de Arthur, por lo cual aunque nosotros sepamos eso, no podemos hacer mucho al respecto.

Anthony escuchó con atención y le dió la razón a todas aquellas personas que comentaban que en las cárceles también había corrupción.

— ¿Tú a cual grupo crees que yo pertenecería?

Leonard se mantuvo pensativo un momento para luego responder.

— Sinceramente, ninguno. Me recuerdas mucho a Arthur cuando entró aquí y revolucionó todo en tan solo 5 años aquí.

Tras Las Rejas Where stories live. Discover now