Bienvenida

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Capítulo 3

El oficial Leonard se encontraba de pie junto a la celda del asesino, su nerviosismo era obvio, jugaba con sus manos de manera inconsciente y de vez en cuando observaba hacia el largo pasillo que separaba esta celda del resto de la cárcel. Quería que todo solo fuera un mal sueño, ¿porqué de todos le tenía que tocar a él? si, era muy bueno en su trabajo, por algo ganaba más dinero que otros y tenia mejor puesto, pero aun así su personalidad le impedía mantener el control y ser frio.

Por otro lado, Anthony venía aún casi a rastras siendo escoltado por cuatro guardias. Su labio y ceja seguían sangrando creando pequeñas costras que comenzaban a formarse, su mirada estaba perdida en el largo pasillo que atravesaban pero aún así su sonrisa arrogante no desaparecía. De vez en cuando tropezaba a causa del dolor en sus piernas dañadas, por lo que los oficiales lo empujaban o jalaban de los brazos para hacerlo avanzar.

Tras un tiempo de caminata, en su mirada apareció un joven y atractivo oficial, este era corpulento, a pesar de portar el uniforme lucia sus músculos. Era de estatura alta aunque levemente más bajo que el asesino. Su piel canela le daba ese toque seductor.
Lucia nervioso, caminaba de un lado a otro en una posición contraída, esto provocó que el pelirrojo mordiera suavemente su labio inferior impregnando más su boca con el sabor metalizado de su propia sangre, solo estaba deseoso por conocer a tan llamativo hombre.

El oficial escuchó las pisadas hacer eco en aquel reducido pasillo, volteó inmediatamente y ahi fue cuando cruzó miradas con el chico que tanto temía, este tenía sus ojos clavados en él, provocando que su nerviosismo incrementara. Enderezó su cuerpo y se acomodó cerca de la puerta de la celda esperando la llegada del susodicho.

Leonard se encontraba sorprendido por aquel asesino, tenía el típico estereotipo de chico malo, sus brazos estaban llenos de tatuajes y su labio era adornado por una bella pieza de titanio, que por alguna extraña razón no se la retiraron al llegar a la cárcel. Portaba el uniforme naranja del lugar, la chamarra estaba amarrada a la cintura dejando la parte superior cubierta solo por la blanca camisa ceñida perfectamente a su torso bien formado. Su rostro era simplemente perfecto, esa mirada profunda digno del temor de cualquiera lo hacía lucir tan atractivo, de una forma realmente escalofriante. Pero lo que lo hacía ver mejor era aquella soberbia que denotaba a pesar de haber sido abusado por sus superiores. Claramente demostraba que sería difícil de tratar.

A pesar de ser un asesino, el pelinegro, dejándose guiar por sus preferencias sexuales, no pudo evitar sentirse ciegamente atraído a aquel alto chico. Cosa que le conflictuó aún más su trabajo, pero se mantuvo firme, dejó de lado aquellos pensamientos y se centró en lo que debía hacer.

No debía guiarse solo por la apariencia de alguien.

- Bienvenido

Habló el oficial de manera firme.

El asesino solo soltó una suave risa y se adentró a la celda en silencio observando cada detalle de la misma. Las paredes eran de cemento gris oscuro y estaban sin pintar creando un ambiente más lúgubre, la diminuta ventana puesta en lo más alto de la pared, de medio metro por medio metro cubierta por barrotes de hierro para mayor seguridad. El retrete sin tapa que estaba posicionado en la esquina de la reducida celda, en conjunto con el lavamanos, ambos hechos de metal inoxidable, a leguas se notaba que el agua proveniente de las tuberías eran de dudosa procedencia.
Y del lado contrario del supuesto baño, había una cama, la cual constaba solo de un colchón con una sabana y una cobija gris de lana doblada al borde de esta y la base estaba hecha de tubos de hierro ya oxidados, lucia realmente incómoda.

El guardia suspiró bajo y les dió la señal a sus compañeros de retirarse, luego tomó las llaves de la celda y cerró esta.

- Coloca tus manos entre los barrotes, voy a quitarte las esposas

El pelirrojo volteó a verlo y sin quitar aquella tenebrosa sonrisa caminó hacia él obedeciendo sus órdenes.

- Tienes un muy lindo cuerpo oficial.

Susurró ronco provocando que el guardia abriera sus ojos sorprendido, si, era típico que los presos hicieran este tipo de comentarios, pero con este nuevo era diferente, su forma de ser no era normal, había algo realmente extraño con él.

- Háblame con más respeto.

Espetó serio tomando las llaves de las esposas para poder retirarlas y posteriormente colgarlas de su cinturón junto con las llaves de la celda.

- Le hablaré de usted, me parece excitante.

Lamió su labio inferior sin quitarle la vista de encima al pelinegro, el cual se estremeció por lo que escuchó, por más que quería responder de la forma más demandante posible, recordó las órdenes de su jefe, así que simplemente se dió la vuelta dandole la espalda e ignorando por completo todo lo que el asesino llegara a mencionar.

Anthony al ver esta reacción solo pudo limitarse a sonreír de costado aproximándose hacia los barrotes en silencio. Sacó su diestra por dos de estos tubos de metal y sin permiso alguno tocó uno de los glúteos del oficial, ejerciendo cierta presión. Leonard brincó inconscientemente al sentir esto por lo cual solo dió un par de pasos a su costado recargándose en la pared y alejándose del alcance del mayor.

- Al menos debería presentarse, digo, si vamos a convivir. - Comentó el pelirrojo con aquella profunda y bella voz.

- No.

Se limitó a responder.

Anthony soltó un suspiro y recargó sus brazos en el barrote horizontal, dejando todo su peso en este, aún seguía adolorido.
Volteó su rostro a su derecha y así el policía apareció en su campo de visión, este tenía un pie recargado en la pared, su espalda pegada a la misma, los brazos cruzados, rostro serio y la mirada fija en la pared frente a él.

- Vamos guapo, podríamos llegar a ser amigos. - Tentó

- No quiero ser tu amigo.

Sabía que el nuevo preso lo estaba observando, pero aún así se mantuvo fijo en su postura limitándose a responder de la manera más seca y cortante posible.

Anthony chasqueó la lengua y llevó la mirada hacia el largo pasillo que los separaba del resto del lugar, estaba casi seguro que nadie los podría escuchar desde aquella distancia.

- Me conocen por ser alguien testarudo que obtiene todo lo que quiere.- Prosiguió con su intento de platica. - Así que por más que intentes, no vas a poder evadirme por mucho tiempo.

- Ya lo veremos. - Se burló el guardia sin apartar la mirada de aquella rasposa pared de concreto gris.

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12 de Abril 2024

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