Influencias desconocidas

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Capítulo 16

Los tres días de lapso para Anthony habían transcurrido y gracias a la influencia del chico, había logrado ciertos privilegios. Ya no lo hacían utilizar las esposas, tenía un teléfono celular y en su celda tenía una televisión, sin olvidar que le llevaban una cesta con comida chatarra y refrescos a su antojo.

Los presos se encontraban en el patio en sus pocas horas de salida al día, Anthony estaba sentado en una banca fumando un cigarrillo, otro de los privilegios que había conseguido.

A la distancia Arthur en compañía de Thomas, lo observaban.

— Lo cumplió.

Comentó el albino quien portaba una gorra para cuidarse del sol ya que su piel era sensible.

— Te dije que sería alguien con influencias, nadie logra conseguir tanto en tan solo tres días, el lapso para tener todo es de una semana.

— ¿A qué crees que se dedique?

Preguntó el menor llevando ahora la mirada a su adverso, quien no apartaba la suya del pelirrojo.

— No lo sé pero una vez esté con nosotros, lo vamos a averiguar.

Dicho esto, el de la cicatriz se puso de pie y se encaminó hacia donde se encontraba el preso 4789. Thomas siguió a su mayor manteniendo cierta intriga sobre lo que se avecinaba.

— Arthur, Thomas. — Habló el pelirrojo una vez divisó al adverso llegar. — Siéntense

Palmeó la banca donde ambos chicos se sentaron sin ser detenidos por Ethan, este debía seguir resguardándolo, pero ahora ignoraría por completo sus platicas, sin involucrarse en nada.
Órdenes de su jefe Travis.

— No sé como lo conseguiste, pero cumpliste con lo que te pedí. — Comenzó el de piel más oscura. — Estás dentro.

Estiró su mano en dirección al pelirrojo, este no quiso tomarla, pero tenía que ganarse su confianza lo más pronto posible.

El asesino tomó la mano del mafioso y le dedicó una sonrisa perfectamente fingida.

— También obtuve algo más.

Arthur y Thomas miraron atentamente al chico esperando por aquello, ya que se notó que era algo que los beneficiaría a todos.

— Los Sábados a las siete de la noche nos van a permitir salir al patio, máximo cinco personas, incluyéndonos, solo habrá vigilancia en las puertas, pero tendremos campo libre para hablar a solas durante una hora, a las ocho tendremos que volver a nuestras celdas.

Arthur soltó una suave risa llena de sorpresa e incredulidad, ¿Cómo había conseguido algo así en tres días? El no había logrado eso ni en los cinco años que llevaba encerrado. Negó con la cabeza y mordió inconscientemente su labio inferior, en cierto modo estaba molesto, se había dado cuenta que ya no era el más influyente ahí. Pero ¿por qué Anthony prefería unirse a él en vez de intentar quitarle el puesto? después de todo iba a estar encerrado por veintidós años.

Pero al final no iba a desaprovechar aquello, podría tener más comodidades sin tanto esfuerzo.

— Serás mi mina de oro. — Comentó el de la cicatriz esbozando una sonrisa soberbia.

Por su lado el pelirrojo terminó su cigarrillo tirando la colilla al suelo para pisarla posteriormente. Giró su cabeza hacia el costado observando por aquella puerta del edificio al que no podían entrar, gracias a su perfecta vista notó como Leonard se encontraba asomado en la ventanilla, su mirada estaba puesta en el pelirrojo quien solo le guiñó el ojo.

Tras esto el oficial rápidamente se dio la vuelta y desapareció de su vista adentrándose en el edificio.


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Leonard se encontraba esperando a que Travis terminara de la junta que tenía. Le había hablado hace una hora pidiéndole que fuera a verlo ya que tenía ordenes importantes que darle.

— Gracias por todo señor espero esto haya quedado solucionado.

La mirada del guardia pelinegro se dirigió hacia la puerta de la oficina de su jefe y divisó como de esta había salido un hombre mayor con el cabello repleto de canas, portaba un traje que a simple vista se veia lo caro que era. Tenía un maletín en su mano izquierda y con la derecha le daba la mano al jefe de la cárcel despidiéndose.

En cuanto aquel canoso hombre se había ido, Leonard se aproximó a su jefe quien al verlo le dio el paso a su oficina.

Tras un par de segundos, ambos ya se encontraban sentados uno frente al otro.

— Te llamé aquí porque debo darte nuevas indicaciones sobre el preso Anthony Kaleth.

— ¿Pasó algo malo? — Preguntó intrigado

Travis negó con su cabeza y se recargó en el respaldo de su silla.

— El hombre que acaba de irse, no sé exactamente para quien trabaja, pero tiene influencia en la política. Es asesor de Anthony, vino ayer por la tarde para platicar conmigo a cerca de el preso 4789, mi padre manejaba negocios turbios dentro de aquí, dijo que en publicaría todo si no le daba privilegios al asesino.

— ¿Turbios? ¿te amenazaron?

El jefe no respondió aquella pregunta dándole una respuesta al chico frente a él, este soltó un largo suspiro y luego recordó que había visto a Anthony en el patio platicando cómodamente con un cigarrillo entre sus labios.

— Su trato va a mejorar, ya no es necesario utilizar las esposas, seguirás vigilándolo pero debes ignorar las conversaciones que tenga con otros presos, de igual forma tiene permiso de utilizar celular, aunque no deberá usarlo mucho, eso ya llegará a ser sancionado. Y los días sábados de siete a ocho podrá salir al patio y tendrá libertad de llevar a quien quiera, cuatro personas máximo.

— Tiene más privilegios que Arthur.

— Lo lamento Leonard, se que no te gusta infringir las leyes.

— Descuida, sé que no todo es justo.

Sin decir más se puso de pie realizando un saludo marcial y salió de aquella oficina dejando a Travis solo y en silencio. Este suspiró y llevo la mirada hacia su celular al haber escuchado una notificación.

Número privado: "Haz bien tu trabajo."

El de barba echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos, se sentía frustrado con todo lo que estaba ocurriendo. ¿Por cuanto tiempo tendría que hacer ese trabajo?

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29 de Mayo 2024

Tras Las Rejas Where stories live. Discover now